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Economía

Hacienda concentra las rebajas en el núcleo duro de sus votantes: las rentas entre 33.000 y 60.000 euros

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha presentado una reforma tributaria que en 2015 dejará la presión fiscal por IRPF mejor que en 2011. Sin embargo, con los datos facilitados, una vez se examina la letra pequeña, no parece ni que las ayudas a las familias sean tan elevadas ni que las rebajas se concentren tanto en las rentas bajas y medias. Más bien se adivina, en una apuesta al más puro estilo Arriola, un recorte algo más sustancial dirigido a las rentas comprendidas entre los 33.000 y los 60.000 euros, justo el núcleo duro de los votantes del PP más desencantados y que ahora hace falta traer de vuelta al redil.

Y, evidentemente, no hace falta decir que el tajo a los impuestos apenas será suficiente para compensar el medio centenar de alzas tributarias acometidas en los últimos dos años.

El Gobierno ha avanzado una rebaja del IRPF que alcanzará el 8 por ciento de media en 2015 según sus propios cálculos. Por una simple regla de tres, con una recaudación en torno a los 70.000 millones, el coste de la reforma en términos nominales brutos asciende al entorno de los 6.000 millones de euros en 2015. Una cifra que supera ligeramente el coste que tuvo la ocurrencia de los 400 euros de Zapatero y que por lo tanto bien podría repartirse a razón de unos 500 euros de media por contribuyente.

Sin embargo, Montoro se mostró bastante tímido a la hora de detallar la cantidad exacta de la rebaja. Tan sólo se remitió a los 2.300 millones de efecto neto sobre las cuentas de 2015 que se enviaron a Bruselas en el Plan de Estabilidad. ¿Cómo se explica entonces esa diferencia en las cifras?, ¿acaso la explicación quizás se halle en el hecho de que la Unión Europea está vigilando el impacto de esta reforma sobre un déficit público todavía desbocado? Por si acaso, el propio vicepresidente de la Comisión, el finlandés Olli Rehn, recordó que no se le había consultado sobre la reforma fiscal. Lo que traducido de la jerga bruselense sencillamente augura otro tirón de orejas para que el Gabinete de Rajoy adopte nuevas medidas con las que compensar esta caída de la recaudación, probablemente allá por noviembre, cuando tenga lugar el trámite parlamentario. De otra forma se antoja bastante difícil que el Gobierno consiga los 13.000 millones que necesita para cumplir con el objetivo de déficit de 2015, situado en el 4,2 por ciento del PIB.

Menos presión fiscal por IRPF

Si el recorte de impuestos asciende de media al 8,06 por ciento, entonces se puede calcular ‘ceteribus paribus’ cuánto va a caer la presión fiscal sobre el IRPF, que en el 2013 tocó máximos históricos al situarse en el 12,7 según los datos proporcionados por la Agencia Tributaria. De acuerdo con los números facilitados por el Ejecutivo, un 8,06 por ciento del 12,7 supone que la presión fiscal descenderá un 1,02 por ciento y rondará el 11,68 por ciento, un poco por debajo del 11,9 por ciento de presión fiscal sobre las rentas que había en 2011. O dicho de otro modo, siempre según las cifras dadas por el Gobierno, la presión impositiva por el IRPF va a disminuir respecto a la que dejó Zapatero en 2011, aunque no sea mucho y aunque no baste para compensar el medio centenar de alzas tributarias que se han acometido durante los últimos dos años.

En concreto, los 6.000 millones de disminución del IRPF en 2015 bien podrían compensar los 5.000 millones que se pueden haber recaudado de más gracias al recargo aprobado por Montoro al principio de la legislatura. Sin embargo, se quedan muy cortos de la larga lista de subidas de impuestos ingresadas entre 2012 y 2013: los 8.000 millones por el incremento del IVA y los casi 2.000 millones por aumentos en Impuestos Especiales según los datos de la Agencia Tributaria; los 3.500 millones por repuntes del IBI hasta 2012 de acuerdo con los números de la comisión de expertos de la reforma fiscal, o los 4.000 millones que las grandes empresas han adelantado en pagos fraccionados y que Hacienda no les devuelve en virtud de los datos de recaudación de Sociedades.

¿Y dónde se va a concentrar este recorte de impuestos? Este viernes el ministro Montoro y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría defendieron que el más beneficiado es un hogar con dos hijos y una sola renta de unos 24.000 euros. Con unas rentas inferiores a los 24.000 euros, el 72 por ciento de los declarantes obtendrá una rebaja media del 19,03 por ciento en 2015, sostiene el Ejecutivo.

Ahora bien, las ayudas a las familias se antojan mucho menos contundentes de lo que pudiera pensarse pese a la subida de los tipos mínimos (ver abajo las nuevas escalas). Éstos consisten en unas cantidades que se brindan por hijo o dependientes a cargo a las que se le aplica el tipo más bajo del impuesto. Esto es, para un mínimo de 2.400 euros que se concede por un hijo, al final se resta de la declaración el 20 por ciento de esta cifra, es decir, unos 480 euros frente a los 440 euros que brindaba Zapatero con un mínimo de 1.836 euros y un tipo mínimo del 24 por ciento. O sea, que con Rajoy por este concepto un solo hijo apenas conseguirá 40 euros más que con los socialistas. En el caso del segundo hijo, la diferencia ascenderá a los 51 euros, y así sucesivamente.

  

En cambio, las ayudas sí que parecen de un volumen mayor cuando se trata de familias numerosas a partir de 3 descendientes o con discapacitados a cargo. Para estos supuestos, se crea un impuesto negativo o subvención de unos 100 euros al mes igual a la que ya pueden disfrutar las madres que se incorporan al trabajo con vástagos menores de 3 años. Sólo que con estas características obviamente el número de beneficiarios es bastante más pequeño.

Un cambio de tipos electoralista

Por lo que respecta a la anunciada rebaja de tipos, a falta de más datos, todo apunta a que Hacienda ha orquestado un cambio de cromos que al final favorece, sobre todo, a las rentas que van desde los 33.000 a los 60.000 euros, precisamente ese segmento donde se encuentra el grueso de los votantes del PP que se quedaron en casa en las pasadas elecciones europeas y que han soportado buena parte de las alzas impositivas.

A continuación, les ofrecemos primero los tipos de 2011 con el recargo que les añadió Montoro nada más tomar el poder. Y luego se incluyen la nuevas tarifas que entrarán en vigor en 2015 y 2016. Las compararemos únicamente con las de 2015, porque a saber quién estará en la Moncloa en 2016 y con qué margen presupuestario podrá contar. El Impuesto de la Renta funciona por tramos de ingresos, aplicándole a cada corte un tipo cada vez mayor conforme crecen los tramos, de forma que los más ricos también tributan por los tipos más bajos en sus tramos inferiores de renta. Así, un contribuyente que gane 60.000 euros tributará en 2015 al 20 por ciento por el tramo hasta 12.450 euros, al 25 por ciento el por tramo entre 12.450 y 20.200 euros, y así sucesivamente.

LOS TIPOS ANTIGUOS:

LOS TIPOS ANUNCIADOS:

Tal y como se puede deducir de la comparación de las dos tablas, las rentas que oscilan entre los 12.450 euros y los 17.707 euros pagarán 0,25 puntos más que en 2014. Y si bien estas rentas ya suelen tributar muy poco, representan en torno a un 50 por ciento de las declaraciones. Para ellos no habrá un recorte de impuestos en ese tramo de rentas aunque sí lo haya habido antes en el tramo inferior a los 12.450 euros. Y eso se hace en contra de lo anunciado y por muy rentas bajas que sean. Y como además por esa franja también pasa el resto de declaraciones, pues entonces ese repunte lo abonarán todos. 

A continuación, en el tramo de rentas que computan entre los 17.707 euros y los 20.200 euros se rebajará el tipo en 5 puntos en 2015 sobre 2014, pero sólo en 3 respecto a lo que dejó Zapatero. En definitiva, en este segmento, aunque sólo sea de una extensión de unos 3.500 euros, sí que se puede afirmar que hay una reducción por la parte baja de la tabla y que ésta beneficiará tanto a estos niveles como a los más ricos, que como ya hemos explicado también tributan por una parte de sus ingresos a esos tipos.

Sin embargo, una nueva sorpresa que contradice el discurso oficial surge cuando se comprueba que entre los 22.200 y los 33.007 euros el tipo sube un 1 punto. Ahí otra vez nos topamos con un mordisco que busca compensar parte de la merma recaudatoria. No en vano, este tipo se aplicará ni más ni menos que sobre el 30 por ciento del total de las declaraciones, tal y como se puede apreciar en la distribución de las bases imponible difundida por la Agencia Tributaria con cifras de 2010.

 

Y a partir de ahí empieza una intensificación de la rebaja de impuestos, diseñada para recuperar votos. Acuciado por los malos resultados de los comicios europeos, el Ejecutivo ha apostado por concentrar la reducción de impuestos en el núcleo duro de sus votantes. Ése que cobra más de 33.000 euros pero menos de 60.000, que había soportado la parte del león de las alzas tributarias y que se había quedado en casa sin votar a otra opción, decepcionado por la gestión del Partido Popular.

Desde los 33.007 hasta los 35.200 euros, el tipo desciende 9 puntos sobre 2014 y 6 puntos con respecto a 2011. Para las bases que se comprenden entre los 35.200 y los 53.407 euros, la tasa se reducirá en un punto. Y de los 53.407 euros a los 60.000 euros, el tipo se recortará en 8 puntos respecto a 2014 y 4 puntos sobre 2011.

A todas luces, la rebaja de impuestos se ha concebido con un ojo puesto en la distribución de la base imponible recogida arriba. Si examinan con detenimiento dicho gráfico, este colectivo entre 33.000 y 60.000 euros abarca aproximadamente un 15 por ciento de los declarantes pero en cambio soporta una cantidad muy importante de la recaudación.

Por el contrario, las rentas superiores a los 60.000 euros representan un número muy bajo. Es decir, pocos votantes, razón por la cual la rebaja de impuestos ha sido bastante menor para ellos. En esta franja de 60.000 a 120.000 euros, los tipos seguirán igual que en 2014. Es más, incluso en 2016 no alcanzarán por dos puntos los tipos del 43 por ciento existentes con Zapatero en 2011.

Las bases imponibles comprendidas entre los 175.000 y los 300.000 también continuarán perdiendo respecto a 2011, pero al menos tendrán una reducción del tipo desde el 51 al 47 por ciento. Y en lo que se refiere a las rentas superiores a los 300.000 euros, el decremento resulta todavía mayor, del 52 al 47 por ciento.

Con motivo de las subidas primero de Zapatero y después de Montoro, una parte no pequeña de estas rentas escaparon, en muchas ocasiones acogiéndose al tipo de Sociedades colocado en el 30 por ciento y encima muy beneficiado por las deducciones de gastos.

Sin embargo, ni siquiera por ésas se acaba con los tipos considerados confiscatorios. La mala noticia estriba en que Montoro no se ha atrevido a tocar los recargos autonómicos, de manera que en Cataluña por ejemplo se continuará padeciendo un tipo marginal máximo del orden del 51 por ciento.

Así las cosas, el Gobierno ha diseñado una reforma en función de las necesidades electorales. Nada de peligrosas revoluciones. En definitiva, Montoro ha renunciado a atenerse a la hoja de ruta trazada por la comisión de expertos, que abogaba por una reordenación del sistema que consiguiese más ingresos pero a la vez fuese más favorable al crecimiento.

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