Los bancos rescatados cobran un 46% más a sus clientes que la banca sana por las gestiones diarias

La banca que ha recibido ayudas públicas cobra más a sus clientes que la banca sana por su día a día. La diferencia puede superar los 100 euros al año por las gestiones cotidianas como mantener una libreta de ahorro o hacer transferencias a otras entidades. Como media, los bancos nacionalizados cobran 356,39 euros al año a sus clientes frente a los 243,09 de la banca sana, según la comparación de las comisiones registradas ante el Banco de España realizada por la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros, (ADICAE).

El mantenimiento de una cuenta corriente resulta un 39% más caro en los bancos intervenidos (59,57 euros de comisión de mantenimiento en el caso de las entidades nacionalizadas frente a los 42,79 que cobran los bancos sanos) y el de una libreta de ahorro también registra una diferencia de unos 16,85 euros al año para un cliente con una actividad media (definida como quien pone al día su cuenta hasta cuatro veces al mes hace 5 transferencias al año y  saca dinero de los cajeros automáticos hasta 60 veces por ejercicio).

De igual modo, las transferencias bancarias resultan más caras si se hacen desde o entre entidades saneadas con dinero público. Según los cálculos de ADICAE, la diferencia es del 54% como media entre unas y otras entidades, lo que representa una diferencia de 10,65 euros al año en transferencias a cuentas de la misma entidad y de 6,39 euros entre cuentas de distintas marcas.

El análisis de entidades incluye a Liberbank, Caja3, CAM, Banco Novacaixagalicia, Catalunya Caixa, Bankia y Banco Mare Nostrum entre las entidades que han requerido dinero público y Santander, BBVA, La Caixa, Banco Pastor, Banco Popular, Ibercaja, Banco Sabadell, Bankinter, Unicaja y Kutxabank entre las entidades saneadas. 

Todas esas comisiones se han duplicado prácticamente con respecto a los niveles previos a la crisis, denuncia ADICAE que ha emitido un requerimiento al Gobierno reclamando lo que su Presidente, Manuel Pardos, describe como “una regulación justa de las comisiones bancarias, fuente de abusos generalizados”.