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Economía

Las importaciones de energía lastran las buenas cifras del sector exterior: récord pese al desplome del consumo

Una plataforma petrolífera.

El Gobierno ha presentado esta semana los mejores datos de déficit comercial desde la entrada en vigor del euro. Por fin, una buena noticia: el saldo negativo entre lo que España vende al exterior y lo que compra fuera se redujo el año pasado un 33,6%, hasta 30.757,4 millones de euros, por el incremento de las exportaciones (3,8%) y el descenso de las importaciones (2,85%), derivado de la atonía de la demanda interna. Pero en esos datos hay un gigantesco borrón de difícil solución, equivalente a más del 4% del PIB nacional: los 45.503,7 millones de euros a los que ascendió el déficit energético.

Con la demanda de energía en caída libre por la crisis, España ha destinado en 2012 más recursos que nunca a pagar su factura energética: casi 62.000 millones de euros en importaciones, un 11% más que en 2011 y el 24,4% del total de bienes adquiridos al exterior (es la principal partida). De esa cifra, un récord, 48.525 millones correspondieron a petróleo y derivados (un 11% más); 11.288 millones a gas (un 12,4% más) y 2.134 millones (un 10,3% más), a carbón y electricidad.

El déficit energético de 2012, esos más de 45.500 millones, es un 13,9% mayor que el de 2011 y también es un nuevo récord histórico, superior incluso al de 2008, cuando el boquete alcanzó los 44.487 millones de euros.

La razón, como explica Ángel Laborda, director de Coyuntura y Estadísticas de Funcas, está en la evolución de los precios del petróleo y en el tipo de cambio euro-dólar (el petróleo se negocia con la divisa estadounidense), que ha hecho que el barril de petróleo Brent (de referencia para Europa) se encareciera un 31,4% entre 2008 y 2012.

En 2008, cuando el crudo llegó a rozar los 150 dólares (aunque su cotización luego se desplomó) y con el euro en máximos, el barril costaba una media de 66,1 euros, frente a los 86,9 euros de 2012. Medido en dólares, el precio medio del Brent fue en 2012 de 111,68 dólares por barril, frente a los 110,91 dólares de 2011 y los 97,26 dólares de 2008.

Con los precios del crudo en los niveles de 2007, el déficit comercial "sería cero", dice Ángel Laborda 

La dependencia energética de España, sin apenas yacimientos de crudo y gas en producción (la producción nacional es ridícula) es, según Eurostat, del 76,4%, más de 22 puntos superior a la media de la UE 27.

En un país que importa más de tres cuartas partes de la energía que consume, "cuando sube el petróleo es como si te ponen un impuesto; es una renta que va directa a ese país", resume Laborda, que subraya que si los precios del crudo se hubieran mantenido en los niveles de 2007, el déficit comercial español, sencillamente, "sería cero". Y la cosa se agrava si va unida a un ajuste fiscal de caballo para tratar de cuadrar el déficit público.

El agujero en la balanza comercial española por efecto del petróleo y sus derivados podría ser aún mayor porque el consumo de energía en España se ha desplomado un 9,4% sólo entre 2008 y 2011 (no hay datos cerrados para 2012). Además, las renovables (una fuente autóctona) han ganado peso en el mix de generación eléctrica: el año pasado aportaron un 32% del total, 12 puntos más que en 2008. A un elevado coste, eso sí, el de las primas (con cargo al recibo de la luz), que han propiciado en parte otro agujero, el del déficit de tarifa (ya hay acumulados 27.000 millones, según la última estimación del ministro José Manuel Soria).

Hasta noviembre (último dato disponible), la demanda de productos petrolíferos en España retrocedió un 7,1%, según la Corporación de Reservas Estratégicas (Cores); en el conjunto de 2012, el consumo de combustibles de automoción, que ya está en niveles de los años 90, cayó un 6,3%; y la demanda eléctrica cayó en el año un 1,7%.

Ante este panorama, la receta del Gobierno para combatir la dependencia energética pasa, más que por potenciar el ahorro (el IDAE, el organismo responsable en esta materia, lleva más de un año al ralentí), por incentivar las prospecciones de crudo y extender la vida útil de las centrales nucleares “sin complejos”, como dice el ministro Soria.

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