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Economía

La Unión Europea espera tener solucionado el rescate de Chipre el próximo martes

Bruselas prevé que haya una reunión de emergencia este fin de semana y que el rescate de Chipre esté resuelto para la línea roja del martes, día en el que los bancos chipriotas abrirán de nuevo sus puertas, según afirman fuentes del Gobierno español.

Máxime después de que el BCE haya dado el ultimátum de que este martes cerrará el grifo de la liquidez a estas entidades, provocando la quiebra de todo el sistema financiero de la isla mediterránea.

Tras haber lanzado un descomunal órdago a la UE y sostener que estaba dispuesta a negociar con Moscú y abandonar el euro, Nicosia no tendrá más remedio que desistir de sus flirteos con los rusos y regresar al hogar, dulce hogar europeo.

Tranquilidad en Bruselas

Los mandatarios del Viejo Continente se muestran muy seguros de que no pueden perder este envite. ¿Por qué? Muy fácil, el rescate europeo implica una quita a los depósitos cercana al 20 por ciento. Pero si el BCE retira a los bancos chipriotas una línea de asistencia que ahora ronda los 9.000 millones, estas entidades quebrarían y el país se vería expulsado de la moneda única al tener que imprimir sus propios billetes para apuntalar el sistema financiero, lo que a su vez echaría a los chipriotas en brazos de los rusos y podría conllevar una quita incluso mayor, del entorno del 70 por ciento según los cálculos de Bruselas.

Por eso, los europeos creen que los líderes chipriotas volverán al redil con la cola entre las piernas en cuanto terminen el teatro con el Kremlin y hagan números. Según fuentes del Gobierno español, ya está previsto en la agenda que el viernes o el sábado haya una convocatoria de urgencia del Eurogrupo para finiquitar los términos del rescate antes del martes.

¿Por qué no hacer como Islandia?

La situación de Chipre se asemejaba bastante a la de Islandia. Una banca de un país pequeño que había crecido hasta ocho veces el PIB al acoger fondos extranjeros en masa. Y en el caso de los islandeses, la solución que aplicaron fue sencilla y de una lógica demoledora: antes que sacrificar al ciudadano corriente, que pierdan sus ahorros los británicos y demás foráneos que se arriesgaron a poner el dinero fuera y cobraron por ello tipos exorbitantes. En Reikiavic la quita se impuso sobre los impositores extranjeros.

En principio, la solución para Nicosia podía haber sido muy similar. Pero hete aquí que los rusos son los principales depositantes extranjeros y no han permitido que esto suceda. Un país como Rusia, que tiene su empresariado orquestado a golpe de guerras mafiosas auspiciadas por el Estado, no podía ceder. El chantaje moscovita ha sido evidente. Y Chipre no se ha atrevido.

Más deuda, imposible

Con esta vía bloqueada, los bonistas eran muy pocos y sólo quedaba repartir el sufrimiento entre los ciudadanos de Chipre. Salvo que si se hubiese adoptado un formato de ayuda igual al español, el Estado chipriota se habría tragado toda la inyección a la banca y la deuda pública habría ascendido hasta el 175 por ciento del PIB, un nivel insostenible y que habría condenado a la isla a quitas generalizadas y recortes salvajes en el sistema de bienestar. Durante las conversaciones, el FMI insistió mucho en que la deuda no podía superar el 120 por ciento del PIB.

Tras numerosas idas y venidas, el Eurogrupo sólo logró recabar 10.000 millones para el salvamento, en parte porque Chipre se había convertido en ‘la Suiza de los rusos’ y se antojaba un escándalo rescatar a blanqueadores de dinero premiados con extratipos; en parte porque los germanos consideraban que el préstamo nunca se recobraría de forma íntegra. Al final, se determinó que Nicosia tendría que aportar de su bolsillo los fondos restantes.

La gallina de los huevos de oro

Sólo que su presidente, Nikos Anastasiadis, no quería matar la gallina de los huevos de oro que constituye su plaza financiera, por lo que se negó a imponer la tasa únicamente sobre los depósitos mayores de 100.000 euros. Y con el consentimiento de Alemania, extendió el impuestazo a todos los impositores, fuesen o no extranjeros, tuviesen más o menos de 100.000 euros.

Miedo al pánico

Sin embargo, muy preocupados por si se propiciaba un pánico bancario, el BCE y varios países como España siguieron peleando porque el castigo no se infligiese sobre los depositantes de menos de 100.000 euros, la cantidad siempre garantizada desde el inicio de la crisis. En un primer momento, los chipriotas acabaron cediendo… para luego desdecirse, rehusarlo e irse a coquetear con Moscú, en un órdago al más puro estilo griego.

Otra vez Supermario

Así que el BCE ha vuelto a tomar las riendas en una crisis europea, reemplazando la falta de voluntad de los líderes políticos. Draghi se ha puesto duro, ha amenazado con retirar la respiración asistida a las entidades y así empuja a los chipriotas a volver a la mesa de negociaciones. ¿Problema resuelto?    

Por su tamaño, Chipre no importa tanto. El problema consiste en que se vuelven a retratar las reticencias de Berlín y los tortuosos procesos de decisión en Europa. Bajo el ya manido lema de que se trata de un supuesto único, se ha asistido de nuevo a un dantesco espectáculo, en el que se ha puesto en duda la voluntad para culminar la unión bancaria y corregir todas las costuras rotas de la zona euro.

No mencionarás al depositante en vano  

Por si esto no fuera ya de por sí preocupante, encima se ha alterado la prelación clásica de asunción de pérdidas, por la que primero van los accionistas, luego los preferentistas y, a renglón seguido, los bonistas. Han sembrado dudas sobre los depositantes en vano, y eso puede desestabilizar otra vez a los países de la periferia en futuras turbulencias.

Sólo nos queda el consuelo de que el bazuca de Draghi continúa intimidando y de que al menos España se encuentra entre las economías demasiado grandes como para dejarlas caer. Ya hemos comprobado que hacen en la UE con el resto.

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