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Economía

Sorpresa ante el mensaje político de S&P con Cataluña, llamándola al orden estatal

Hay que dejar de tragar
Manifestación independentista en la Diada de 2011.

Justo unas horas después de que el economista Xavier Sala i Martí dijera que “el rescate a Cataluña da la razón a los independentistas”, la agencia de calificación crediticia Standard & Poor´s retiraba el grado de inversión a Cataluña, colocándola en bono basura, junto a Valencia, Murcia o Castilla-La Mancha, según diversas calificaciones existentes. Meses antes, Moody´s ya había hecho lo propio con la región catalana. Hasta ahí, podría ser todo normal, pero S&P justifica su decisión no por la posibilidad de impago de la región, sino “por las tensiones que va a tener con el Gobierno central”, tal como enuncia en el titular del informe. Un análisis político inédito hasta la fecha en la entidad que ha sorprendido enormemente entre los analistas. La agencia le viene a decir a Cataluña que no tense más la cuerda, porque la cosa irá a peor y además es un gesto insolidario.

 “Cataluña le ha pedido al estado que cambie el marco financiero de relaciones bajo el que opera actualmente”, dice el informe en español, es decir, reclama el pacto fiscal. Esto “creará tensiones con el Gobierno, del que la Comunidad depende crucialmente para acceder a la liquidez, al menos este año y el que viene”. La región que preside Artur Mas pide el dinero al Fondo de Rescate para hacer frente a los vencimientos de sus bonos patrióticos, lo que no deja de ser paradójico.  

Agunos expertos recuerdan que Cataluña tiene una prima de riesgo elevada con España desde hace tiempo y no tiene acceso ya a los mercados.  

La metodología de Standard & Poor´s incluye muchos aspectos "pero en este caso ha pesado claramente el score político que también se aplica con este tipo de emisores públicos", dice un miembro de una agencia de rating. Un criterio con un componente subjetivo.

La rebaja de calificación llega porque “el perfil crediticio de Cataluña empeorará si las tensiones políticas con el Gobierno central se incrementan”. Merece la pena leer detenidamente la nota de la agencia, en la que denuncia, de manera no demasiado sibilina, un comportamiento insolidario de la Comunidad. “En el caso de que Cataluña lograra incrementar su participación en los ingresos nacionales (y dado que, debido a la recesión económica, estos ingresos se están contrayendo o estancando), los potenciales beneficios de la región irían en detrimento de otras regiones u otros niveles de gobierno”.

Un lenguaje político que podría haber dictado el propio Ejecutivo pero que soprende en el caso de la agencia, que suele publicar notas que se limitan a valorar cifras de deuda y establecer sostenibilidad de pagos futuros. Un economista con presencia habitual en medios pero que para este asunto prefiere no dar su nombre, indica que “resulta sorprendente el mensaje político de S&P, que en su titular incluye una cuestión tan polémica como esta. Esto dará argumentos a los dos bandos: a los que le dirán a Cataluña que se ajuste el cinturón, sea solidaria realmente y deje de echar balones fuera pero también a los que argumentarán que si fueran independientes no les habría pasado esto”.

No falta quien ha argumentado que a Cataluña le pesa la marca España, como han reconocido en el pasado las grandes compañías del Ibex. Aunque en este sentido, conviene recordar que estas corporaciones se han agrupado en torno a organizaciones como el Consejo Consultivo de la Competitividad, para intentar mejorar la imagen de la ecomomía española.

¿Riesgo España?

Desde el think tank Sintetia, indican que “Cataluña no está sufriendo peores condiciones por el riesgo de “España; más bien los mercados están descontando un mayor riesgo de la Comunidad Autónoma que del propio Estado. Podemos así decir que Cataluña tiene cerca de un 50% de riesgo España, siendo el resto explicado sólo por riesgo intrínseco catalán”. La zona tiene una prima de riesgo elevada con España desde tiempos inmemoriales y, tal como ha reconocido el ministro Luis de Guindos, no tiene acceso a los mercados, como no lo tiene ninguna CC AA española.  

El asunto es muy complejo y tiene una enorme sensibilidad social en toda España, aunque hay que añadir la enorme cuota de agravio histórico que añaden los políticos nacionalistas, que dejan de lado factores como que el Estado ya ha adelantado 10.000 millones de euros a Cataluña en lo que va de año, o que, mientras Cataluña quiere un estatus similar al cupo vasco, en la Eurozona se está trabajando en sentido contrario, es decir, en unidad bancaria y fiscal. Sabido es que en Bruselas ven con muy malos ojos la heterogeneidad tributaria que reina en España.

Pero la eurozona camina en una única dirección, que es la de la unidad en materia de impuestos, según palabras de, entre otros, Mario Draghi, Ángela Merkel o Mariano Rajoy. Una división de posturas que parece augurar un choque de trenes entre los que insisten en la Europa de los pueblos frente a los que defienden más moneda únioca a cambio de cesión de soberanía. 

Los políticos, tan desconocedores habitualmente de los mercados financieros, no deberían presionar ahora con cuestiones territoriales. El propio Reino de España no está demasiado lejos del bono basura, mientras las empresas punteras del Ibex no bancarias mantienen in extremis el grado de inversión. 

Ahora, se trata de recuperar acceso a la financiación. Ni siquiera España la va a recuperar sin ayudas externas, por lo tanto, las regiones, tan dependientes ahora de la liquidez del estado no deberían echar pulsos estatales ya que irían claramente en su contra. 

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