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Economía

Así fue la Junta de Bankia: 3 horas de quejas, insultos, un ejército de seguridad y preferentistas aislados a través del plasma

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.

No hubo una imagen que sobresaliera sobre el resto. "Este año no me desnudo, tranquilos", aseguró el mismo accionista que el año pasado se quedó en calzoncillos para solicitar la devolución de su inversión en preferentes. Ni tampoco una queja con un fondo diferente a las demás. "Queremos que nos devuelvan nuestro dinero". Un total de 60 accionistas se lo reclamaron a la cúpula de Bankia con un amplio abanico de vocablos. Desde el insulto hasta disertaciones filosóficas sobre el sentido de la vida concentradas en 3 minutos. El tiempo límite impuesto por Bankia para el desahogo de sus accionistas. Pocos consiguieron hablar más allá de esos 180 segundos fiscalizados por Miguel Crespo, secretario del consejo. El control fue estricto. A los dos minutos de intervención, primera advertencia al accionista. A los 2:30 minutos, segundo aviso. Treinta segundos más tarde, micrófono en 'off'.

El control del tiempo de las intervenciones fue tan severo como el enorme despliegue policial en los alrededores del Palacio de Congresos de Valencia, preludio del ejército de vigilantes de seguridad colocados en su interior. La experiencia del año anterior, la maratoniana Junta de casi siete horas, con decenas de preferentistas 'incontrolados' en la sala y sus alrededores, incitaba a tomar medidas para que no se repitiera. "No veo bien que haya tanta policía porque aquí sólo venimos accionistas", reprochó una de ellas. "Cuando he entrado me creía en Crimea porque había más gente de seguridad que los propios afectados", señalaba otra accionista.

No en vano, un grupo de vigilantes privados controlaban el acceso de cada entrada a la sala donde se celebró la Junta. Un escenario salpicado de trabajadores de la entidad, según denunciaron muchos accionistas en sus intervenciones, que llenaban muchos de los asientos reservados para los accionistas de verdad. "Les vengo a reclamar mi dinero puesto que el director de mi oficina, que está ahí delante, no quiere devolvérmelo", aseguró otra accionista. "Han llenado la sala de empleados para que sólo haya dos filas para quienes venimos aquí a reclamar", criticaba otro. "Esta sala es una farsa, se supone que aquí tienen que entrar los intervinientes, pero apenas nos han dejado dos míseras filas al final. Esto es un teatro, una farsa. El Consejo debería pedir su dimisión inmediata por esta farsa. No nos han llegado las tarjetas para poder intervenir", recalcaba un representante de Adicae, una asociación de afectados por los productos bancarios.

Otro accionista se quejaba de que los "verdaderos afectados por la estafa (de las preferentes) estén en otra sala para no molestar". Contigua a la sala donde se celebró la Junta de accionistas, la entidad habilitó otro espacio donde un pequeño grupo de preferentistas siguió el discurso de Goirigolzarri -"una farfolla metafísica", según un accionista- y las intervenciones por una pantalla. "Para verles en la tele, les veo en el telediario", aseguró otro accionista que pudo eludir la sala del plasma al solicitar la palabra.

El turno de los accionistas se inició a las 12:58, casi una hora después del inicio de la asamblea. Una riada de historias humanas que, en una amplia mayoría, relataron cómo se esfumaron los ahorros de toda una vida tras una inversión en preferentes, deuda subordinada o las acciones de la salida a Bolsa en 2011. "Donde está la humanidad de la gente que vendió preferentes. ¿Por qué no condena la etapa de Rato?", se preguntaba otro accionista. "¡Porque somos amiguitos!", se contestaba. ¿Por qué no hace un arbitraje universal?. Usted de confianza no tiene nada. Son corresponsables de lo que hicieron los anteriores", espetó otro accionista.

"El juez de ahí arriba el último día les juzgará a ustedes", recalcó otro. "Espero verles algún día en la cárcel", solicitó otra afectada. "Son como Alí Babá y los 40 ladrones", manifestó otro. "No eres señor ni don, sino un ladrón más", se dirigió otra accionista a Goirigolzarri. "En Italia no me ha robado la mafia, pero en España me ha robado lo que aquí se llama chorizo", señaló un accionista de Bankia de origen transalpino.

Incluso hubo varias llamadas a la insumisión financiera hacia Bankia. "Todos tenemos que llevarnos el dinero, es un gesto que tenemos que hacer todos", dijo una señora que había comprado 9.000 euros en la OPV. "Muchos jubilados nos estamos llevando nuestras pagas de la entidad. Se están quedando sin clientes", expresó un accionista pensionista.

En casi tres horas de horas de turnos de palabras, apenas hubo dos intervenciones amables para el consejo de la entidad, curiosamente de los representantes de los sindicatos ACCAM y SATE. María Fuencisla Herranz Ruiz, sindicalista de éste último, citó incluso un artículo de 'The New York Times' que explicaba el cambio de percepción de España gracias al cambio de la imagen de Bankia. "Es justo reconocer que el cambio de Bankia es por el nuevo equipo de gestión. No sólo nos debe de importar las cifras sino la forma de lograrlas", esgrimió Ángel Bartolomé, portavoz de ACCAM en la Junta.

Ante la avalancha de críticas por las pérdidas de las preferentes y deuda subordinada, Goirigolzarri contestó con cifras y un guiño hacia los afectados. "La solución que se dio al canje de las preferentes y deuda subordinada no fue la que pedíamos, ni la que hubiéramos querido. La alternativa a negarse era que no se ampliase capital, y los híbridos, entonces, no es que no valieran poco, sino que no hubieran valido nada".

El banquero vasco se parapetó en las cifras para confirmar que la vía del arbitraje ha resultado favorable para los afectados. Bankia recibió 182.942 solicitudes de arbitraje, de las que KPMG ha decidido aprobar un total de 137.476, el 75% de las peticiones. El 93,5% de las personas que fueron al arbitraje en el canje de 2012 han tenido un resultado positivo. Los que no acudieron y tomaron acciones pues también han recuperado gran parte de su inversión. Mientras, el 42% de los poseedores de híbridos tienen una rentabilidad positiva, podrían vender sus acciones con plusvalías. "El año pasado aconsejé acudir al arbitraje y este año las cifras confirman que ha sido una buena opción", manifestó Goirigolzarri, que este año animó a todos los afectados que aún no hayan acudido al canje a vender sus acciones frente a la opción de acudir a la vía judicial. No en vano, el consejo supone la mejor opción para la entidad. Bankia cuenta con una bolsa de 230 millones para satisfacer las sentencias judiciales contrarias. En caso de que las condenas superen esa cantidad será BFA quien asuma el pago.

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