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Economía

El Bundesbank manda: Draghi echa un jarro de agua fría a las ayudas a pymes

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, durante la rueda de prensa de este jueves.

Por más que Mario Draghi y una parte del consejo del BCE estuviesen a favor de conceder facilidades para el crédito a las pymes, el Bundesbank manda. Tal y como adelantó Vozpópuli, el presidente italiano del banco central no quiere arriesgarse a incendiar aún más a la opinión pública germana justo antes de un examen crucial: el constitucional teutón todavía ha de pronunciarse sobre la legalidad del programa del BCE de compra de deuda de Estados, también conocida por sus siglas en inglés como OMT.

El halcón y presidente del Bundesbank, Jens Wiedmann, ha impuesto su visión: si hay un problema de crédito es porque la banca no está sana y hay que inspeccionarla y recapitalizarla. Nada más, así que Draghi ha aparcado cualquier plan para aceptar préstamos de pymes como garantías para dar liquidez a los bancos, cualquier idea sobre titulizaciones de créditos a empresas, o incluso de establecer tipos negativos para los depósitos que dejan los bancos en el BCE, obligándoles así a prestarlos en vez de dejarlos en el banco central.

A pesar de que el crecimiento se posterga en Europa según las propias previsiones del BCE, Draghi explicó que este tipo de medidas sólo se considerarían para aplicarlas a medio y largo plazo. Un jarro de agua fría para las aspiraciones de Rajoy de que el BCE se salte un poco la ortodoxia y acabe con la fragmentación del mercado entre norte y sur. Unas diferencias reflejadas incluso en estudios del BCE que afirman que los intereses que abonan las pymes en España rondan el 5 por ciento, mientras que las alemanas sólo pagan un 3.  

El Gobierno español espera que estas restricciones puedan levantarse en cuanto el alto tribunal germano despeje las dudas sobre la legalidad de la OMT. Sin embargo, los alemanes se han mostrado muy reacios a este tipo de iniciativas. Entretanto, el Gabinete de Rajoy concentra sus esfuerzos en conseguir más fondos para el empleo juvenil y en intentar que el Banco Europeo de Inversiones se apalanque para conceder crédito a los sectores productivos de la periferia europea.

Las palabras de Draghi volvieron a manipular la prima de riesgo española, que se disparó por encima de los 300 puntos. La rentabilidad del bono a diez años se elevó en más de 20 puntos en cuestión de segundos. Para colmo, el presidente del BCE dio otro toque de atención a Rajoy al criticar que se subiesen impuestos sin bajar el gasto improductivo porque era lo fácil.

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