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Economía

Los países con mayor prima de riesgo hacen más la vista gorda a las refinanciaciones de la banca

El informe del BCE apunta a los incentivos perversos de las autoridades para permitir que la banca actuara como un zombi.

¿Qué diseño institucional y qué incentivos provocaron las refinanciaciones de deudas incobrables que acabaron por generar una banca zombi en países como España durante la crisis financiera europea? A pesar de que el relato más convencional de esta crisis apunta a que fueron precisamente estos bancos en problemas los que acabaron por afectar a las finanzas públicas, un reciente informe publicado por el Banco Central Europeo (BCE) llega a unas conclusiones distintas.

Lo que defienden estos investigadores del organismo que preside Mario Draghi es que buena parte de la responsabilidad de que efectivamente existiera una banca zombi incapaz de hacer casi otra cosa que dar patadas adelante a sus créditos incobrables es de los gobiernos con problemas en sus cuentas públicas y con bancos zombis. En concreto, el problema se centra en el déficit y en el riesgo país asociado a su deuda soberana.

"Si la prima de riesgo de un país es excesivamente alta, el Estado no puede apoyar de forma efectiva a sus bancos", dice el BCE

"Si la prima de riesgo de un país es excesivamente alta, el Estado no puede apoyar de forma efectiva a sus bancos que necesiten ser recapitalizados, por lo que los supervisores bancarios de esos países pueden tener el incentivo de permitir a las entidades ocultar pérdidas y continuar operando como bancos zombis, en la medida de que los propios estados no pueden rescatarlos ni permitir una insolvencia descontrolada", concluyen los autores.

Es decir, que ante un problema de déficit público y de prima de riesgo altos las autoridades, lejos de tener un incentivo para solucionar el problema, lo tendrían para posponerlo, facilitando y haciendo la vista gorda respecto a las refinanciaciones de créditos que en realidad son insolventes.

Unión bancaria como solución

La cercanía entre autoridades políticas, supervisores, bancos y ciclo electoral han supuesto en crisis financieras como la española un incentivo perverso para no abordar las soluciones hasta que las potencias mundiales obligaron al Gobierno de España a aceptar lo inevitable. Pero este caso no ha sido el único, ya que esta misma dinámica se ha desarrollado en los países con dificultades en sus sistemas financieros.

Precisamente para evitar estos círculos viciosos y estos incentivos perversos, el BCE y las autoridades europeas están apostando de forma decidida por la conocida como unión bancaria. Un proceso que no solo supone una homologación de los estándares bancarios a nivel europeo, sino sobre todo una supervisión única, de forma que cree una distancia que haga más difícil el conflicto de intereses.

La armonización de estándares de supervisión y trato a las entidades, así como su localización geográfica en un solo lugar (alejando a supervisores de autoridades nacionales) permitirá separar de una forma más efectiva a los distintos actores implicados en la estabilidad y solvencia del sistema financiero. Al menos esta es la idea con la que se aborda el proyecto de unión bancaria.

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