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Economía

Cuenta atrás para las elecciones: los municipios logran 4.000 millones de superávit pero sólo reducen 449 de deuda

Los ayuntamientos esperan alcanzar un superávit del orden de los 4.000 millones en el conjunto de 2013, según las cifras barajadas por la Federación Española de Municipios y Provincias. Sin embargo, sólo han reducido su deuda al cierre de 2013 en 449 millones, desde los 41.939 millones a los 41.490 millones de euros. ¿Qué ha pasado con todos esos fondos? ¿Por qué no se ha rebajado la deuda en la misma proporción que el déficit? ¿Acaso hay trampa escondida?

Los datos del Banco de España sólo recogen la deuda financiera a medio y largo plazo. Pero no contemplan las deudas comerciales, es decir, aquellas que tienen los municipios con los proveedores o que representan préstamos a corto, se utilizan para salvar diferencias de tesorería y, por ende, han de saldarse en menos de un año.

Y ello significa que pese al plan de pago a proveedores, las corporaciones locales todavía tienen acumuladas deudas con sus suministradores. Aunque éstas han disminuido sustancialmente. De acuerdo con los números que maneja la federación de autónomos ATA, la deuda de los ayuntamientos con autónomos ha descendido desde los 4.811 millones en febrero de 2013 a los 2.422 millones en febrero de 2014. El presidente de ATA, Lorenzo Amor, destaca que los consistorios han logrado acortar en 63 días los plazos de pago, desde los 161 a los 98 días.

Pensando en las urnas

Sin embargo, ésta es sólo una parte de la historia. La otra tiene mucho que ver con las elecciones que se avecinan en mayo de 2015. De ordinario, los superávits generados se convierten en remanentes financieros, que se pueden destinar a financiar circulante, amortizar deuda, un depósito bancario o títulos financieros. Pero no se pueden emplear para gastarlos al año siguiente.

Sólo que Hacienda permitió a los ayuntamientos que cumpliesen con el déficit cero que como premio pudieran usar una parte de ese superávit para financiar inversión siempre que fuese sostenible financieramente en el tiempo y que se justificase con una memoria económica. De modo que, aunque sigan teniendo que cumplir con el déficit cero, ello implica que tendrán financiación con la que poder gastar y, por lo tanto, muy probablemente este año y el que viene apurarán todo lo que puedan sus cuentas para poder dar alguna alegría presupuestaria a sus votantes.

O dicho de otro modo, en 2013 los municipios han cogido por un lado liquidez con la que financiar próximos gastos. Y por otro, han generado un superávit que en la medida en que sea estructural les reportará cierto margen este año y el que viene para poder gastar de nuevo con la vista puesta en la cita electoral de mayo de 2015. O sea, otra vez a gastar, lo cual también tiene repercusiones para las cuentas de Montoro, que no podrá contar con ese superávit y, por lo tanto, lo tendrá algo más difícil para cumplir con su objetivo de déficit tanto en 2014 como en 2015.

¿Y en qué podrán gastar ese margen los municipios? Según el Real Decreto-Ley 2/2014 recogido por la FEMP, en programas presupuestarios de saneamiento, abastecimiento y distribución de aguas; recogida, eliminación y tratamiento de residuos; alumbrado público; protección y mejora del medio ambiente; mejora de las estructuras agropecuarias y de los sistemas productivos; industria; energía; comercio; ordenación y promoción turística; promoción, mantenimiento y desarrollo del transporte; infraestructuras del transporte; recursos hidráulicos; investigación científica, técnica y aplicada; sociedad de la información y gestión del conocimiento.

De algo tenía que valer el ser la única Administración que haya recortado deuda, aunque sea tan poco. Las corporaciones locales han podido ajustar sus plantillas con más facilidad, han podido aplicar tasas allá donde lo precisasen, han sido capaces de recortar más servicios y han sido más controladas que las CCAA al limitárseles tanto los salarios como la capacidad para contratar en la Ley de Reforma Local. Además, aunque hayan perdido sus ingresos por el suelo, la recaudación por IBI o Circulación ha sido bastante más estable que por ejemplo el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales que pertenece a las Comunidades, amén de haberlos podido subir. Y quizás en esto último radica la gran crítica a toda esta operación: ¿no tendrían que bajar impuestos y amortizar deuda en lugar de gastar en algo que suena a los planes E por mucho que Hacienda ponga controles y asegure que serán inversiones que revertirán luego en la economía?

De hecho la propia FEMP recoge que, aunque con un límite de 10 millones de euros a partir del cual lo tendrá que autorizar Hacienda, estos gastos podrán tener reflejo presupuestario en otros grupos de los siguientes programas: ordenación del tráfico y del estacionamiento; vías públicas; parques y jardines; protección del Patrimonio Histórico-Artístico; carreteras; caminos vecinos y gestión del patrimonio (aplicadas a la rehabilitación y reparación de infraestructuras e inmuebles propiedad de la Entidad Local afectos al servicio público). En fin, como hemos apuntado, esto sí que suena más a los planes E.

De todos los ayuntamientos que se han ajustado, el caso más señalado puede ser el de Madrid, que del total nacional de 4.000 millones de superávit podría haber obtenido unos 800 millones. De hecho, es el ayuntamiento que ha protagonizado casi todo el recorte de la deuda financiera recogida en el Banco de España, 394 millones de los 449 millones aminorados. Si bien el consistorio sigue ostentando el dudoso honor de ser el municipio que carga con más deuda, unos 7.036 millones, muy por encima de los 1.110 millones de Barcelona.

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