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Economía

Hollande pide que el fondo de rescate tenga licencia para prestar sin límite

Reunión de Consejo Europeo del pasado mes de mayo

Europa no sabe tocar de oído. La combinación de una moneda, 17 países y por lo menos 18 debates distintos causa una cacofonía que asusta… sobre todo a los mercados. Una vez constatado que el rescate a España chirría, el presidente francés Hollande ha vuelto a armar ruido en la UE poniendo sobre la mesa los eurobonos y la posibilidad de que los fondos de rescate entren directamente en los bancos. Pero su propuesta más revolucionaria consiste en que el fondo de rescate europeo adquiriera una licencia bancaria para poder endeudarse en el BCE multiplicando su músculo financiero. De este modo, el cortafuegos para proteger a la periferia aumentaría su tamaño drásticamente justo antes de las elecciones griegas. Y esto lo quiere hacer sin ceder soberanía fiscal a los alemanes. A su vez, Rajoy ha reclamado en una carta a Barroso y Van Rompuy el uso del BCE con el fin de estabilizar los mercados.

Sin embargo, Merkel continúa reticente a bailar al son de los mercados y no le gusta una iniciativa que suena a imprimir billetes y por tanto crear inflación. Ha explicado a los socialistas germanos que no habrá aún eurobonos o nada parecido, por mucho que éstos pidan ahora un fondo que absorba toda la deuda de los países por encima del 60 por ciento y la amortice en 25 años, el llamado fondo de mutualización. En el próximo Consejo Europeo del 28 y 29 de junio, la canciller está dispuesta a hacer concesiones al crecimiento y la inversión. También apoyará la unión bancaria, pero no quiere oír hablar de la integración fiscal. Antes exigirá en ese Consejo que se apruebe una gobernanza europea que le garantice que todos los países desfilarán al compás de sus políticas de ajuste.

Al mismo tiempo, el Gobierno de Rajoy enviaba ayer a Bruselas a su secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, para negociar a la desesperada contra los elementos. Su misión consistía en lograr que fuese el fondo temporal (el Fondo de Estabilización Financiera Europea), y no el permanente (el Mecanismo Europeo de Estabilización), el que inyecte el dinero de la línea de crédito a los bancos. La razón estriba en que el mecanismo permanente que entra en vigor en julio se pone el primero en la cola a la hora de cobrar, y eso preocupa mucho a unos inversores que ya han encajado quitas en Grecia. Sin embargo, la opción del fondo temporal no está libre de inconvenientes. Si es éste el que nos acaba prestando, funciona mediante unos avales que depositan los países para respaldar unas emisiones de bonos con las que se recaba el dinero de los préstamos. Y dado el desconcierto existente en los mercados, se antoja difícil que esas emisiones vayan a salir baratas y por lo tanto logremos unos intereses bajos. Incluso el tipo que abona Alemania por la deuda ha subido en los dos últimos días.

Por otro lado, la prima de riesgo italiana también ha tocado máximos y el primer ministro Mario Monti está siendo presionado para que acelere las reformas entre titulares que anuncian a bombo y platillo su rescate. En Grecia, todos los partidos quieren renegociar la ayuda para que el salvamento heleno sea igual que el español. Obama, Lagarde, Roubini, Krugman, Stiglitz, el Bundesbank, el BCE, la Comisión, el Eurogrupo, el FT, el Wall Street Journal, Reuters y Bloomberg… Nadie se reprime y todos alzan su voz en el debate europeo. Y se observa otro agravante en este caos: tal y como señala el economista argentino Luis Secco, en las crisis de los países emergentes los gobiernos suelen tener un discurso en casa y otro de cara al exterior, y precisamente esa ausencia de discurso único elimina la credibilidad y los condena ante los mercados. ¿Les suena? Las esperanzas de llegar a un acuerdo que disipen las dudas sobre el euro se desvanecen en esta jaula de grillos.   

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