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Vettel responde a las provocaciones enseñando su dedo en Bahréin

La madurez exhibida por Vettel en Shakir es un problema serio para Fernando Alonso. El tricampeón del mundo alemán parece controlar las presiones externas que antes le afectaban más de la cuenta y, lo más preocupante, ha demostrado que es capaz de transformarlas en agresividad y maestría al volante. Por eso subió a lo más alto del podio de Bahréin por delante de los dos Lotus: Raikkonen y Grosjean.

Alonso: "No hay duda de que ha sido una cuestión de mala suerte, lo que ocurrió en Malaisia podía ser más discutible, pero que se rompa el DRS está claro que es sólo mala suerte”

Las duras críticas de Mark Webber -su compañero de Red Bull- y de medio mundo contra Sebastian por no respetar las órdenes de equipo en Malasia, la polémica cena del australiano con Alonso en Dubai... Vettel se olvidó de todo eso en cuanto se apagó el semáforo rojo. O no. Igual lo tenía en mente y por eso pisó el acelerador con un ímpetu especial.

El germano partía segundo, por detrás de Rosberg y con Alonso al acecho. EL español no dudó. Salía por la zona limpia de la pista y se fue a por Vettel. Le adelantó, pero este, lejos de rendirse, se revolvió y mostrando una combatividad poco habitual -quizás porque no la ha necesitado casi nunca- recuperó de forma inmediata la segunda posición y atacó a Rosberg, primero en la parrilla.

Vettel: "El ritmo ha sido increíble, no lo esperábamos pero al final hemos controlado todo"

Vettel se deshizo de su paisano de Mercedes sin despeinarse y se colocó en cabeza, donde más cómodo se halla. Alonso hizo lo propio, adelantó a Rosberg y los espectadores soñaron con una batalla entre los grandes favoritos al título. No pudo ser. El Ferrari del asturiano sufrió una avería en el alerón trasero -el DRS se quedó abierto y bloqueado-, y Alonso tuvo que entrar a bajarlo dos veces consecutivas, en la octava vuelta y la novena vueltas. Ahí se esfumaron sus opciones de podio.

Vettel, apenas inquietado por la estrategia y buen ritmo de los Force India y los Lotus, gestionó a su antojo la carrera, venció con rotundidad y regresa a Europa como líder sólido del Mundial y con un colchón que, por el bien del resto de contendientes, no debería seguir creciendo. De lo contrario, el alemán seguirá presumiendo de dedo índice sin importarle lo que digan o hagan los demás.

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