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Rafa, la lámpara que creyó ser sofá

Rafa Benítez, el técnico del Real Madrid.

En una de sus intervenciones más celebradas en su etapa como técnico del Valencia, Rafa Benítez se descolgó con esta declaración: "Esperaba un sofá y me han traído una lámpara". El asunto es que pretendía la renovación del lateral Revelleire y el club la descartó para fichar al interior Canobbio. Al madrileño no se le ocurrió otra forma más gráfica de mostrar su desacuerdo que realizando esas significativas manifestaciones.

Ocurre que Florentino Pérez ha fichado a un entrenador que es una lámpara por más que el propio Benítez se empeñe en decir que él se mira al espejo y ve un sofá. Y aunque lo repite hasta la saciedad en cada entrevista aferrándose a los números, lo cierto es que el Real Madrid ha sentado en su banquillo a un entrenador defensivo. Esto no significa que no dispare a puerta y ataque, no parece fácil no hacerlo teniendo a Cristiano, Bale, Benzema, James, Isco y compañía en tus filas. Se trata de que está más preocupado por no perder el desequilibrio defensivo del equipo que por potenciar el juego ofensivo de sus delanteros. No es Cruyff vamos. Ni siquiera Paco Jémez...

Benítez insiste desde hace años en su viejo anhelo de ser un entrenador ofensivo, o sea, un sofá, cuando en realidad es una lámpara, porque lo es defensivo

Presumía anoche Benítez, no se si fue en la SER o en la COPE, los de la emisora episcopal le devolvieron la que le debían a los de PRISA tras lo de Keylor, que "el madridismo ve el primer tiempo del Calderón y dice 'Después del año pasado, esto es un espectáculo". Declaración ventajista y poco elegante. Ventajista porque lo compara con el momento más bajo de la temporada pasada de los Ancelotti, el 4-0, y poco elegante porque pretende quedar por encima del italiano, todo un gentleman. Cosa que él no ha sido en esta ocasión. Le faltó hablar de Kevin Roldán. Pero es que además manipula la realidad de forma manifiesta porque "el espectáculo" del que presume, obvia interesadamente que si Keylor no hubiese parado el penalti a Griezmann, al descanso no habría llegado el Real Madrid arriba en el tanteador.

Benítez insiste desde hace años en su viejo anhelo de ser un entrenador ofensivo, o sea, un sofá, cuando en realidad es una lámpara. Y lo es porque su naturaleza es la que es. El domingo los dos grandes triunfadores del Real Madrid fueron Keylor Navas y Casemiro. Se ponga como se ponga su entrenador. Y el madridismo, dejando a un lado a esa prensa que él siente afilada en su contra siente que su Madrid esta temporada no embelesa, no es exuberante, ni seduce. Cristiano no ha marcado en seis de las siete jornadas, y Benzema, que completa su mejor arranque de temporada, tiene el gesto torcido por tanta sustitución, por otro lado, la decisión más recurrente.

Florentino no tolera bien los silbidos. Y mucho menos cuando la grada se gira al palco para mostrar su desacuerdo con el ser superior y sus decisiones. Entonces el presidente suele ponerse especialmente nervioso y muestra su gatillo fácil. Haría mal Benítez en creerse ese embuste de que su Real Madrid es ofensivo, cuando no lo es. Porque el problema que comienza a amenazarle es que si la cosa no va bien, el madridismo se aburrirá, apagará la lámpara y se echará a dormir en el sofá. Y ese será su epitafio como técnico madridista.

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