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Benítez desacredita los fichajes de Florentino y pone en el mercado a Asensio, Odegaard y Lucas Silva

Lucas Silva y Martin Odegaard, durante un entrenamiento del Real Madrid.

Presume Florentino Pérez de ser el director deportivo de la Décima, sin embargo, su política deportiva de fichajes dista mucho de ser rentable o si quiera justificable. El último síntoma de que el club se mueve al capricho de su presidente es la puesta en el mercado de las tres perlas que fichó en el pasado mercado invernal para el Real Madrid: Marco Asensio, Martin Odegaard y Lucas Silva. Rafa Benítez ha sugerido que los dos primeros deberían foguearse lejos del Bernabéu, mientras que el informe sobre Lucas Silva simplemente se resume en un escueto: que se le busque equipo. Quien sí vale ahora es el brasileño Casemiro, por el que el Real Madrid tendrá que pagar 7,5 millones al Oporto para recuperarle y convertirle en pieza clave en el esquema del nuevo técnico. 

La historia de Marco Asensio con el Real Madrid arrancó el 19 de diciembre, cuando el club cerró su fichaje por seis temporadas, previo pago de 3,9 millones. Sin embargo, el talentoso zurdo de 19 años no hará la pretemporada con el primer equipo y se le busca una cesión entre los numerosos equipos interesados, Betis y Villarreal entre ellos.

Gestión de Florentino como director deportivo: el club busca destino a tres de los últimos cuatro fichajes y paga para recuperar a un descartado como Casemiro 

Respecto a Odegaard, el 22 de enero, se cerraba el fichaje por seis años. El jugador llegaba procedente del Stromsgodset a cambio de 2,3 millones que pueden llegar a ser 3,4 en función de variables. El pasado 10 de abril Vózpopuli adelantó el plan previsto para el Messi noruego, como se bautizó al mediapunta escandinavo: Florentino dio orden de que debutase con el primer equipo y se buscarle un equipo para el próximo año. Y así ocurrió, Odegaard, de 16 años, debutó en el último partido de Liga ante el Getafe y se convirtió en el jugador más joven en vestir la camiseta del Real Madrid. Ahora le toca hacer la maleta para foguearse ya que ni quiere seguir en el Castilla ni tiene hueco en la primera plantilla.

El caso de Lucas Silva es el más sangrante. Un refuerzo cerrado con prisas y sin el beneplácito del entrenador, Carlo Ancelotti. Un jugador que ha demostrado no estar a la altura del equipo ni de la exigencia del mismo. Un futbolista que Florentino dio orden de fichar por miedo a que la FIFA sancionase al club bloqueando su capacidad de fichar. "¡Id a Brasil y traed un centrocampista!", ordenó Pérez. Y Juni Calafat, el hombre fuerte del Real Madrid en el mercado brasileño, puso inmediatamente un nombre encima de la mesa: Lucas Silva. El 23 de enero 14 millones de euros convertían al futbolista del Cruzeiro en jugador del Real Madrid. Meses después forma parte de la galería de fiascos de Florentino junto a Illarramendi, Faubert o Sahin, entre otros.

La política deportiva del Real Madrid sigue dependiendo del caprichoso criterio de un presidente cuya falta de proyecto queda retratado por la elección de los entrenadores. Primero el competitivo Mourinho, después el señorial Ancelotti y ahora Benítez, una suerte de Mourinho más amable y con pedigrí madridista. Unas idas y venidas en el estilo y la disposición táctica del equipo que acaban por confundir a un vestuario en el que el ambiente hace años que está enrarecido. 

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