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Arabia Saudí también se aprovecha de sus 'amigos' de Palestina y consigue que la FIFA les ponga en campo neutral

La selección palestina de fútbol.

La Federación Palestina de Fútbol vive en un extraño limbo. Reconocida por la FIFA, disputa sus partidos en la zona asiática de clasificación mundialista, pero su compleja situación política le hace pasar por cuestiones inimaginables –e inadmisibles- para cualquier otra federación futbolística. Y la FIFA, habitualmente, no ayuda. 

Se podría suponer que sus problemas llegan solo por su difícil relación con Israel pero, aunque es cierto que muchos de los conflictos son con la federación hebrea, incluso sus teóricos aliados se aprovechan de su fragilidad para sacar beneficio. El último caso se ha dado con Arabia Saudí.

Los dos países tenían que disputar la eliminatoria de segunda ronda de la fase de clasificación para el Mundial de Rusia en 2018. El sorteo deparó que la ida se disputase en territorio palestino y Arabia acogiese la vuelta, pero los saudíes pidieron a los palestinos que se cambiase el orden de la eliminatoria por sus problemas bélicos con Yemen. La federación palestina no dudó en aceptar. La vuelta se tendría que jugar en Palestina el 18 de octubre. 

Los palestinos aceptaron el cambio de orden en los partidos, pero luego vieron como los saudíes forzaban que la vuelta se jugase en campo neutral

El siguiente problema llegó cuando la Federación Árabe exigió la FIFA que el partido de vuelta, el que tendría que disputarse en el estadio Faisal al-Husseini, se jugase en campo neutral. A Palestina le ha costado años y esfuerzos conseguir que la FIFA aceptase su territorio para disputar partidos, pero en los últimos años se han realizado allí partidos con normalidad. 

Los saudíes alegaban que para jugar en territorio palestino tenían que aterrizar en Israel, país con el que no mantienen relaciones diplomáticas y en el que, según la monarquía del país, ningún saudí ha pisado nunca. Afirmaban, a pesar de que ese conflicto no se ha producido en otras ocasiones en las que países asiáticos han tenido que ir a Palestina, que pasar por las fronteras hebreas podría causarles un problema. Y temían, aunque nunca de manera explícita, que se filtrasen fotos de sus jugadores en algún aeropuerto isreaelí.

Se esperaba que la FIFA, con un comité conformado por un representante bahreiní, otro kuwaití y Michel Platini, desestimase la petición pero, sorprendentemente, fue aceptada. Una reunión en Jordania entre los actores de esta película no consiguió desbloquear la situación, a pesar de que se ofreció incluso poner helicópteros a la disposición de los saudíes para que pudiesen ir directamente desde Jordania hasta Al-Ramm, donde debía disputarse el encuentro. Eso hubiese permitido a los saudíes no pasar por Israel, pero aun así se negaron y lograron que la FIFA les diese la razón. En la delegación palestina sospechan que las presiones de los saudíes fueron amplias y muy eficaces. El descontento les lleva a pensar incluso que el dinero pudo ayudar para a hacer más sencilla la decisión.

La decisión se escusó en el artículo 21.1 del reglamento de la clasificación para el Mundial ruso, pero la delegación palestina asegura que la formulación de ese escrito solo es aplicable si se quiere cambiar la sede dentro del propio país, nunca en un país neutral.

Aseguran desde la Federación palestina que los estatutos de la FIFA no contemplan la disputa en campos neutrales por motivos políticos y que solamente podría cambiarse la sede dentro del propio país, nunca en un tercer país. Anuncian también que recurrirán la decisión al TAS y proclaman que aceptar una caso así podría sentar un peligroso precedente. Además, fuentes palestinas recuerdan que una de las políticas rectoras de la FIFA es que no se mezclen política y deporte, y consideran que una decisión como esta es un torpedo a la línea de flotación de ese principio.

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