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Los clubes de la Liga española van de farol; los jugadores de la NHL, no

La razón simplificada del enfrentamiento es que los clubes quieren pagar menos a los jugadores, pero el problema de fondo suena familiar en España. Y es que si los equipos afirman que sólo rebajando los sueldos podrían afrontar el campeonato es porque las diferencias de ingresos entre las entidades más poderosas económicamente y el resto son cada vez mayores. Vamos, lo que ocurre en la Liga de Fútbol Profesional Española con Madrid y Barça frente a los demás. Lo que año tras año provoca la protesta de una mayoría de clubes de Primera que piden un reparto más equitativo de los ingresos, sin que al final se modifique el sistema ni la reivindicación llegue a mayores.

En la NHL, en cambio, lo que parecía un conflicto menor comienza a inquietar a propietarios de clubes y, sobre todo, a los aficionados. Porque las posturas de Gary Bettman, comisionado de la NHL, y Don Fehr, director ejecutivo de la Asociación de Jugadores, cada vez parecen más lejanas.

Los sueldos de los deportistas de la NHL son los menos elevados de las cuatro grandes Ligas estadounidenses: MLB (béisbol), NFL (fútbol americano) y NBA (baloncesto), en ese orden. Así, la temporada pasada el tope salarial –montante máximo que puede gastar un club en pagar la totalidad de los salarios de su plantilla- fue 52 millones de euros a dividir entre 23 jugadores. La patronal pretende reducir de forma inmediata ese tope a 41 millones de euros, lo que conllevaría la consiguiente revisión a la baja de las nóminas.

La Liga también pretende eliminar el arbitraje salarial, los límites del contrato de cinco años y los 10 años de servicio antes de que el jugador se convierta en agente libre. La propia NHL calcula que, de llevarse a efecto todos estas medidas los deportistas perderían 360 millones por temporada.

Los jugadores todavía están  recuperándose de la hecatombe de la temporada 2004-05. No se jugó el campeonato y finalmente tuvieron que aceptar una reducción del 24 por ciento en los salarios. Ahora, antes de hacer una contraoferta específica, Fehr aboga por un cambio de sistema. La piedra angular del mismo se asienta sobre el reparto de beneficios entre clubes. La idea es que los 200 millones de euros que ahora reciben las entidades menos poderosas se incremente de forma progresiva.  Lo mismo que reivindican desde hace tiempo al menos 13 equipos de la Primera división del fútbol español. Aquí claman sus dirigentes, pero todo sigue igual. En América los jugadores de hockey luchan por lo suyo y amenazan con parar la Liga. Ya lo han hecho antes. 

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