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Los informes de Laporta: ¿futbolistas ludópatas? ¿directivos aficionados a la prostitución?

Piqué y Laporta, juntos en el baloncesto.

La agencia de espionaje Método 3 tuvo cierta relevancia en la vida política, económica y social catalana. Su influencia también llegó a su más señera institución deportiva: el Barça. Según publica este mes la revista 'Mongolia', que ha tenido acceso a los papeles judiciales que investigan a la agencia, Joan Laporta encargó durante sus últimos años de mandato una serie de informes para tener datos de todo tipo de sus directivos, de periodistas, de proveedores, de exdirectivos y, por supuesto, también de futbolistas.

Destaca entre los jugadores la investigación hecha a Gerard Piqué, pieza clave del Barça que preocupaba especialmente por su conocida afición al póquer. "Los informes rastrean de dónde procede su afición por este juego, su historial, dónde jugaba, con quién, cuánto gastaba, qué intenciones tenía... Todo", un tema que "debía causar gran preocupación en la sala de operaciones del Camp Nou", según cuenta la revista. Pero no solo Piqué interesaba a los directivos azulgranas, también encargaron otras muchas investigaciones en las que preguntaban por lo más íntimo de sus jugadores. "Informaban en ocasiones sobre la orientación sexual, ligues, afición a la bebida, a las drogas o a la prostitución de los investigados", cuentan los autos judiciales sobre las pesquisas de Método 3.

La causa que pesaba sobre el jefe de seguridad del Barça de aquellos años, Xavier Martorell ha sido sobreseida, aunque en el proceso judicial se ha acreditado que lo informes encargados "efecticamente se realizaban" y señala que fueron hechos "de forma continuada" aunque también señala que "se destruían" al tratar asuntos "muy sensibles".

La práctica era habitual en época de Laporta, de hecho entre los años 2008 y 2010 encargaron en torno a 80 trabajos a la agencia con un coste "cercano a los 700.000 euros". Entre los muchos informes destaca uno en el que siguieron a un directivo asiduo de un prostíbulo de Casteldefells que incluía testimonios del aparcacoches y dos prostitutas.

Estuvo al menos la noche del 11 de diciembre de 2008 y un tiempo después se le unieron varios directivos de la Roma. También fue víctima del espionaje un amigo de Laporta por si su relación "acarreaba riesgos" para el presidente por "su afición de su cumpañero al alcohol, la cocaína, la prostitución y la facilidad de irse de la lengua". Método 3 concluyó que este amigo tenía "comportamientos típicos del consumo de cocaína y bebía mucho alcohol" y que era peligroso porque "hablaba sin tapujos de intimidades del presidente, como que le conseguía chicas".

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