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El ultimátum de Hamilton

Hamilton, en el paddock de Bahrein.

Delante de cámaras y micrófonos, Lewis Hamilton ejerce de chico disciplinado y amable con los mecánicos y demás compañeros de McLaren, pero entre bambalinas el discurso cambia. “El equipo está detrás carrera tras carrera”, declaraba hace cuatro días en la BBC. Antes del GP de Canadá, séptima cita del curso, el inglés no entendía por qué aún no se había encaramado a lo más alto del podio cuando lo habían hecho seis pilotos diferentes en otras tantas carreras disputadas. Por eso, enrrabietado, marcó el viernes el mejor tiempo en los primeros entrenamientos libres por delante de los dos Ferrari, el de Alonso y el de su compañero Massa. Y envió un mensaje claro a su escudería: o ganamos aquí o...

El órdago le salió bien porque no sólo se ha convertido en el séptimo vencedor en siete grandes premios del curso 2012, sino que el ansiado triunfo le aúpa al liderato del Mundial. En McLaren respiran.  

Y es que Hamilton, de sangre caliente, sabía que tiene entre manos un bólido ganador y que es un cúmulo de errores del equipo lo que antes de Montreal había cercenado sus opciones de triunfo varias veces. Como quiera que su contrato con McLaren expira en diciembre y que su incuestionable calidad gusta en el resto de escuderías grandes, el británico se deja querer y, de paso, manda recados a Woking, sede de McLaren.

 Alonso gana 30 millones de euros, casi el doble que los 16 que percibe Hamilton

Tampoco habrá pasado desapercibido para Hamilton el reciente informe de Business Book GP, la base de datos económicos más completa de la F1, según el cual Fernando Alonso gana casi el doble que él. Así, mientras que los ingresos del español se cifran en 30 millones de euros, Lewis percibe 16.

McLaren, consciente de la situación, filtró hace una semana su deseo de renovar el contrato de Hamilton. Insinuó una oferta más que generosa: cinco años (2013 a 2017) a cambio de 150 millones de euros, 30 por temporada, más primas e incentivos. Justo lo que ya gana Alonso.

Ahora, con otra perspectiva, la que da mirar al resto desde lo más alto, las negociaciones Hamilton-McLaren se engrasarán. Pero hacen falta más victorias y menos fallos -en Canadá un último cambio de ruedas nefasto amenazó de nuevo el triufo de Lewis- para alcanzar la renovación. 

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