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El CSD rescata al fútbol español de la incapacidad e irresponsabilidad gestora de la LFP

Aunque todavía haya quien no termine de creérselo, con una deuda acumulada de 3.600 millones, el fútbol español está al borde del precipicio. En vista de la incapacidad gestora de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), en teoría la principal responsable de la dramática situación a la que se ha llegado, fue el Consejo Superior de Deportes (CSD) quien, alertado, guió a los clubes a aprobar una autorregulación financiera que garantice el cumplimiento de los compromisos económicos con jugadores, administradores y proveedores.

Así, con un control trimestral se intentará atar en corto a los clubes y acabar con el llamado 'doping financiero'. Es decir, gastarse más de lo que se ingresa. Comprar, pero no pagar, algo muy habitual en el fútbol español durante tantos y tantos años. Para garantizar la sostenibilidad de los clubes se ha puesto en marcha un nuevo reglamento de control económico elaborado por la LFP en coordinación con el CSD.

Si en 2012 se puso la primera piedra al crear una Comisión Paritaria entre el CSD y la LFP, en la Comisión Delegada de la propia LFP celebrada recientemente se aprobó la normativa de control económico y su implementación a partir del 1 de julio de este año. Es decir, de aplicación en la próxima temporada. Se fija un límite de coste de la plantilla deportiva, con el que se pretende garantizar el equilibrio presupuestario. Lo que hace la LFP es controlar la disponibilidad o no de inscribir jugadores.

De este modo, los clubes presentarán antes del 30 de abril al CSD toda la información requerida, a saber:

-Presupuesto de ingresos y gastos

-Presupuesto de financiación

-Presupuesto de inversiones y desinversiones

-Presupuesto de tesorería

-Estimación de la cuenta de pérdidas y ganancias

-Balance proyectado de la temporada anterior a la que se presupuesta

Lo que se busca es que los clubes presenten presupuestos que se ajusten a la realidad y no que sean hipotéticos. Para ello se fijan límites máximos de ingresos, basados en información histórica reciente o en contratos ya suscritos, y se exige demostración de reducción de gastos no deportivos que superen el 10% de la temporada anterior.

Una vez fijados los ingresos y gastos no deportivos, por diferencia entre estos se impone un límite  de coste de la plantilla. De este modo se impide que el club pueda entrar en pérdidas en la temporada presupuestada y ningún club podrá inscribir jugadores cuyo coste haga que se supere el mencionado límite de coste de su plantilla. Estas medidas, que se antojan de sentido común, nunca se habían tomado en la LFP, organismo que siempre se ha supuesto que fue creado precisamente para velar por los intereses de sus adscritos.

Los clubes podrán ver incrementados el límite del coste de su plantilla si consolidan mayores ingresos o beneficios, pero no antes. Si algo ha quedado demostrado en estos años es que la palabra no vale de nada en el fútbol y que las promesas pocas veces se han cumplido. Se acabó lo de vivir por encima de sus posibilidades. Toda la información será verificada convenientemente con auditorías en los clubes. 

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