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La foto es de Sergio Ramos

Sergio Ramos celebra su gol en el Mundial de clubes. A su lado, Cristiano, a lo suyo.

Lo que vio el universo, la imagen que se quedó guardada de la mayor cita futbolística del año, de clubes, fueron los músculos de Cristiano marcados en su torso depilado. Pero no era suya la cabeza que rescató al Real Madrid de la derrota en aquel milagroso minuto 93. El gol redentor lo marcó Sergio Ramos, pero lo que mejor trasciende de sus andanzas no son sus proezas futbolísticas sino sus tuits disparatados. La foto se la llevó Cristiano, que ni siquiera marcó el 2-1 ni el 3-1, pero el mérito lo había conquistado mucho antes el más sevillano de sus compañeros.

Sergio Ramos podría haber postulado con ciertos argumentos al Balón de Oro de 2014, porque lo que hizo en Lisboa, en forma de gol o de actuación portentosa, ya lo había hecho antes en Munich y otras cuantas plazas decisivas. Y tampoco habría sido justo del todo, porque el central fue tan protagonista del fracaso español en el Mundial como muchos de sus colegas, y ésa debería ser, como ocurría antes de la dictadura, la competición de mayor influencia en el galardón. Pero al que le adelantó por la derecha en su equipo y le robó la foto mayor de la décima ni se le vio por Brasil.

Aunque tampoco hizo mejor Liga que Godín, pese a lo que contaron los premios de la LFP, Sergio Ramos podría haber postulado con ciertos argumentos al Balón de Oro 2014. Pero el Real Madrid y su poderosa propaganda estaban aplicados desde el primer día en llevar ese trofeo a punta de navaja a las vitrinas de su jugador favorito. El de la famoso foto.

Volvió a ocurrir algo parecido en Marrakech. Un partido que se enreda, subido si se quiere de patadas; un golpe franco que bota Kroos (recurso que igual a partir de ahora deja de considerarse delito) y un cabezazo imperial de Sergio Ramos. Volvió a marcar Bale luego el segundo. Pero lo que quedará es que Cristiano sumó otro título a su palmarés.    

El Madrid se proclamó campeón del mundo. Sin discusión. Conquista de todos, pero a partir de uno sobre todo. Sergio Ramos fue otra vez el primero. Y quizás no merece el Balón de Oro, pero en la apoteósica aventura  de su equipo por 2014  sí se ha ganado más reconocimiento. Mucho más incluso del que se lo apropia todo.

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