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¿Se imaginan a Nadal o Alonso apoyando a un candidato a la presidencia de España como LeBron o Kobe a Obama?

¿Alguien se imagina a los deportistas españoles posicionándose políticamente e, incluso, haciendo público su respaldo a un determinado partido? ¿A, por ejemplo, Rafa Nadal recaudando fondos para la campaña de un candidato a la presidencia del Gobierno o a Fernando Alonso pidiendo el voto para otro? ¿O a Pau Gasol o Iniesta participando en cenas benéficas de un determinado partido? Impensable, ¿verdad?

Esto es algo de lo más habitual en Estados Unidos, donde la reelección demócrata Barack Obama a la presidencia ha generado gran entusiasmo entre los deportistas profesionales que le dieron su apoyo mayoritario, tal y como sucedió en el 2008. Especialmente dentro del mundo de la NBA, donde Obama goza de una gran popularidad por su compromiso personal con el deporte del baloncesto, que practica como hobby, sus conocimientos y su amor por los colores de los Bulls de Chicago desde que el legendario Michael Jordan estableció la tercera dinastía y él comenzó su brillante carrera política.

Como sucedió cuando se presentó por primera vez a la Casa Blanca, Obama recibió durante toda la campaña electoral un gran apoyo por parte de deportistas profesionales que se lo dieron públicamente y con contribuciones económicas. El hecho que abogase en su política fiscal por incrementar los impuestos a todos aquellos que ganan más dinero, no afectó para nada el apoyo que posee entre los deportistas millonarios, especialmente los afroamericanos de la NBA.

Desde Jordan, Charles Barkley, Patrick Ewing hasta Magic Johnson, entre las estrellas retiradas, pasando por las actuales, LeBron James, Carmelo Anthony y Kobe Bryant dieron su apoyo a Obama, con cenas y partidos benéficos para su campaña de recaudación de fondos.

Obama también contó con el respaldo de los profesionales de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) aunque su rival, el candidato republicano Mitt Romney, fue el preferido por figuras como Peyton Manning y John Elway, entre otros. Dentro del béisbol profesional de las Grandes Ligas y el boxeo, Obama también fue el preferido y el que más ayuda y apoyo recibió. Figuras como el legendario Muhammad Ali, los excampeones del mundo Mike Tyson y Sugar Shane Mosley, además del monarca invicto Floyd Mayweather Jr. dieron donaciones a la campaña del reelegido presidente estadounidense.

La continuidad de Obama ya tiene como reto que la competición del fútbol americano universitario, que en la temporada del 2014 contará por primera vez un "playoff" de cuatro equipos, que era su deseo en el 2008 antes de llegar a la Casa Blanca, pueda incrementarse hasta ocho. Otro compromiso de Obama con el deporte como presidente es apoyar la lucha sin cuartel contra el dopaje, sin importar qué figuras estén detrás del consumo de las sustancias prohibidas y puedan caer de su pedestal como ha sido el caso del exciclista Lance Armstrong.

La noche anterior a la votación, Obama, al igual que Romney, participó en sendas entrevistas que le hizo la cadena de televisión ESPN en el descanso del tradicional partido del "Monday Night Football", y en la misma el presidente electo estadounidense ya se atrevió a decir que este año uno de los grandes favoritos al Super Bowl son los Bears de Chicago, que tienen marca de 7-1.

"En estos momentos tienen la mejor defensa de la liga, al mejor jugador en esa faceta del juego como es Charles Tillman y por lo tanto contendientes al Super Bowl", declaró Obama, que también dijo: "en la política como en el deporte todos somos humanos, a veces hacemos las cosas bien y otras cometemos errores".

Romney, que tuvo el honor de ser el presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake 2002, contó con el apoyo entre otros deportistas, del legendario golfista Jack Niclaus. Durante su campaña electoral en el estado de Ohio, del que es natural Nicklaus, la leyenda del golf presentó a Romney a la audiencia como el líder que recuperaría a la "América de los mejores tiempos". Romney no podrá lograr tal objetivo porque, precisamente, uno de los estados claves que necesitaba ganar, el de Ohio, lo perdió ante un Obama que volvió a anotar la canasta del triunfo.

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