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Mundial de Rugby: una jauría de jabalíes australianos cuestiona el reinado mundial de los All Blacks

Scott Fardy, flanker de la selección australiana de rugby.

Lomu ha puesto voz a lo que muchos pensamos: "Nueva Zelanda tiene un problema en el breakdown. Nosotros tenemos a McCaw, pero ellos tienen a Hooper y Pocock. Hay que admitir que ellos son más rápidos". Esa frase resume el temor de los aficionados neozelandeses y la esperanza de la hinchada australiana. Los puntos de encuentro, los mismos en los que Australia laminó a Inglaterra, despedazó a Gales y trituró a Argentina, pondría llegar a condicionar la final del Mundial (sábado 17:00, C+Deportes).

 

Los kiwis llegan con la vitola de favoritos, después de conceder sólo tres derrotas en cuatro años, los que van desde la conquista del pasado Mundial hasta la disputa de este. El problema es que la última fue en agosto, en el Rugby Championship del sur...y ante esta Australia. Hansen ha seguido desarrollando el rugby total de los All Blacks. Un modelo de juego en el que se ataca con cada balón y desde cualquier sitio. Pero al tiempo, y sin hacer mucho ruido, seguía blindado el juego del mejor equipo defensivo del Mundial, virtud poco elogiada de los neozelandeses. Cuatro ensayos en seis partidos, sólo uno en los dos partidos decisivos ante franceses y argentinos, les convierten en la mejor defensa del Mundial. Aunque la clave estará en ataque.

Australia volverá a priorizar la territorialidad en lugar de la posesión. Dará el balón a los All Blacks en su línea 22 e irá a buscarles allí. Contra Argentina le dio juego en los primeros minutos por los nervios de los Pumas, que no supieron gestionarlo bien y perdieron dos balones que les costó dos ensayos. En esta ocasión el kicking game de los All Blacks les servirá para quitarse la presión de encima. Pero el problema real lo tendrán en los puntos de encuentro. Michael Cheika, seleccionador australiano y arquitecto minuciosa de este perfecta máquina de acecho que es su selección, se encontró con un problema: tenía a los dos mejores 7 del mundo. Y lo solucionó de forma brillante, apostó por alinearlos a los dos, entregando el 8 a Pocock, que es el encargado de pescar, asumiendo Hooper el rol más sacrificado de ensuciar los rucks y cuestionar el dominio rival en los puntos de conquista y teniendo a Frady como apoyo en el placaje. El resultado es una tercera hambrienta que acude en jauría al breakdown

Si los wallabies consiguen ralentizar el juego de los kiwis ensuciando los puntos de encuentro, el partido se jugará al ritmo que ellos quieren. Y con un partido diesel, Australia tiene mucho que decir. Si además con capaces de recuperar balones (tienen una media de casi ocho recuperaciones por partido), entonces los All Blacks sufrirán. Los neozelandeses no son amigos de amontonar gente en los agrupamientos. Su seleccionador, Steve Hansen, prefiere llegar rápido y descargar para que la pelota no caiga al suelo, buscando la superioridad lejos de los puntos de contacto para no colapsar el juego. Con esa superioridad fuera y el ritmo infernal que imprime Aaron Smith, descosen a los rivales.

Australia, sin embargo, involucra en los rucks a su tercera, que es rapídisima, convirtiendo cada balón en una batalla. Cuando lo recuperan activan un perfecto mecanismo de contragolpe que ataca los espacios vacíos, en ausencia de ocupación, logrando situaciones de ventaja en las que aparece su back-three, con dos alas muy experimentados en la lectura del juego (Mitchell y Ashley-Cooper) y el majestuoso Folau. A este último tratarán de mantenerlo al fondo con patadas altas y profundas. Han jugado dos partidos en los últimos meses, con una victoria para cada uno. Si analizamos a fondo ambas descubriremos que el partido de la Championship, el del triunfo aussie, tiene muchas más semejanzas con esta final. Cheika jugó ese día esta final por primera vez. Y la ganó. Cuando volvieron a enfrentarse, en la Bledisloe Cup, Nueva Zelanda alineó trece de los 15 jugadores que estarán hoy. Pero en Australia faltaba la segunda línea completa, Pocock, Genia, Foley, Mitchell y Giteau. Cheika no quería dar más pistas.

Esta final servirá para despedir a la generación más laureada del rugby neozelandés, con Richie McCaw, Dan Carter, Ma'a Nonu, Tony Woodcock (lesionado) o Conrad Smith. Si Nueva Zelanda consigue el triunfo, habrá defendido con éxito su corona mundial, algo que nadie ha conseguido. Y de paso confirmará lo que una buena parte del mundo del rugby sostiene: esta Nueva zelanda es la mejor selección de la historia del rugby. Hooper y Pocock discrepan...

NUEVA ZELANDA: 1.Moody, 2.Coles, 3.Franks, 4.Retallick, 5.Whitelock, 6.Kaino, 7.McCaw (C), 8.Read: 9.Aaron Smith, 10.Carter; 11.Savea, 12.Nonu, 13. Conrad Smith, 14.Milner-Skudder; 15.Ben Smith. Suplentes: 16.Mealamu, 17.Franks, 18.Faumuina, 19.Vito, 20.Cane, 21.Kerr-Barlow, 22.Barrett y 23.Sonny Bill Williams.

AUSTRALIA: 1.Sio, 2.Moore (C), 3.Kepu, 4.Douglas, 5.Simmons, 6.Fardy, 7.Hooper, 8.Pocock; 9. Genia, 10.Foley, 11.Mitchell, 12.Giteau, 13.Kuridrani, 14.Ashley-Cooper y 15.Folau. Suplentes: 16.Polota-Nau, 17.Slipper, 18.Holmes, 19.Mumm, 20.McCalman, 21.Phipps, 22.Toomua y 23.Beale.

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