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Amancio Ortega y el deporte: el magnate de la hípica que dijo 'no' al Deportivo de la Coruña

Amancio Ortega, en el recinto hípico que el magnate construyó en Arteixo.

No es ningún secreto que el deporte de élite en España no supone, por lo general, terreno de superávits. Y Amancio Ortega, por primera señalado por la revista Forbes como el hombre más rico del planeta, sólo concibe su exitosa vida profesional a través de los beneficios. Su relación con lo deportivo, por tanto, ha estado marcada por constantes idas (hacia él) pero pocas venidas del magnate de Busdongo.

El principal foco del empresario textil en este campo, por razones familiares, siempre ha sido la hípica. Casas Novas, el espectacular recinto que Ortega construyó en Arteixo para su hija Marta, consumada amazona, es una de las joyas de la corona del mundo del caballo en nuestro país.

Inaugurado en agosto de 2000, allí todo está bajo el control del magnate: desde las instalaciones, gestionadas por Inditex, hasta la ropa de su heredera, diseñada en exclusiva por Massimo Dutti. El enclave cuenta con dos pistas exteriores, dos picaderos cubiertos, una manga de galope y más de 230 boxes de máximo nivel.

Los cantos de sirena le han llegado de otras disciplinas, pero el fundador de Inditex se centra en la gran pasión de su hija Marta

El torneo que allí se celebra es una referencia nacional, dotado con alrededor de 300.000 euros en premios. "El certamen es muy prestigioso y tiene, incluso, una categoría infantil", cuenta Jaime Salvador el especialista hípico de Teledeporte. "Amancio Ortega se ha volcado con la federación y con la gran pasión de su hija -cuenta Salvador-, pero sólo en saltos. El turf [las carreras de caballos] nunca atrajo a Marta y, por consiguiente, tampoco a su padre".

De hecho, los empresarios de las carreras han intentado en multitud de ocasiones tender puentes con el dueño de Inditex. Siempre con un "no" por respuesta. "Se construyó, de hecho, un hipódromo en Antela (Ourense) que se confiaba en que fuese reflotado por Amancio Ortega, pero la instalación se terminó cerrando porque fueron incapaces de convencerle para invertir", añade Jaime Salvador.

Son célebres, eso sí, los caballos que Marta Ortega atesora en su cuadra, que pueden alcanzar precios desorbitados. "Ella tiene varios ejemplares en propiedad, tres o cuatro, y son animales que cuestan muy caros -explica el periodista-. Si bien no valen tanto dinero como los de carreras, un buen caballo de saltos puede alcanzar perfectamente los 50.000 euros. O los 100.000 euros, incluso".

El fútbol, el gran deporte con el que se ha querido incansablemente relacionar al nuevo hombre más rico del mundo, ha recibido de Ortega una atención similar a la del turf: prácticamente nula. Cuentan que el "Amancio, compra el Depor" es un grito que todo coruñés ha pronunciado en alguna ocasión. Él, dicen sus más allegados, sonríe con sorna cuando alguien le reclama como presidente ideal de la entidad de Riazor.

"Le pediría de rodillas [a Amancio Ortega] que ayudase al Deportivo", llegó a proclamar públicamente Fernando Vázquez, exentrenador del club blanquiazul. "Nunca se supo a ciencia cierta cómo, pero siempre hubo rumores de que desde el anonimato colaboraba en algo, aunque jamás se le vea pisando el estadio ni en los partidos", apostilla el periodista coruñés José Francisco Fernández.

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