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Cultura

Rafael Reig: "Leemos con nuestro propio miedo"

A Rafael Reig le parece que el momento que estamos viviendo se merece una novela de terror y para ello en su nuevo y perturbador trabajo, Lo que no está escrito, se ha metido en las relaciones íntimas de una familia, "una institución que muchas veces se comporta como una banda de atracadores", dice.

Así, publicada por Tusquets, Lo que no está escrito es una inquietante novela en la que cada lector tendrá que poner y completar lo que Reig (Cangas de Onis, Asturias 1963) no ha plasmado entre sus páginas, en una historia que comienza cuando un padre va a buscar a su hijo adolescente para pasar un fin de semana en el campo y deja a su exmujer un manuscrito de la novela que ha escrito.

"El terror surge de la lectura de la novela que está leyendo la madre, y leemos lo que no está escrito, porque leemos con nuestro propio miedo, porque cuando leemos, al igual que cuando escribimos, ponemos todo lo que llevamos dentro, aunque no este escrito", explica este articulista y profesor de escritura, considerado una de la voces más sólidas e interesantes de la actualidad.

Para el autor de Todo está perdonado, VI Premio Tusquest editores de Novela, o Sangre a borbotones, premio de la Crítica de Asturias, o La fórmula Omega, las relaciones familiares siempre están basadas en el sacrificio de uno de sus miembros porque siempre la familia necesita una víctima, y eso es lo que he analizado", matiza.

Lo que no está escrito es una inquietante novela.Una novela que mezcla terror con las relaciones de una familia.

Pero, además de las relaciones entre padre e hijo, madre e hijo, amantes y alguna ex, Lo que no está escrito es un juego literario de historias dentro de historias. Narraciones que se cruzan como las protagonizadas por los personajes de la novela de terror que se queda leyendo la exmujer, y que caminan por una realidad que casi roza la piel; además, de la vida real y física de la protagonista a lo largo de ese fin de semana.

Crudo realismo social y juego para una novela llena de pulso narrativo, que funciona como un espejo en el que el lector se mira constantemente, ya sea a través de las identificaciones que hace con los protagonistas o siguiendo la línea de terror a la que invita el narrador y cuyo desenlace solo se conocerá al final.

La falta de comunicación y entendimiento es otro de los ingredientes de esta novela. "Todos hemos tenido un padre un poco despótico, o lo hemos sido nosotros o lo podemos ser, y todos hemos sido un poco intratables".

"Cuando te hacen daño con buenos sentimientos, eso es lo malo, cuando el daño te viene del amor, es también lo que quería subrayar", recalca este escritor, siempre muy comprometido con su tiempo.

Es una novela que supone en la carrera literaria de Rafael Reig, un antes y un después.

"Eso era lo que pensaban los huérfanos: quien no ha sentido el amor de una madre o de un padre en su infancia, ya no puede sentirse amado, por mucho que de mayor le quieran. Demasiado tarde. No será capaz de creer en el amor de lo otros..." escribe el autor en el libro.

Una novela que supone en la carrera literaria de Rafael Reig, un antes y un después. "A partir de aquí -dice- me convierto en un narrador de verdad. Antes siempre estaba muy presente, me mostraba más listo y gracioso que mis personajes, ahora les he dejado hablar solo a ellos. Ya tengo edad de contar esto. Ha sido un avance enorme y me hace sentir que puedo con todo", argumenta.

Entre los muchos temas, ideas, propuestas y reflexiones que corren subterráneamente por "Lo que no está escrito" también hay un análisis del tratamiento de las mujeres en la literatura: "O putas o princesas".

"A las mujeres, desde Fernando de Rojas con Calixto y Melibea, pasando por Fortunata y Jacinta, Ana Karenina o Madame Bovary se las ha tratado mal, siempre han sido sacrificadas, porque la literatura es machista y didáctica", sostiene Reig.

En todas las novelas se dice cuidado con la imaginación -continúa-, mucho cuidado con la ambición que las mujeres que te llevan a la ruina. Fernando de Rojas decía mucho cuidado con el amor, que hay que hacer caso a lo que digan los padres, cuidado con los sentimientos. Las novelas son una escuela de señoritas hasta con los autores de hoy, como Philip Roth y Jonathan Franzen", concluye sin pelos en la lengua Rafael Reig.

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