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Cultura

La revolución digital nos mete en la piel de los tatarabuelos: obligados a vivir en un mundo sin trabajo

Los cambios tecnológicos del siglo XXI afectan la dinámica social con la misma profundidad con la que ocurrió en el XIX, asegura Avent en este ensayo.

La tecnología digital está transformando todos los aspectos de la economía y el  modo  de  hacer  las  cosas: quién  las  hace, de qué forma  y  cuánto  obtiene por ello. La revolución tecnológica nos obliga a meternos en la piel de nuestros tatarabuelos: a enfrentamos a un mundo en el que nuestro trabajo lo hace ya no una máquina, sino una aplicación o un programa informático. Ea es la tesis del especialista en historia económica Ryan  Avent en su libro La riqueza de los humanos (Ariel). En las páginas de este libro, el periodista de The Economist aborda la  principal  cuestión que afrontan las sociedades ante los cambios tecnológicos: ¿está  el  mundo  moderno panorama para un sacudón como el del siglo XIX?

Considerando que el trabajo no sólo confiere sustento, sino identidad ¿qué va a pasar en un mundo con escaso trabajo?

A través de un viaje desde Shenzhen  hasta  Gotemburgo, pasando por Bombay y  Silicon  ValleyAvent  indaga en el  significado del  trabajo en el siglo XXI, un mundo completamente distinto al  de  hace sólo una generación, en donde las relaciones entre el capital y la manode obra y entre  ricos  y pobres han cambiado por completo. El trabajo  ahora es menos regular y menos seguro, los  trabajadores se ven obligados a buscar nuevos proyectos, adquirir nuevas habilidades, explorar nuevos horizontes. Considerando que el trabajo no sólo confiere sustento, sino identidad  ¿qué  va  a  pasar  en  un  mundo  con  escaso trabajo? El futuro no tiene por qué ser desalentador, asegura Avent. Eso sí: siempre y cuando las personas comiencen a comprender que la riqueza no está en el capital y la riqueza empresarial, sino humana. La capacidad para reinventar y adaptarse.

Avent traza un retrato de grupo en el que el lector percibe no ya clases ni categorías sociales, sino grupos: el de trabajadores activos e inactivos.

El  ritmo  de  cambio es tan  acelerado en el nuevo mercado laboral que  incluso  la  franja  más  joven  de  la  población  activa  recuerda  un  mundo  distinto, asegura Ryan Avent.  "Servicios  como  Uber  y  Airbnb,  prácticamente desconocidos a principios de esta década, están transformando la esencia de sectores que  emplean  a  millones  de  personas. Productos  como  Slack,  una  aplicación  de  chat diseñada para  facilitar la  colaboración  entre  colegas,  están  alterando  la  comunicación dentro del entorno laboral y programas informáticos inteligentes capaces de enviar correos  electrónicos  a  los  contactos  de  la  agenda  y  de  encargar  comida  preparada  participan en la conversación como si de colegas humanos se tratara". Así, Avent traza un retrato de grupo en el que el lector percibe no ya clases ni categorías sociales, sino grupos: el de trabajadores activos e inactivos.

Lo que parece un ensayo económico va mucho más allá. Las páginas de este libro plantean el enorme desierto social que deja a su paso la tecnología

Lo que parece un ensayo económico va mucho más allá. Las páginas de este libro plantean el enorme desierto social que deja a su paso la tecnología al modificar el mundo de las relaciones tradicionales. Plantea las bases de un mundo extinto en el que muchos de sus habitantes deambulan, perdidos en un tiempo que los ha expulsado y del que ya no forman parte. Con la desaparición de los oficios, desaparece el impacto económico y social del trabajo en determinadas franjas, como es el caso  de aquella a la que pertenecen  los  trabajadores  de  entre  cuarenta  y sesenta   años,  aquéllos   cuyas décadas  de  experiencia  como taxista o auxiliar administrativo, según Avent, podrían volverse "menos  remunerativas" o incluso "carentes de valor en los años que les quedan antes de su  jubilación  prevista". La situación es global. Y él se encarga de demostrarlo.

"En Europa, uno de cada cinco adultos de menos de veinticinco años de edad está en paro"

"En Estados Unidos, la proporción de hombres adultos en plena edad laboral que en la actualidad trabajan o buscan empleo activamente se ha reducido de manera constante y, en algunos casos, espectacular durante la última generación (…) En Europa, uno de cada cinco adultos de menos de veinticinco años de edad está en paro (…) Para  muchísimas  personas,  el  trabajo  se ha  convertido  en  un  factor  menos  fiable  y  con  frecuencia  menos  remunerativo  de  su  seguridad  material,  situación  que  ha  derivado en que personajes populistas como Donald Trump o Le Pen lleguen a la política". El análisis de conjunto que hace Avent permite observar una panorámica muy similar a la del siglo XIX. Y así como ocurrió hace ya más de un siglo: mientras una estructura colapsa,  la revolución tecnológica continúa su paso, tensando la cuerda.

Un detalle de la portada de 'La riqueza de los humanos', de Ryan Avent.

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