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Cultura

El cine revive la noche en la que una becaria de Efe descubrió a Emiliano Revilla

María José Sáenz publicó en exclusiva la noticia sobre la liberación del empresario

Madrid, 30 de octubre de 1988. El empresario Emiliano Revilla seguía sin dar señales de vida después de 249 días de secuestro a manos de ETA. Pero tampoco de muerte, por lo que la familia del creador de la fábrica de embutidos Revilla aún guardaba esperanzas. Aquella noche otoñal, una becaria de Efe, María José Sáenz, decidió hacer guardia en la casa que el empresario soriano tenía en la Plaza de Cristo Rey. Y tuvo la suerte de ser la única periodista de encontrarse en las inmediaciones del hogar del industrial.

Desde el interior de su Simca 1200, Sáenz -hoy un rostro conocido de los informativos de Telecinco- observó cómo un hombre alto y delgado caminaba hacia un portal, el mismo portal en el que ocho meses atrás se había topado con tres etarras. Con los nervios propios de una periodista recién licenciada, la joven bajó del automóvil y se dirigió hacia el edificio. "Perdone que le moleste, ¿no será usted Emiliano Revilla?", le preguntó. Mientras Emiliano Revilla trataba de cerrar el capítulo más doloroso de su vida, un prometedor futuro laboral se habría a los pasos de aquella becaria.

Corresponde bastante con la realidad", ha dicho Emiliano Revilla sobre la recreación de su secuestro, según ha revelado el director del filme

Hoy, 28 años después de la liberación del empresario que impulsó la industrialización del pueblo de Ólvega, llega al cine 249. La noche en que una becaria encontró a Emiliano Revilla, la película sobre el histórico secuestro que tuvo en vilo a la España de finales de los 80 y cuyo rescate costó a la familia unos mil millones de las antiguas pesetas. Escrita y dirigida por Luis María Ferrández, la cinta cuenta con el testimonio de Sáenz y del también periodista deportivo de TVE, Jesús Álvarez, yerno del empresario que, sin ser el portavoz de la familia, fue quien mantuvo un contacto más cercano con su colega de profesión, así como con el grupo de compañeros que hicieron guardia bajo la casa de Revilla hasta la noche en la que fue liberado.

Si bien Ferrández comenzó a rodar con la idea de hacer un documental al uso, el emocionante encuentro entre ambos periodistas, pues no se veían desde la liberación, le llevó a crear un "docudrama ficcionado" en el que la conversación real entre Sáez y Álvarez se entremezcla con material periodístico de la época y la ficción interpretada por Macarena Gómez, Beatriz Medina, Txema Blasco, Javier Antón y Jaime Palacios.

El largometraje revive con cuidadosa ficción la madrugada en la que Revilla salió del zulo húmedo, caluroso y estrecho situado en un chalet en el número 42 de la calle Belisana de Madrid, cerca de Arturo Soria; el momento en que los etarras le entregaron una bolsa que contenía un trozo de tarta, unos dibujos que el propio empresario había realizado durante su cautiverio, unas gafas de sol y un bocadillo y cómo le metieron en un coche, le taparon la cabeza y le dejaron en los jardines del Hospital Clínico, cerca de la Plaza de Cristo Rey: "No digas nada a la policía antes de  dos horas", le dijeron los secuestradores. Eso les daba tiempo para escapar. 

Según reveló el director a Efe, Revilla dijo que la recreación de su cautiverio "corresponde bastante con la realidad" y destacó que cuando se reunió por primera vez con el empresario para contarle el proyecto éste le espetó: "¿Pero tú ahora por qué quieres hacer esto después de 28 años?". "Le comenté -recuerda Ferrández- que en España había una pérdida de memoria en general y que el cine tiene un compromiso de rescatar cosas que han ocurrido en el pasado para no repetirlas en el futuro".

Jesús Álvarez, el otro gran protagonista del filme también reconoce que la cinta no sólo es un "homenaje" a su suegro, sino al "periodismo". "Hoy hubiese sido imposible; se hubiera tuiteado rápidamente la noticia. Ahora hemos ganado en inmediatez, pero se ha perdido en fidelidad, y si me apuras en rigor periodístico. Y en aquellos momentos no era así, como hizo María José, con esa espera de dos horas hasta poder dar la noticia", considera.

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