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Cultura

El palo, el porno y la zanahoria

En 2012, los responsables de un teatro en Girona protestaron por la subida del IVA en el sector cultural: vendieron zanahorias (que tributan al 4%) por 15 euros y regalaron una entrada al teatro.

El ministro de Economía Luis de Guindos lo anunció esta semana: la prensa y los libros dejarán de tener un IVA del 21% y pasarán al tipo superreducido del 4%, el mismo de los libros en papel. La medida fue acogida por el sector cultural con el entusiasmo de quienes piden una bici y los reyes le traen un ábaco. Ese rictus que parece decir '¿qué hay de lo otro?' , '¿qué hay de lo mío?’. Es ahí cuando la euforia se petrifica con su pelotón dientes hipócritas. Más allá de la continua petición de la reducción del IVA del cine y el teatro del 21% al 10%, la pregunta es: ¿tiene sentido esta decisión sobre el libro electrónico?

La medida fue acogida por el sector cultural con el entusiasmo de quienes piden una bici y los reyes le traen un ábaco.

El asunto tiene varias vertientes. Una: el desconcierto. La misma disposición de gravar el libro electrónico con la menor imposición fiscal fue echada para atrás por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en agosto de 2015. Entonces, la magistratura obligó a Francia y Luxemburgo a retirar el IVA reducido a los libros electrónicos, por considerarlos un bien y no un servicio. Ambos países tuvieron que aumentar el gravamen. Francia del 5,5% al 20% y Luxemburgo del 3% al 17% .

La segunda implicación -la que en verdad tiene algo directo que ver en este asunto-, parte de un hecho:  al gobierno se le acaban las zanahorias. La estrategia disuasoria del premio y el castigo, al menos en lo que respecta a un IVA del 21% para la cultura –sí, la cultura no el entretenimiento como defiende Cristóbal Montoro- no tiene sentido si no modifica lo esencial: los once puntos menos que se separan el tipo impositivo más alto de Europa para cine y teatro con el 10% que se ha sugerido en miles de ocasiones.

En el juego de disuasión del premio y el castigo, al Gobierno del PP se le acaban las zanahorias...

Aunque los creadores y empresarios culturales ya no temen al palo –suficiente con los que ha recibido-, hay una corriente favorable y entusiasta entre quienes opinan que el Gobierno podría aflojar y bajar el tipo de gravamen. Ujum… Lo mismo ocurrió hace algo más de un año un año. Mientras unos insistían –bajará, bajará-, los portavoces oficiales dieron por descartada la disminución. La verdadera oferta del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro –se decía entonces- consistía en la puesta en marcha de incentivos y deducciones fiscales a la producción y el mecenazgo.

Quien haya escuchado con atención al ministro de Educación, Cultura y Deportes Íñigo Méndez de Vigo en su primera comparecencia ante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados hace casi 15 días, puede estar más que seguro de que los tiros irán por ahí: arreglar con ingeniería y cintura legislativa lo que el anterior secretario de Estado, José María Lassalle, no puedo acomodar con un Plan Estratégico razonable y verosímil.

Méndez de Vigo echó mano del chascarrillo para volver sobre el que será su erre que erre: mecenazgo y Propiedad Intelectual.

Hace apenas unos días atrás, en el Senado, Méndez de Vigo –quien se ha mostrado últimamente cada vez más locuaz y proclive al uso del humor- recordó al socialista Félix Montes que casi le crea un problema en casa cuando acusó de apoyar más el porno que la cultura. Montes lo decía por aquello de que las producciones de cine adulto tenían un IVA del 4% mientras el resto del sector se tragaba otro del 21%. Méndez de Vigo echó mano del chascarrillo para volver sobre el que será su erre que erre: mecenazgo y Propiedad Intelectual.

La realidad es una, y muy clara: los empresarios del sector cultura exigen un IVA del 10% prácticamente desde que se decretó su aumento. Según los datos aportados por Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española, en 2013, el primer año completo de aplicación de la subida del IVA, el sector cultural español sufrió la mayor caída de los últimos años, con un descenso que les dejó tiritando: tan sólo en los teatros, se registró un 30% menos de público; un 16,33% de recaudación bruta y un 22% de recaudación neta.

Hay quienes se indignan porque creadores y empresarios culturales ejercen presión para que este IVA baje hasta 10%; otros se indignan, también, porque les parece absurdo que la actividad creadora –cine, teatro, música en vivo- sea objeto de cualquier clemencia fiscal: ¡primero que rebajen el IVA de las peluquerías, los yogures y el pan, y luego ese tipo de extravagantes mercancías’. Así andan las cosas: en el mismo punto… El porno, el palo y la zanahoria. Otra vez la zanahoria.

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