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Cultura

Aquel día de 1937 en que Octavio Paz comenzó a desconfiar del Comunismo

José Chávez Morado, Elena Garro, Octavio Paz, José Mancisidor, Pascual Pla y Beltrán, Fernando Gamboa, Susana Gamboa y Silvestre Revueltas en 1937 en el Teatro Español de la Plaza Santa Ana (Foto: Julio Estrada)

Octavio Paz tenía apenas 23 años cuando cruzó la frontera franco-española en Port-Bou (Gerona) el 4 de julio de 1937. No iba solo, lo acompañaba un grupo de literatos mexicanos, para asistir en Valencia al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, organizado por la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Salen ahora a la luz pública los documentos que atestiguan esa visita, de la que se conocía y poco y mal.

Salen ahora a la luz pública los documentos que atestiguan esa visita, de la que se conocía y poco y mal.

Policarpo Sánchez, presidente de la Asociación Salvar el Archivo de Salamanca, rescata ahora los documentos de frontera que documentan la entrada de Octavio Paz en compañía de su entonces mujer, la escritora Elena Garro,  junto a otros autores como  Juan Pellicer, María Luisa Vera y Juan de la Cavada, así como el artista plástico José Chávez y el compositor y director de orquesta Silvestre Revueltas. Del paso por España de todos ellos dan fe sendos oficios expedidos por la División de Fronteras de la Dirección General de Seguridad, en el caso de la entrada, y de la Comisaría General de Fronteras y Puertos de Valencia, en el de salida el 28 de septiembre de 1937, por el puesto fronterizo de La Junquera (Gerona).

Además, existen otros papeles, como el poema de Octavio Paz titulado Elegía a un joven muerto en el frente, que el propio escritor mexicano recitó en directo el 16 de septiembre de 1937 en los micrófonos de Unión Radio de Madrid. Esa lectura escenificada por Paz aparece en el libro Los huesos olvidados (Espuela de Plata), una versión novelada de la visita del escritor a la España , escrita por Antonio Rivero Taravillo, biógrafo de Luis Cernuda, y que arranca justo con ese episodio del que esa poesía forma parte. En la novela,  Octavio Paz leía ante un grupo el citado poema (el título completo es Elegía a un joven muerto en el frente de Aragón) . El amigo en quien estaba inspirado el poema, Juan Bosch, no había muerto. Estaba sentado entre el público que había asistido a la lectura. Bosch y Paz se habían conocido en el México durante los años treinta. Fueron compañeros de revueltas y algaradas universitarias, pero el primero, por ser hijo de catalanes, fue expulsado del país.

Aquel día, Bosch le pidió ayuda como miembro del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM): se sentía perseguido por los comunistas

Aquel día, Bosch le pidió ayuda como miembro del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM): se sentía perseguido por los comunistas. Ambos escritores un segundo encuentro al que Bosch nunca se presentó. El mexicano y él no volvieron a verse nunca.. Esa imagen de Bosch represaliado por los suyos, sembró en Paz el escepticismo, le arrebató la fe entusiasta y sin cuestionamientos. Siendo de izquierdas en aquellos años, Octavio Paz no cayó en el cerrilismo y comenzó a cuestionar y a descreer la visión que personajes como George Orwell aportaban de la España en guerra de aquellos años.

La aparición en el  Archivo de Salamanca de ese poema –incluido por cierto en las Obras completas de Octavio Paz- arrojan un dato más de la participación del premio Nobel mexicano en aquel Congreso Internacional de Escritores, que  se celebró en Valencia del 4 al 11 de julio de 1937, aunque también organizó sesiones en el Madrid sitiado y en Barcelona. La documentación hallada y clasificada por Sánchez registra además el conocido paso por España, en las mismas fechas y también camino de Valencia, del escritor chileno Pablo Neruda; y de los cubanos Félix Pita, Delia del Carril, Nicolás Guillén, Leonardo Fernández, Juan Marinello y Alejo Carpentier, quienes entraron en el mismo grupo de los mexicanos.

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