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Cultura

Los Niños de la Guerra que se hicieron adultos desando regresar

Un detalle de la portada del libro del periodista Rafael Moreno.

Algunos salieron con tres o cuatro años; los mayores con doce. Pasó el tiempo y aunque muchos llevaban fuera de su país más del tiempo que acumulaban de vida al abandonarla, quisieron volver. Se trata de Los Niños de la Guerra, en su mayoría vascos y asturianos, quienes fueron llevados a la URSS para alejarlos de los rigores e inclemencias de la Guerra Civil y, de paso, crear relevo antifranquista. Pero ellos no se sentían soviéticos. Su casa estaba en otro lugar; aunque no la recordaran. Por eso presionaron al Kremlim: querían volver. Y lo hicieron. Eso según la versión de esta historia, la que Rafael Moreno narra en las páginas de Los niños de Rusia (Crítica), un libro que reconstruye cómo entre 1956 y 1957, España recibió casi diez mil retornados, entre niños, guerrilleros, desertores y presos de la División Azul, quienes volvieron en aquellos días en los que el régimen franquista estaba más que consolidado.

Aunque muchos llevaban fuera de su país más del tiempo que acumulaban de vida al abandonarla, quisieron volver...

Este libro se centra en los dos elementos claves de esta operación: los testimonios y documentos de los retornados así como los entresijos políticos de aquella operación y lo que significó tanto para los rusos como para la CIA y la España de Franco. Sobre el tema hay poco material desclasificado, asegura el periodista Rafael Moreno. Ni los estadounidenses ni el Ministerio de Defensa español dan acceso público a los materiales que podrían dar fe de cómo ocurrieron las cosas. Y puede justamente que ahí radique su belleza: en las dificultades que entraña recordarla. El enorme muro del Stalinismo se desmoronaba y una nueva guerra anunciaba la carrera de misiles. 

La propia Dolores Ulibarri, la Pasionaria, estuvo en total desacuerdo. Sin embargo, una serie de circunstancias y coincidencias matizaron las posiciones

Ante la posibilidad de esa repatriación -en la que tuvieron que ver la diplomacia estadounidense y la española-, el franquismo asumió una actitud de no obstrucción. Sin embargo, el propio Partido Comunista Español hizo esfuerzos por impedir el regreso de todos aquellos que casi 20 años antes habían salido. La no adaptación de aquellos jóvenes ponía de manifiesto el fracaso de un intento de formación de una vanguardia anti-franquista comunista. El ideal soviético como la cura de todos los males. Pero no fue así.

La propia Dolores Ulibarri, la Pasionaria, estuvo en total desacuerdo. Sin embargo, una serie de circunstancias y coincidencias matizaron las posiciones. Stalin estaba muerto,el franquismo estaba ocupado en hacer brotar, como fuera, una mejoría económica y la posguerra se reagrupaba en un mundo aparentemente más sencillo: los americanos y los rusos. Los comunistas habían decidido abandonar la vía de las armas e infiltrarse en la vida en sus distintos estratos: sindicatos, escuelas, fábricas. Aquellos niños -ahora jóvenes y adultos- eran perfectos. Los planes -según la versión de Morena- no ocurrió exactamente así, al menos según los documentos de los que se sirve este libro. 

El regreso 

Los niños que regresaron en las seis expediciones llevadas a cabo en 1956 y 1957 ya no eran tales. Procedían de otros colectivos más diversos. En total, alrededor de 7.000 españoles, de los que solamente unos 2.895 era todavía  realmente niños: muchos tenían entre 30 y 35 años. Y a ellos se sumaban desertores de la División Azul y otros prisioneros. Fue una repatriación en masa.

Un detalle de la portada del libro de Moreno.

A través de la recopilación de documentos y testimonios –algunos de supervivientes-, Moreno recoge las experiencias de estas personas: la agobiante salida de España en plena Guerra Civil, las penalidades y evacuaciones durante la Segunda Guerra Mundial y el régimen de Stalin y su posterior debate interior sobre si regresar por voluntad propia a la España de Franco.

"Ellos son las víctimas de las tres guerras: la Guerra Civil española, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría -dice Rafael Moreno-. Querían volver a lo que era su patria, aunque ya no lo fuera. Casi todos asumen el compromiso de volver a España sin militancia y plegarse a la Ley Anticomunista. Fueron objeto de  un seguimiento policial. Sufrieron el rechazo muchos lugares, pero hicieron un esfuerzo por adaptarse", explica su autor.

"Para el Partido Comunista aquello fue una derrota. Aquí no sólo vinieron niños sino destacados líderes comunistas, guerrilleros, líderes, gente que ideológicamente se había comprometido y daba un paso atrás", plantea el periodista español que durante veinte años trabajó por acabar este volumen que ahora ve la luz editado por la editorial Crítica.    

Las consecuencias 

En aquella España castigada por el hambre y la posguerra, aquellos retornados regaron el campo seco de una vida sin atributos ni panes en la despensa. Pero obró su efecto. Por ejemplo, las traducciones de los clásicos rusos encontraron, al fin, algunos claros de verdor. "Hay varias áreas -asegura Rafael Moreno- pero ésa es significativa: las mejores traducciones de todos los clásicos rusos tuvieron lugar en aquellos años. Se hicieron en editoriales como Aguilar. Pero también en el mundo científico hubo casos importantes: muchos de quienes regresaron habían sido peritos, obreros cualificados en sistemas eléctricos. Pero también médicos, enfermeros y obreros cualificados que encontraron espacio en Asturias y el País Vasco", explica Moreno. 

¿Qué se escondía en la actitud del franquismo... tolerancia o precariedad? La respuesta es más compleja y tiene su raigambre en la vida de quienes intentaban, como fuera, fundirse en las raíces de un árbol genealógico  al que intentaban pertenecer. "Les costó mucho la adaptación, es verdad que La Transición vino mucho después pero ese retorno es un primer gesto… Hay una cierta deuda de reconocimiento hacia ellos. Ha habido cierta ignorancia y se ha pasado muy por encima de ellos, el proceso de reconciliación empieza mucho antes", apostilla el autor de este ensayo, periodista y profesor universitario. Especialista en periodismo internacional y corresponsal de guerray  profesor titular de la Universidad Complutense y director académico del Máster Universitario de Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados.

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