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Cultura

Mujer, ¿cuál mujer?

Una imagen del foto libro Mujer, de Jeosm.

Son cien. Cien mujeres y cien imágenes. Dependientas, maquilladoras, camareras, periodistas, estudiantes, bailarinas, cantantes, tatuadoras, diseñadoras gráficas… Mujer, el más reciente foto libro del artista Jeosm, da una nueva puntada a la cicatriz del retrato, ese género que ha caracterizado su trabajo desde Realidad, la primera serie de fotografías que reunió en un volumen auto editado en 2010, hace ya siete años. Con este nuevo proyecto, dice Jeosm, se propone rendir un  homenaje: a esas mujeres que se parten el lomo, que trabajan, que luchan, que se plantan. Ecos de su madre que él fotografía como si de catedrales se tratara: encuadrándolas desde abajo. Ellas miran al objetivo como si lo alumbraran. Segundas madres. Tatuadas. Desafiantes. Contradictorias.

En Mujer, Jeosm se ha metido ahí donde las cosas se complican, en el matiz. Avanza en esa  investigación fotográfica que sujeta su obra como el costurón a los pliegues de una herida: la de los que se parten la cara o pintan su nombre en muros que los ignoran, como ya lo hizo en Sacrificio (Autoedición, 2015) un libro que aúna retrato y contexto de la escena de Artes Marciales Mixtas (MMA)  o Guerreros Urbanos (Alfaguara, 2016), que reúne instantáneas de escritores de grafiti acompañadas con textos de Arturo Pérez-Reverte. ¿Quiénes habitan las imágenes de Jeosm? Pues los luchadores de una misma tribu. Personajes de un fresco sin retoques para una época en la que todos prefieren aparecer retratados haciendo morritos o metiendo la tripa. Perfectos a la fuerza. Este no va a ser el caso. Porque Jeosm saca el retrato del espacio de vanidad y lo planta en algo que se parece tanto al fotoperiodismo como a la investigación plástica. El libro Mujer  da continuidad a esa búsqueda.

Una selección de las fotografías que forman parte del libro 'Mujer', de Jeosm.

Todo comenzó hace un año, cuando el fotógrafo invitó a un grupo de mujeres de su edad, entorno social y cultural,  para que se dejaran retratar de la forma en que ellas querían ser percibidas; con los gestos y trapos que ellas eligieran y con las poses que mejor transmitieran quiénes son y qué desean de la vida. Ellas lo decidieron todo. Una buena parte decidió arrancarse algo de ropa, mostrar las piernas tatuadas, los pechos estriados, los vientres con hendiduras. Mujeres que miran a la cámara como soldadas escarmentadas. Mujeres que para desafiar muestran su cuerpo imperfecto sin conceder jamás un gesto dulce. Porque en estas fotos ninguna ríe. Ninguna. “Aquí no hay segundas intenciones. Ninguna sonríe porque no quería que fuera un gesto mal entendido. Esto no es un proyecto de moda, ni un libro de mujeres tronistas. Esto no es un libro falso”.

Hay contradicción en la poca ropa y en la mucha lucha, porque quien observa las imágenes se pregunta si existe en ellas alegoría o cosificación. ¿Qué significa el hecho de que, para mostrarse guerreras, algunas optaran por la desnudez o la procacidad? “La elección de muchas de las mujeres por la desnudez para este libro, porque así quisieron mostrarse ellas, no lo veo  tanto como un asunto de sexualidad como de libertad. Confundimos desnudez con pornografía.  Se trata del cuerpo como arma, como forma de poder. Femen protesta quitándose la ropa, es una manera de ir en contra de determinadas ideas. En este libro las mujeres desafían con sus cuerpos los cánones de perfección impuestos”.

"Maquilladoras, peluqueras, tatuadoras. Son trabajadoras, supervivientes, guerreras, independientes. ¿Por qué incluir la palabra mujer, un concepto tan general, en un grupo definido? Pues porque ellas tienen el mismo derecho a la palabra mujer como cualquier otra del barrio de Salamanca”

Quien recorre las instantáneas de este libro se planta también  ante la pregunta sobre si pueden esas chicas –pertenecientes todas a un mismo entorno, un mismo estrato social- englobar en letras mayúsculas lo que mujer significa. ¿Dónde empieza y dónde acaba lo que es una mujer?  “Estas son chicas de mi entorno, de mi generación.  Son trabajadoras, supervivientes, guerreras, independientes. ¿Por qué incluir la palabra mujer, un concepto tan general, en un grupo definido? Pues porque ellas tienen el mismo derecho a la palabra mujer como cualquier otra del barrio de Salamanca”, explica el fotógrafo.

Mujer es un libro autoeditado con una edición de 300 ejemplares.

Además de las mujeres retratadas, más se suman al proyecto. Las escritoras y periodistas que ofrecieron su propia definición de lo que mujer significa y que aparecen justo al lado del retrato desplegado. La primera de esas definiciones de mujer es la que aporta la Real Academia Española, de ahí en adelante se unen  las que aportaron Espido Freire, Lara Siscar, Marta Querol, María José Solano Franco, Marta Robles, Paloma Bravo, Michelle Roche, Consuelo Triviño, Paula Llamazares, Cristina Redondo, Helena de Llanos y María Zaragoza. Escritoras, periodistas, historiadoras. Mujeres dedicadas a la palabra que cuyas definiciones, lejos de perfilar un concepto único, lo atomizan.

Probablemente al cerrar el libro, no esté claro qué es Mujer. Ni lo que ese concepto signifique o represente. Lo que sí es cierto es que en el imperio de lo políticamente correcto, de las obcecaciones, este libro se moja. Se mete en problemas. Porque todo sea dicho: la verdad es problemática. Así, el proyecto avanzó hasta tomar forma final en este libro, durante cuya fase última ocurrió algo, por decir lo menos, significativo. El asunto se reúne en dos grupos. Las de las mujeres que quisieron darse de baja porque estéticamente habían bajado de peso y ya no deseaban aparecer como eran antes. El segundo grupo desertó, porque consiguieron pareja. Otra vez, los pliegues. El reverso de una idea manifestándose en su contrario.

"Probablemente al cerrar el libro, no esté claro qué es Mujer. Lo que sí es cierto es que en el imperio de lo políticamente correcto, de las obcecaciones, este libro se moja. Se mete en problemas. Porque todo sea dicho: la verdad es problemática"

Todo en las imágenes de JEOSM ocurre sobria y arbitrariamente: en blanco y negro; aunque convendría decir ‘blanco o negro’. Porque en su mundo se es o no. La importancia de lo vivido supera todo esteticismo. Y aunque estas mujeres son tan jóvenes como él, parecen tener varias guerras impresas en el rostro. Así, sin colores, en ella –como en las otras series de retrato- la herida es más herida; la hendidura más hendidura; y la costra más costra. Por eso JEOSM vuelve a jugarse la carta del ojo revólver. Y por eso este libro genera, al mismo tiempo, una sensación de afirmación y negación. No es un concepto ni una definición de mujer. Es el combate entre todas las versiones posibles.

Mujer, de Jeosm.

Mujer, de Jeosm.
Editorial: Libro autoeditado. 104 páginas.

http://www.ciudadanogrant.com/libro/mujer_6326

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