Quantcast

Cultura

Carlos Fuentes, en su correspodencia: "Los escritores somos como las putas"

“Los escritores somos (o debemos ser) como las putas: hay que trabajar siempre en el mismo burdel, si no ¿dónde te buscan los clientes?”, le escribe Carlos Fuentes a José Luis Martínez, director de la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE), en junio de 1978. Fuentes tenía entonces 50 años. Era un autor consolidado, premiado y reconocido.

Ésta es apenas una de las muchas cartas que forman parte de la correspondencia que sostuvo el escritor  con los sucesivos directores del FCE -editorial con la que publicó 15 libros- a lo largo de medio siglo y de la que ha salido a la luz en una selección publicada por La Gaceta, la revista de la editorial.  

En los Los papeles de Fuentes, publicado en el número de julio, Rafael Vargas, compilador de la selección, desmenuza la relación del escritor con la editorial desde la aparición de su primera novela La región más transparente (1958), que supuso no sólo un fenómeno editorial, sino una pieza clave en la consolidación del mexicano.

Vargas aporta un dato: las ventas de las tres primeras novelas de Fuentes con el Fondo crecen tanto de 1965 a 1970 que le reportan regalías semestrales por más de 25 mil pesos. “Y no eran las únicas regalías que tenía para entonces, en esos años tiene libros repartidos en el FCE, Siglo XXI y Joaquín Mortíz”, acota Vargas.

Del joven sin dinero al escritor consolidado

A lo largo del tiempo, Fuentes pasa de ser uno de los autores más apreciados del Fondo a convertirse en un colaborador comprometido, que se preocupa por sugerir la traducción de autores extranjeros y por promover a escritores mexicanos en otras lenguas. Sin embargo, tal y como se lee en algunas cartas, no todo son rosas para el autor de La silla del Águila.

Uno de los folios dados a conocer por el diario mexicano reforma muestra la nota “¡HELP! ¡AU SECOURS! S.O.S!”, escrita por Carlos Fuentes desde París en agosto de 1961. El destinatario de su pedido de auxilio, redactado a mano, es Joaquín Díez-Canedo, y obedece a que se quedó casi sin dinero para completar su viaje por Europa.

“Sólo puedo continuar el viaje a las regiones de los Hermanos Marx vía la munificencia que esa augusta institución - tres veces H.- muestre hacia el sufrido autor de Las buenas conciencias. In other words ¿podría contar con lo que me corresponde por la reedición en la Popular?”, pide el joven novelista.

La respuesta del gerente general de Fondo de Cultura Económica (FCE) llega 20 días después, aunque la casa atraviesa por una crisis similar, le dice Diez-Canedo, pagarán sus regalías por los primeros 10 mil ejemplares de la segunda edición de Las buenas conciencias en la colección Popular.

Le informa además que si las circunstancias siguen mostrándose adversas, el director Arnaldo Orfila “es capaz de afrontar personalmente el envío”. El respaldo al joven novelista es total. De ahí la lealtad de Fuentes al editor argentino en 1965, cuando Orfila deja el Fondo de Cultura Económica. Desde Milán, Fuentes escribe que las regalías de sus tres novelas publicadas (La región más transparente, Las buenas conciencias y La muerte de Artemio Cruz) sean pagadas a Orfila.

Presidente Cárdenas, un lector 'revolucionario'

Destacan en la selección del Fondo de Cultura Económica otras cartas todavía más interesantes, como la que envió el Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940)  desde su natal Jiquilpan de Juárez en Michoacán para agradecerle a Carlos Fuentes el envío de su más reciente novela La muerte de Artemio Cruz.

En la carta, fechada el 1 de marzo de 1963, Cárdenas elogia sus cualidades como escritor y atribuye la fuerza de sus novelas a su “intención revolucionaria”, unida a la “fina sensibilidad de un intelectual estrechamente ligado a la vida de su pueblo y a la inquietud del joven escritor que busca una nueva y vigorosa técnica literaria”.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.