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Cultura

Agustín Fernández Mallo: "En Antibiótico retomo los temas que me interesan"

No le bastó, porque no pudo hacer aspavientos suficientes. Después de quedarse frío el remake de El Hacedor del escritor Jorge Luis Borges, el gallego Agustín Fernández Mallo vuelve con nuevos bríos y aprovecha la 71 Feria del Libro de Madrid para Antibiótico, su reaparición literaria y editorial, además de la reedición de otros de sus títulos.

"La única manera de hacer poesía es quedarse lo más quieto posible y esperar a que el mundo te afecte", escribe Agustín Fernández Mallo en Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tratactus, su primer libro "postpoético", escrito en 2001 y que se reedita ahora con Antibiótico, dos trabajos en los que mezcla lo mejor y lo peor de su obra, aquello que le ha identificado y de lo que ha sabido sacar más brillo a su quehacer literario: un proceso de investigación poética en el que mezcla la alta cultura con la sociedad de consumo.

"En los dos libros están los temas que siempre me han interesado, la mezcla de la filosofía con la física, el amor, las relaciones y cómo éstas se desarrollan a través de la cotidianeidad, los objetos y recuerdos; la muerte, los límites y la mezcla de diferentes propuestas culturales", explicó ayer a Efe Fernández Mallo.

"La única manera de hacer poesía es quedarse lo más quieto posible y esperar a que el mundo te afecte"

El escritor, (ahora)  músico y físico de profesión fue el impulsor del Proyecto Nocilla, en 2009, un ejercicio que algunos llaman de "renovación literaria" que sirvió de plataforma para la trilogía Nocilla Dream, Nocilla Experience, y Nocilla Lab, una trilogía acogida con estusiasmo por la crítica.

Fernández Mallo, afincado en Mallorca, se propuso hace años "ser una esponja y absorber todo" para poner en conexión las experiencias que la vida le brindaba: la física, la música, la literatura, el cine, las nuevas tecnologías, la información o la televisión, y hacer con ello un material literario.

Después vino El Hacedor de Borges, un "remake" sobre Borges que a Maria Kodama, la viuda del escritor, no le gustó -en realidad le acusó de plagio-  y obligó a retirar el libro. Mallo aceptó sin rechistar e incluso a día de hoy no acepta preguntas al respecto en las entrevistas.

En el debut literario del autor, Yo siempre regreso a los pezones y al punto 7 del Tractactus, publicado ahora por Alfaguara, el autor, un dolido narrador -"como le pasa a cualquiera que acaba de terminar una relación"-, explica Mallo, deja que el mundo que le rodea y que ha sobrevivido a la separación le afecte.

A María Kodama no le gustó 'El Hacedor. Remake'. Le acusó de plagio y le obligó a retirarlo. Fernández Malló aceptó.

Un libro en el que el protagonista está en el hotel de una isla, una metáfora del límite y un guiño al filósofo Wittgenstein y su libro el Tractactus -dice Mallo-, en el que venía a decir que "el límite de uno es el límite de su lenguaje".

"Estaba muy obsesionado con Wittgenstein -subraya el autor- pero no es un homenaje, lo que hay en el libro es el tema de la frontera, del límite y algo del escueto punto 7 de su libro que dice 'De lo que no se puede hablar hay que callar'", sostiene.

"Pero este poemario trata -aclara- de las derivaciones poéticas que suscita una relación de pareja, una deriva por diferentes paisajes visuales, poéticos, sociales, sus símbolos y sus objetos, porque la persona desaparece pero los objetos, no, y todo eso es materia poética".

En Antibiótico, su último poemario que también sale a calle esta semana publicado por Visor, Mallo lleva su concepto "postpoético" a su máxima expresión. Pero aparece el tema de la muerte mucho más reflejado y escribe: "La infancia es un átomo que emite/ la partícula © hasta que morimos".

Aquí la disgresión, la paradoja, y las redes contemporáneas aparecen como investigaciones poéticas del autor de Creta lateral travelling , Carne de píxel o Postpoesía, hacia un nuevo, según él,  "paradigma".

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