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Cultura

Cecilia Giménez podría rendir cuentas tras "montar el Cristo"

No era la primera vez que Cecilia Giménez retocaba la pintura realizada el siglo pasado por Elías García Martínez. El salitre y la humedad de la pared habían acabado por borrarla casi por completo y ella, inocente y solícita, no había  hecho más que atender a sus buenas intenciones. Así que ni corta ni perezosa, cogió una foto del original y se dedicó a lo suyo: retocar.Hasta ahora se había centrado en la túnica. Pero las evidencias muestran mucho más que eso. Ojos. Boca. Pelo...

Hasta ahora, dice ella, se había centrado en la túnica del Cristo. Pero las evidencias muestran mucho más que eso. Ojos. Boca. Pelo. En todo puso ella sus manos a la obra. Muchos feligreses dicen que no era extraño encontrarla en la iglesia, pintando. Un día tuvo que salir de viaje con su hijo, un hombre de 60 años aquejado por una discapacidad. Su vida, dicen quienes la conocen, no ha sido fácil. A su vuelta del viaje, el Ayuntamiento de Borja ya era conocedor de lo sucedido con la pintura. Se armó la de San Quintín. El párroco era conocedor de sus labores, alega Cecilia, quien ha dicho a los medios que ella sólo quería ayudar. Sólo eso y nada más.

De momento, el asunto va y viene entre los ataques de ansiedad de Cecilia -atosigada por los curiosos y la prensa- y los especialistas que intentan ver cómo puede darse marcha atrás a capas de barnices y óleos, peguntados con tanto amor y mimo.

Acciones legales

Aunque esta semana una pareja de restauradoras consultadas por el Ayuntamiento ha manifestado que es posible la recuperación de la imagen, el consistorio de Borja no descarta emprender acciones legales contra Cecilia Giménez, quien todavía sostiene que se trató, nada más, de asunto de buenas intenciones.

“Independientemente del valor de la obra, el hecho de que una persona haya actuado por su cuenta y riesgo es una agresión al patrimonio artístico”.

A pesar de que existe conciencia en el entorno de las autoridades locales de la difícil vida de Cecilia, persiste la idea de que la acción no puede quedar impune. “Independientemente del valor de la obra, el hecho de que una persona haya actuado por su cuenta y riesgo, es una agresión al patrimonio artístico”, ha explicado a los medios el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Borja, Juan María Ojeda. El Gobierno de Aragón descarta acudir a Tribunales. Mientras tanto, en las redes sociales, el EcceHomo se reproduce en una infinita cadena de réplicas. Desde intervenciones con el perfil de Messi o Rajoy hasta la versión doméstica y aficionada con la que Cecilia ha revolucionado el fresco del santuario de la Misericordia borgiana, que terminado siendo referencia hasta en las mismísimas páginas el Financial Times a causa de tan picaresco y a la vez dramático episodio de retoque, provincia y Fe. 

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