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Cultura

David Foenkinos: “El humor es la educación de la desesperanza”

David Foenkinos (París, 1974)

Para alguien como este flaco 'gabacho' de cabello hirsuto y apellido griego, esta sala de actos con aspecto de cuarto de interrogatorio es el peor lugar para una entrevista. Lo único bueno puede que sea, quizás, que entre sus paredes de espejos –de las que uno no sabe si está siendo vigilado- su risa resuena con más ganas. Sin embargo, a David Foenkinos (1974), el escritor francés de La delicadeza, un libro con el que ganó millones de lectores en más de treinta países –todavía más después de su adaptación al cine protagonizada por Audrey Tautou-, nada le pesa. Se ríe fácilmente: de sí mismo, de sus personajes, de los prejuicios.

Foenkinos visita España en estos días para participar en el Hay Festival de Segovia y presentar además su libro número doce: Estoy mucho mejor (Seix Barral, 2013), una novela tan trágica como hilarante –pero esencialmente optimista- en la que un hombre que parece tenerlo todo –una vida apacible, una esposa magnífica, un trabajo estupendo- se levanta un buen día con un potente dolor de espalda que termina por trastocar lo que hasta entonces parecía magnífico. Tiene plomo en las vértebras. Y es que su espalda está llena de nudos que se desatan, de a poco, con los momentos tristes que ha vivido y que le obligan a tomar las riendas de su vida.

En la línea de novelas como la ya citada La delicadeza (2010, Seix Barral)y Los recuerdos (2012, Seix Barral), pero incluso como El potencial erótico de mi mujer (2004) o En caso de felicidad (2007), este escritor formado en Letras en La Sorbona y músico de Jazz juega la baza de la literatura amable, risueña, optimista… Una elección que levanta sospechas, ahora más después de haberse convertido en un best-seller. Es su elección, literaria y vital. Y sobre ella habla David Foenkinos en esta entrevista.

A diferencia del protagonista de Estoy mucho mejor, a Foenkinos la vida no le pesa.

-La Nathalie de La delicadeza pierde a su marido de un golpe; el escritor de Los recuerdos le empuja la culpa y ahora, en Estoy mucho mejor, este arquitecto ve su vida derrumbarse ante un dolor de espalda. Le gusta poner a prueba a sus personajes.

-Es cierto que siendo libros diferentes, los tres pasan por una forma de renacimiento, por la capacidad de darse la vuelta y encontrar esa segunda oportunidad.

-Si en Los recuerdos el protagonista es la memoria y en La delicadeza lo es la lentitud, ¿quién es el protagonista en Estoy mucho mejor?

-El cuerpo. La capacidad de escucharlo, con toda la gravedad y seriedad que eso implique, pero también su parte risible.

"Esta novela trata sobre el cuerpo y la capacidad de escucharlo"

-De muy joven le operaron del corazón, así que si de algo sabe usted es de dolencias físicas.

-Sí y eso es algo personal que tiene el libro. Esa enfermedad me dejó largos meses en el hospital. Me trajo una relación distinta con el arte, con la gente, con la escritura. Fue una experiencia muy rica y que se refleja en este libro

-Pero está impresa también en el resto de su obra , justamente por esa idea de que las cosas pueden dejar de ser lo que son, echarse a perder…

-Sí, la proximidad de la muerte a la que se opone la energía del superviviente.

"Estamos tan condicionados por el temor a la enfermedad, que lo cuestionamos todo"

-Todos sus protagonistas se enfrentan a la muerte, pero esta vez es un pequeño dolor de espalda lo que lo vuelve todo del revés.

-Si lo piensas bien, estamos tan condicionados al temor a la enfermedad… El protagonista teme a la sola posibilidad de tener algo. Todos estamos rodeados de gente a la que le descubren algo. Y muy en el fondo, se confronta con la muerte, porque tiene miedo a tener algo serio, algo de lo que no pueda salir. Si bien en cierto esto puede llegar a ser un libro cómico sobre alguien que a partir de algo muy pequeño se lo cuestiona todo, no me quise ahorrar la parte angustiosa del diagnóstico.

-Pero la manía que le genera ese dolor, va haciendo que todo se le derrumbe.

-El cuerpo es sintomático de la realidad de su vida. Esa columna vertebral, que es lo que mantiene su cuerpo, se derrumba. Tiene que ver con su realidad vital.

Sobre el bestseller y las preguntas antipáticas

-Veamos, las historias positivas… algunos dirán que es bastante poco literario frente a la solvencia oscura de un Echenoz o un Houellebecq.

-Vamos, ¿que si el personaje se hubiese suicidado al final de la novela sería un gran libro?

"Me parece injusto decir que un libro positivo es menos literario"

-No le he pedido que mate a nadie…

-Me parece injusto decir que un libro positivo es menos literario, como si uno cínico o negro lo fuera a priori. Es como decir que las películas de Woody Allen no son buen cine. Es una elección. De todas formas, ahora tengo en mente la historia de un pintor alemán de los años treinta que pasa por el suicidio, a lo mejor es considerado más literario…

-Pero no me va a negar que tanta felicidad es sospechosa.

-Lo que he intento es liberarme del juicio de los demás y de la presión del éxito. No quiero hacer el mismo libro porque una vez salió bien. Quiero ser en cada momento honesto. La única forma de belleza es la libertad.

"¿Acaso Woody Allen no es cine por ser gracioso?"

-Eso es mentira, y usted lo sabe.

-Para mí es una certeza. Poder soltar amarras…

-Claro, pero no me va a negar que haber saltado al cine, que la gente espere de usted historias felices, que le comparen con Moccia… es una presión.

-Pues no, no la siento. No le rindo cuentas a nadie. Vivo de mi pasión, de lo que hago. Si algo me molesta o me resultan un peso son los prejuicios. Yo no esperaba que esto fuera un best-seller. Siempre he vendido muy pocos libros. Lo único que me amarga la libertad es esa relación con lo literario llena de prejuicios. El éxito o el fracaso no crea que pueda afectar a mi forma de escribir.

Sobre los mensajes de Kundera en el contestador

-¿Todavía toca la guitarra?

-Menos, pero mejor para los que escuchan. Tampoco se pierden de nada. Pero hace ya más de 20 años que estudié música.

"El humor es la educación de la desesperanza"

-¿Qué tanta importancia tiene lo musical en su prosa?

-Este libro tiene, de hecho, una estructura musical. Está el tema central, que es el dolor, y de ahí surgen improvisaciones varias relacionadas con la vida.

-¿Ha escrito cuentos?

-No.

-¿Por qué?

-Lo preguntas con tanta insistencia que … bueno, debo decir que tengo gusto por la novela, me encuentro bien en la carrera de fondo de una novela. ¿O en verdad me estás sugiriendo que escriba un poco más corto? (risas)

"Kundera es mi ídolo. Es un escritor en el que encuentras el gusto por narrar"

-Esto comprueba, una vez más, que el humor es su mejor arma.

-Es algo que sale casi de manera inconsciente y suaviza la parte grave de las cosas. Hay una fórmula que dice que el humor es la educación de la desesperanza. Para mí el humor actúa como un velo púdico sobre lo sombrío. De hecho, los grandes cómicos son depresivos.

-Es usted un lector aventajado de Kundera, ¿cierto?

-Sí, profundamente. Es un escritor en el que encuentras el gusto por narrar, pero a la vez es un alimento intelectual asequible, una combinación magistral de reflexión y sensualidad. De hecho, él es mi ídolo. Cuando me dejó un mensaje en el contestador por el éxito de La delicadeza me sentí muy feliz… También Houellebecq, a quien mencionaste, la leyó y le gustó. ¿Sabes qué pasa? Con este libro hubo un antes y un después. Era más fácil juzgarlo antes de su éxito. Ahora toda la visión que se puede tener de la historia pasa por el filtro de su éxito.

 

 

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