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Cultura

Vargas Llosa: "Mi editora y mi mujer me han prohibido hablar de política. Así que hoy toca literatura, no política"

Han transcurrido ya tres años de la publicación de El sueño del celta, desde entonces el Premio Nobel Mario Vargas Llosa había agasajado a sus lectores con una reedición: la de La ciudad y los perros -que cumplió en 2012 50 años- y el ensayo La civilización del espectáculo. Ahora, el escritor regresa a la ficción, esta vez con El héroe discreto,. El libro, que sale a la venta el 12 de septiembre, ha sido presentado en la Casa de América en medio de una mañana de lluvia furiosa. 

A pesar de haber emitido algunas opiniones sobre los temas que aborda en su nueva novela, entre ellos el narcotráfico y la corrupción -uno de "los males de América Latina y otros países", dijo-, el novelista no quiso entrar en aguas más actuales, ésas que tanto le gustan y con las que profiere verdaderos órdagos, el más reciente contra Berlusconi, por ejemplo. "Mi editora y mi mujer me han prohibido hablar de política. Así que hoy toca literatura, no política", dijo, con su sonrisa patricia y escurridiza.

Sin embargo, ante la inistencia de la prensa, cedió. Dijo que le parecía "verdaderamente catastrófico" que el "escándalo político" que ha producido el caso Bárcenas pudiera significar "un parón" en la recuperación económica de España, que parece "estar dejando atrás lo peor de la crisis". Sobre el tema no ahondó mucho más y afirmó que es necesario que "haya sanciones, que la gente vea que quienes han delinquido tan gravemente reciben la sanción correspondiente".

Vargas Llosa, el inmortal

En las páginas de El héroe discreto, recién publicada por Alfaguara, cuenta Vargas Llosa la historia paralela de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto.  

"Uno de los temas de la novela es las consecuencias negativas que también tiene el desarrollo", dijo Vargas Llosa refiriéndose a esta nueva entrega en la que vuelven viejos conocidos de su universo literario: el sargento Lituma y los inconquistables, don Rigoberto, doña Lucrecia y Fonchito, todos moviéndose ahora en un Perú muy próspero.

"Me pasa una cosa curiosa con mis propios personajes. Algunos no desaparecen con las historias"

"Otro tema de la novela no es sólo la corrupción, el cinismo, sino el de la decencia... En países que están luchando por alcanzar la modernidad son problemas neurálgicos que si no se destruyen pueden destruir", explicó Vargas Llosa, ex candidato presidencial contra Fujimori,  quien reivindicó sin embargo el avance de muchos países latinoamericanos a excepción, a su juicio, de Venezuela. El novelista se mostró  "muy preocupado" con la evolución de este país desde que el anterior presidente, Hugo Chávez, tuvo esa "idea mesiánica" de que se convirtiera "nuevamente en el faro, en el ejemplo", a su juicio, de un populismo autoritario.

También arrojó luz sobre la reincidencia de algunos de sus personajes: "Me pasa una cosa curiosa con mis propios personajes. Algunos no desaparecen con las historias, ellos quedan en la memoria". Sobre su larga trayectoria literaria y vital, el peruano se mostró chusco: "Veo la vejez con cierta preocupación [bromeó]... Creo que lo importante es vivir como si uno fuera inmortal. Para mí escribir anula completamente la preocupación por lo que puede ser la extinción, el final", dijo el autor de Cartas a un joven novelista.

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