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Cultura

La hora de la estrella: Clarice Lispector tendría hoy 93 años

Una imagen de la escritor Clarice Lispector, nacida un 10 de diciembre de 1920.

Apenas dos meses después de haber llegado a Brasil desde Ucrania, sus padres decidieron dejar de llamarla Haia. Tan pronto creciera, un nombre como ése, poco conocido en la nueva tierra en la que se instalaba aquella familia de judíos emigrados, se convertiría a la niña en un problema. Entonces decidieron llamarla Clarice, nombre con el que hoy todos conocemos a la más grande y potente de las escritoras brasileñas. Nacida, justamente, un 10 de diciembre de 1920, hoy Clarice Lispector tendría 93 años.

Para rendir homenaje a su vida y su obra, desde hace tres años de organiza en el mundo La hora de Clarice, un evento inspirado en el Bloomsday de Joyce y que concentra numerosos actos por todo el mundo hasta el domingo 15 de diciembre. En España, la Casa Amèrica Catalunya se suma también con una conferencia, a las 20.00 horas, de Elena Losada, traductora de la escritora brasileña. Ana Ly, actriz y cuentacuentos brasileña, abrirá la sesión con la narración de dos relatos de literatura infantil escritos por Lispector.

 Este año además, Siruela comenzó a publicar Biblioteca Clarice Lispector, una nueva colección que reúne toda la obra de la autora brasileña. Los dos primeros títulos, La pasión según G.H. y Cuentos reunidos, ya están a la venta. A principios de 2014 se publicará Agua viva, y más adelante La hora de la estrella, una novela publicada poco antes de la muerte de su autora, y en la que una voz masculina, Rodrigo SM narra la historia Macabéa, una muchacha que se muda a Río de Janeiro y para quien los días se vacían como las botellas de coca cola: infeliz y fugazmente. “Es la historia de una inocencia herida, de una miseria anónima, sobre una muchacha que no sabía que ella era lo que era y que por ello no se sentía infeliz”, explicó sobre el libro la propia Lispector.

Quizás marcada por la pronta ausencia de la madre, que murió cuando ella tenía apenas 10 años, Lispector comenzó a escribir muy pronto.

Quizás marcada por la pronta ausencia de la madre, que murió cuando ella tenía apenas 10 años, Lispector comenzó a escribir muy pronto. Publicó en periódicos sus primeros textos con apenas quince años y la aparición de su primera novela, Cerca del corazón salvaje (1943), produjo un enorme revuelo en el mundo literario brasileño, que no terminaba de creer que una joven de 23 años hubiera concebido una novela tan sugerente y distinta del regionalismo literario imperante.

Cerca del corazón salvaje es el intento de construir la biografía de Joana. Desde la infancia hasta la madurez, hay una búsqueda la verdad interior urdida justamente en el debate que existe entre la multitud de las relaciones humanas y el malestar individual. Joana intenta olvidar la muerte del padre, que no consigue aceptar. Utilizando el anzuelo del despertar de una adolescente, Lispector trazó el esqueleto de lo que sería el resto de su obra.

Organizado en forma de estampas, la narración avanza hacia la desintegración, sometiendo al lenguaje a las torsiones de una sintaxis deliberadamente caótica. La insatisfacción de sus personajes, incapaces de romper su aislamiento, desemboca en una meditación sobre el ser. Al año siguiente, en 1945 la novela recibió el premio de la Fundación Graça Aranha. Lo que entonces se consideró una joven promesa materializó su voz como una de las más firmes del panorama literario.

En 1946, con apenas 23 años y casada con el diplomático Maury Gurgel Valente, Lispector abandonó Brasil. Viajó por Inglaterra, Francia y Suiza. Ese año, publicó La araña.

En 1946, con apenas 23 años y casada con el diplomático Maury Gurgel Valente, Lispector abandonó Brasil. Viajó por Inglaterra, Francia y Suiza. Ese año, publicó La araña, que ella misma definió como como “un libro triste que le dio un placer enorme escribir”. En esta segunda novela - inspirada no en un insecto, sino en una enorme lámpara de cristal- una niña, Virginia, un ser tímido, construye un mundo al margen de su familia. Los adultos están al fondo del relato, apenas como bultos en movimiento. Un ser sin embargo retendrá la fuerza de la historia: su hermano Daniel, con quien descubre la muerte, la ciudad, la oscura línea que clausura la infancia y atrae a la vida.

Tras una brevísima estadía en Brasil, vivió ocho años en Estados Unidos. Era madre de dos hijos y de una obra que iba haciéndose, de apoco, con la máquina de escribir apoyada en el regazo. En 1959, luego de romper con su marido para regresar a Río de Janeiro, retomó el periodismo y publicó su primer libro de cuentos, Lazos de familia. Con una acogida más bien fría, en este volumen Lispector se vuelca en trece relatos, todos ellos de naturaleza cotidiana y descriptiva y en los que consigue labrar, acaso más finamente, no sólo su preocupación por el lenguaje sino la forma en que este retrata a la vida. Apenas un año más tarde publicó la novela La manzana en la oscuridad, a la que siguió La pasión según G.H, considerada su obra maestra.

En sus páginas, Lispector construye a la escultora G. H., una mujer culta y viajada. Recluida en su apartamento en un barrio acomodado de Río de Janeiro, se habla a sí misma. Se dirige a un lector imaginario. El desdoblamiento de la narradora y su búsqueda de sentido mediante el acto del habla, constituyen el único territorio seguro frente al desmoronamiento de lo real. Incluso, la propia Lispector incluyó en sus páginas iniciales una advertencia formada con sus iniciales:

“Este libro es como cualquier libro. Pero me sentiría contenta si lo leyesen únicamente personas de alma ya formada. Aquellas que saben que el acercamiento, a lo que quiera que sea, se hace de modo gradual y penoso, atravesando incluso lo contrario de aquello a lo que uno se aproxima. Aquellas personas que, solo ellas, entenderán muy lentamente que este libro nada quita a nadie. A mí, por ejemplo, el personaje de G. H. me fue dando poco a poco una alegría difícil; mas alegría, al fin”. C.L

 En 1966, se quedó dormida con un cigarrillo encendido. La llama provocó un incendio que destruyó completamente su habitación y le ocasionó severas quemaduras.

Escrito en una clave que resulta inevitablemente biográfica, G.H –como Lispector- sobrevive a su propio asilamiento a través de la experiencia descriptiva. La vida como una elaboración surgida de su propio relato: el encierro entre paredes, la sensación de extrañeza, el asco que despierta un insecto; en otras palabras, la pulpa de la obra de la brasileña. Y por eso resulta acaso tan –¿irónico? ¿macabro? ¿purificador? ¿puñetero? ¿metafórico?- que tan sólo dos años después, Lispector sufriera en la superficie de su piel las heridas que ya llevaba por dentro. En 1966, se quedó dormida con un cigarrillo encendido. La llama provocó un incendio que destruyó completamente su habitación y le ocasionó severas quemaduras en todo el cuerpo, especialmente en la mano derecha. Casi diez años más tarde, en 1977, murió a los 57, de un cáncer de ovario. Acaso demasiado pronto.

Su obra, publicada de manera algo caótica en estos años, ha suscitado un interés cada vez mayor entre críticos y editores, quienes han decidido poner orden y rescatar una voz acaso demasiado tiempo oculta. Ha llegado su hora, la hora de la estrella. La de Lispector.Sí, la de La Lispector.

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