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Cultura

Sobre cómo la España del 37 hizo desconfiar a Octavio Paz de la izquierda

José Chávez Morado, Elena Garro, Octavio Paz, José Mancisidor, Pascual Pla y Beltrán, Fernando Gamboa, Susana Gamboa y Silvestre Revueltas en 1937 en el Teatro Español de la Plaza Santa Ana (Foto: Julio Estrada)

El próximo 31 de marzo se cumple el centenario de su nacimiento. Aunque cualquier momento es propicio para pronunciar su nombre y volver a su obra. Se trata del poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, quien se convierte en protagonista de Los huesos olvidados (Espuela de Plata), una versión novelada de la visita del escritor a la España de la Guerra Civil, en 1937.  

Escrita por Antonio Rivero Taravillo, biógrafo de Luis Cernuda, la historia parte de un episodio ocurrido durante la visita de Octavio Paz a Barcelona, en 1937. El poeta, quien se encontraba en el Palau de La Música, leía ante un grupo su poema A un compañero muerto en el frente de Aragón. El amigo en quien estaba inspirado el poema, Juan Bosch, no había muerto. Estaba sentado entre el público que había asistido a la lectura.

La anécdota, que Rivero Taravillo explicó al periodista Alfredo Valenzuela, está detallada en una nota escrita por el propio Octavio Paz, y que acompaña al poema en sus obras completas. Según apunta el mexicano, ese día Bosch le pidió ayuda: como miembro del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), se sentía perseguido por los comunistas. Concertaron un segundo encuentro al que Bosch nunca se presentó. El mexicano y él no volvieron a verse nunca. Bosch y Paz se habían conocido en el México durante los años treinta. Fueron compañeros de revueltas y algaradas universitarias, pero el primero, por ser hijo de catalanes, fue expulsado del país.

Durante la estancia de Paz en España "se dio cuenta de la deriva totalitaria de cierta izquierda".

George Orwell, enrolado en las filas del POUM, tiene un papel secundario en esta novela, al igual que el músico Silvestre Revueltas, mientras que la historia de José Robles, traductor y amigo de John Dos Passos, también asesinado por sus compañeros de filas y que Ignacio Martínez de Pisón recuperó en Enterrar a los muertos, pasa tangencialmente por esta historia.

“No se trata de una novela más sobre la Guerra Civil, sino sobre la memoria y sobre cómo se diluye el recuerdo", explicó a la agencia Efe Antonio Rivero Taravillo. Y centra además su atención en “los represaliados por los suyos en el bando republicano, por no haberse acomodado a la disciplina estalinista", aunque se tratara de hombres, como Bosch, de extrema izquierda. Insiste Rivero Taravillo en que durante la estancia de Paz en España "se dio cuenta de la deriva totalitaria de cierta izquierda".

"Octavio Paz fue un hombre de izquierdas pero nunca cayó en el cerrilismo estalinista".

Paz viajó acompañado por la que entonces era su esposa, la escritora mexicana Elena Garro, quien también es un personaje principal de Los huesos olvidados, una narración que, ya en la ficción, arranca con una visita a México de una profesora española que trata de reconstruir cómo fue la vida de su padre, Juan Bosch. Las indagaciones de la protagonista transcurren junto a una Elena Garro que ya padece pérdida de memoria, y un Octavio Paz ya enfermo cuyos recuerdos tampoco son del todo sólidos.

Rivero Taravillo, que asegura haber hecho ficción con los testimonios dejados por Paz y por Garro, ha asegurado que, en lo tocante a lo que cuenta de Juan Bosch "los hechos históricos no debieron ser muy distintos". De la figura de Octavio Paz, Rivero Taravillo ha asegurado que "es uno de los intelectuales y de los poetas mayores del siglo XX en lengua española; se interesó por el arte, por la estética, por la literatura... Fue un hombre de izquierdas pero nunca cayó en el cerrilismo estalinista".

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