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Cultura

Natalio Grueso gastó 182.616 euros bebiendo cafés en el restaurante del Niemeyer

Si todas las salvedades fueran como las del Niemeyer, apaga y vámonos. No son minucias lo que ha encontrado la presidenta de la Fundación Centro Niemeyer y consejera de Cultura del Principado, Ana González, en las cuentas de la institución. Su antecesor, Natalio Grueso, quien actualmente trabaja en el Área de Artes Escénicas de Madrid, dejó cuentas poco claras y estrafalariamente altas en el caso de algunas justificaciones, por ejemplo, más de 180.000 euros de gastos por concepto de cafeterías y restaurantes. A este tipo de cosas fue a las que Ana González llamó "salvedades" en la auditoría de los estados financieros, con los que dice estar de acuerdo excepto por unas cuantas cosas más que quiere precisar.

Antes de avanzar. ¿Quién es Ana González? ¿De dónde salió? ¿Quién dirige ahora el Niemeyer? ¿No lo había cerrado Francisco Álvarez Cascos?  Puede llegar a preguntarse la mayoría de la gente acerca de un centro cultural sobre el cual ha reinado la confusión prácticamente desde sus inicios. Después de las elecciones autonómicas asturianas realizadas en marzo de 2012 -en donde Foro Asturias  se vio obligado a renegociar su ecuación política- y una vez que el centro retomara la estabilidad institucional tras haber sido gestionado ad hoc por la administración de Francisco Álvarez-Cascos, González llegó a finales de 2012 con la intención de devolver la calma a una institución que estaba llamada a ser un amplificador cultural.

Obra del arquitecto brasileño y pensado como un contenedor cultural, el Niemeyer fue inaugurado en el año 2010 por todo lo alto: instantáneas con Woody Allen y Kevin Spacey retratándose en la ría de Avilés; un patronato que contaba entre sus miembros con figuras públicas como Enrique Iglesias, de la Secretaría General Iberoamericana, o el abogado Antonio Garrigues.  En aquellos días, el efecto Natalio Grueso -entonces su director- was turning things on. Sin embargo, la interrupción de la gestión con  las sospechas de mala gestión presentadas por el entonces presidente Francisco Álvarez Cascos, a través de Emilio Marcos Vallaure, consejero de cultura de Asturias, más su intervención  abierta para desmantelar la Fundación y no renovar sus derechos de uso del espacio, dejaron en el aire su cometido. El Niemeyer cambió de nombre - Centro Internacional Avilés- y pasó de ser gestioando por la Fundación a depender directamente por el Gobierno autonómico del Principado, que desde septiembre hasta diciembre del 2010 emprendió una campaña de acusaciones por supuestas  irregularidades contables en la Fundación, sin presentar papeles que lo respaldaran.  

Después de de las elecciones del 25 de marzo, todo volvió a su cauce. El centro recuperó su nombre y la Fundación los derechos de uso del espacio asi como las competencias del mismo.  Ana González se incorporó como presidente de la Fundación y se celebró el primer patronato. Fue allí cuando se constató el primer gran problema: el Niemeyer se declaró en concurso de  acreedores debido a las deudas de 1,6 millones de euros, de los cuales 1,1 eran deudas a proveedores. Empezaron a surgir muchos fallos y cuentas que no cuadraban producto de la gestión de Natalio Grueso. El presupuesto de  2011 preveía 600.000 euros de ingresos por mecenazgos y aportaciones privadas. Sólo hubo 38.000 procedentes del grupo Daniel Alonso. Las ventas de entradas reportaron 450.000 euros de los 600.000 euros previstos. Y los 250.000  euros presupuestados como ingresos bajo el epígrafe de "Otros" sólo llegaron a 21.552 euros. Con la intención de  aclarar y partir de cero, González pidió una auditoría de las cuentas.

Las responsabilidades apuntan directamente al antiguo gerente, Natalio Grueso; el secretario, José Luis Rebollo, y los proveedores que emitieron las facturas que no están bien justificadas. Según los estados financieros, la Fundación ha provisionado un importe de 1.231.649 euros para devolver la cuantía exigida respecto a las subvenciones de los años 2007, 2008, 2009 y 2010, quedan pendientes los dos últimos pendientes de resolución. Existen registros de la Fundación recogidos como 'otros gastos de la actividad' o 'gastos en proyectos'. Hay 182.616 euros relacionados con cargos sin justificación o invitaciones en la cafetería y restaurante del Centro Niemeyer "de las que se desconoce el propósito y los destinatarios". A ellos se suman algo más de 400.000 euros relacionados con contrataciones y gastos de índole internacional, cuya justificación no aparece detallada.

Se espera que durante la próxima reunión de patronato, prevista para este miércoles, se aprueben las cuentas y el plan de viabilidad, además de poner en claro las responsabilidades sobre la gestión de los recursos del Centro.  

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