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Cultura

El Centro Botín abre sus puertas con cinco años de retraso y 20 millones de sobrecoste

Una imagen del Centro de Arte de la Fundación Botín.

La primera piedra del edificio la colocó Emilio Botín en 2012. Dos años después, el centro debía abrir sus puertas. Pero los planes se torcieron .La inauguración estaba prevista para agosto de 2014, en ocasión de la conmemoración del cincuenta aniversario de la Fundación y la celebración en Santander del Mundial de Vela. Sin embargo, las complicaciones y desacuerdos entre constructores y autoridades obligaron a posponer la inauguración. Un mes más tarde, en septiembre de ese año,  el banquero y principal mecenas del proyecto, Emilio Botín,  falleció inesperadamente. Es justo ahora, cinco años después y con no pocos reveses, cuando el Centro Botín comenzará a funcionar el próximo 23 de junio de 2017. Así lo ha anunciado este jueves director general  de la Fundación Botín, Íñigo Sáenz de Miera.

Lo que comenzó como una gran obra patriarcal, la que Emilio Botín concedía a su ciudad de nacimiento, quedó atascado y deslavado en el largo proceso de rectificaciones y acontecimientos

Promovido y financiado por la Fundación Botín con una inversión que alcanzaba los 77 millones de euros según las cifras que se hicieron públicas en 2012,  el ambicioso edificio del Centro Botín fue diseñado y supervisado por el arquitecto italiano y Premio Pritzker Renzo Piano. La compañía  OHL (junto a Ascan) fue la encargada de ejecutar las obras en el muelle Albareda de la bahía de Santander, un enclave privilegiado pero no exento de complicaciones. Lo que comenzó como una gran obra patriarcal, la que Emilio Botín concedía a su ciudad de nacimiento, quedó atascado y deslavado en el largo proceso de rectificaciones y acontecimientos, algunos fortuitos –como la desaparición física de su principal impulsor, Emilio Botín- hasta  las complicaciones prácticas que se derivaban de la obra y de su proceso de construcción.  El diseño original tenía previsto que el edificio estuviese apoyado en cuatro columnas sobre el mar. La imposibilidad de tal cosa obligó a cambiar los planos. Todo comenzó a enlentecerse.

La Fundación Botín confirma : el coste total es superior a la cifra anunciada y el contrato con OHL nunca fue renegociado. El retraso, aseguran, “no tuvo una causa concreta”

Situado en un voladizo sobre el mar, el nuevo centro de arte se despliega ahora en los históricos Jardines de Pereda que, que fueron remodelados y ampliados por el paisajista Fernando Caruncho en colaboración con el propio  Piano. El proyecto –en toda su fase de ejecución- cubrió un amplio espectro de detalles –desde una rotonda hasta un túnel para distribuir el tráfico-  cuyas constantes modificaciones prendieron la mecha de la discordia. Esos cambios encarecieron los costes previstos y  obligó a las empresas participantes a renegociar el contrato o a parar los trabajos de construcción. Así lo explicó el presidente de Cantabria,  Miguel Ángel Revilla en 2014. "Se trata de problemas de mucho dinero entre que paga y quien desarrolla el proyecto", dijo.  Sobre estos dos asuntos, el precio y el contrato, la Fundación Botín confirma dos cosas: el coste total es superior a la cifra anunciada –no especifican cuánto- y el contrato con OHL nunca fue renegociado. El retraso, aseguran, “no tuvo una causa concreta”.

En 2014, el sobrecoste del proyecto alcanzaba más de 20 millones de euros, según informaron los medios locales y señalaron algunos portavoces políticos. Al entonces alcalde de Santander y hoy ministro de fomento, Íñigo de la Serna, le llovieron las críticas debido a la “poca transparencia”, como dijo el portavoz del PSOE en Santander, Pedro Casares. Se reclamaba mayor claridad en la construcción que ejecutaba la Fundación Botín en suelo público, con el apoyo del Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria.

Tanto los políticos como los habitantes de la ciudad veían con sorpresa el mutismo de la Fundación Botín, cuyos portavoces apenas y aportaban una explicación para los retrasos

Con el paso del tiempo, el proyecto del Centro Botín pasó de ser la versión cántabra del efecto Guggenheim en Bilbao para convertirse en una manzana de la discordia. Pasó de los muchos fastos a la discreta y puntual postergación. Tanto los políticos como los habitantes de la ciudad veían con sorpresa el mutismo de la Fundación Botín, cuyos portavoces apenas y aportaban una explicación para los retrasos.  "Como en todas las obras, a veces hay retrasos", dijo  en 2014 Paloma Botín, vocal del Patronato de la Fundación y miembro de la Comisión Asesora de Artes Plásticas.  La "calidad" está por encima de los plazos, aseguró quien dio como próxima fecha de apertura  el verano de 2015. Pero el proyecto volvió a retrasarse. Una vez más.

La presentación que ha hecho este jueves la Fundación Botín dista mucho del anuncio de 2012, sobre todo si se compara con el vistoso acto de la colocación de la primera piedra

La presentación que ha hecho este jueves la Fundación Botín para comunicar la fecha de apertura de su proyecto estrella dista mucho del anuncio de 2012, sobre todo si se compara con el vistoso acto de la colocación de la primera piedra al que entonces asistieron Emilio Botín, presidente de la Fundación; el presidente del grupo OHL, Juan Miguel Villar Mir ; el  entonces Secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle; el entonces presidente de Cantabria, Ignacio Diego;  el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, entre otros.

El efecto Bilbao en Santander

Otra imagen del Centro Botín

El Centro de Arte Botín tiene una superficie de más de 10.000 metros cuadrados (originalmente eran 6.000) repartidos en dos edificios (este y oeste) conectados por una plaza a la que se podrá llegar desde los Jardines de Pereda a través de una pasarela que salvará el tráfico. El edificio oeste albergará las exposiciones, mientras que el ala este se dedicará a los talleres de artes que ya desarrolla la Fundación Botín y a otras actividades culturales. También habrá un auditorio con capacidad para 300 personas. Dirigido por Fátima Sánchez, el Centro Botín comenzará su actividad con una muestra dedicada a  Carsten Höller, y que durará desde junio hasta septiembre de 2017. Comisariada por Vicente Todolí y Udo Kittlemann, miembros de la Comisión Asesora de Artes Plásticas de la Fundación Botín, es la primera y más ambiciosa exposición monográfica del artista realizada hasta ahora en España. A ésta se suma una exposición de dibujos de Goya realizada con el apoyo del Museo del Prado.

A casi dos años de su muerte, las palabras e intenciones de Emilio Botín durante el acto de inauguración de las obras, en 2012, se han convertido en algo mucho más sobrio.  Lo que para Botín padre era  “el proyecto más importante de la Fundación”, para la institución es un edificio que da continuidad a la labor que comenzaron en 1972. Según aseguró Emilio Botín aquel día de 2012, el centro crearía 1.400 puestos de trabajo (900 en Cantabria) y, además, aumentaría la riqueza cultural de la ciudad –y su expresión turística, claro-. Aquel día, Botín dijo tener objetivos ambiciosos pero posibles: 200.000 visitantes al año. La quinta parte de los que hoy recibe el Guggenheim. ¿El efecto Bilbao en Santander? Habrá que esperar  hasta el 23 de junio para comprobarlo.

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