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El Buscón

Cebrián desaloja a Matías Cortés del consejo de Prisa. ¡Si Polanco levantara la cabeza...!

Cebrián desaloja a Matías Cortés del consejo de Prisa. ¡Si Polanco levantara la cabeza…!

No ha sido tan importante como Jesús Polanco, pero casi. Hablamos del granaino fino Matías Cortés Domínguez, uno de esos tipos irrepetibles que de Pascuas a Ramos producen -no necesariamente para bien- países como el nuestro. Admirado por algunos, odiado por bastantes más, temido por casi todos a cuenta de su capacidad para la maquinación, Matías ha sido un hombre clave en la historia de Prisa como alter ego de Polanco –ni una sola decisión tomó el editor sin antes consultarla con su abogado de cabecera-, desde luego, pero ha sido y es mucho más: en los últimos 30 años de historia económica de España no ha habido operación importante que, de un modo u otro, no haya contado tras las bambalinas con el genio conspirativo y maquinador de un Cortés que, más que un abogado al uso, en realidad es un gran “componedor”, un creador de imaginativas soluciones alegales a problemas complejos donde se juega el gran dinero, una especie de Bertrand Du Guesclin siempre al servicio de quien paga sus onerosas minutas: Ruiz-Mateos, Luis Valls, Mario Conde, Javier de la Rosa, los Botín (Jaime y Emilio), Ignacio Coca, los March, Abelló y Luis del Rivero, siempre Polanco, y un larguísimo etcétera con la flor y nata del madrileñeo nuestro de cada día.
Imposible delimitar en el espacio de un Buscón los perfiles controvertidos de este hombre bajito y grueso, de hablar lento y guasón, un tipo que puede ser a la par divertido y cruel a la hora de utilizar el bisturí de su ironía y mordacidad. Decimos que ha sido, en pasado, un hombre clave en la historia de Prisa porque anteayer el malvado Cebrián decidió cepillárselo del Consejo de Administración del grupo editorial, con nocturnidad y alevosía, en sesión celebrada en Nueva York. El Grupo está en la ruina, como todo el mundo sabe, pero Juan Luis, rumboso donde los haya con la pasta ajena, decidió celebrarlo en la Quinta Avenida, que es algo como mucho más soigné que hacerlo en la Gran Vía de Madrid, a la postre un poblachón manchego, o en la calle Miguel Yuste.

Eso es facturar y lo demás son tonterías

Y, en efecto, el Grupo y su actual mandamás han corrido un tupido velo sobre la salida de este hombre capital en su historia. Títulos no le faltan: Catedrático de Economía Política y Hacienda Pública de la Universidad de Granada, y Catedrático de Derecho Financiero y Tributario de las Universidades Autónoma de Madrid y Complutense de Madrid, la verdadera especialidad de Cortés es su habilidad para detectar las debilidades del alma humana, sobre todo de aquellas almas con la cartera bien surtida. Matías era consejero de Prisa desde 1977, además de miembro de su Comisión Delegada. En los últimos años ha sido también miembro del Consejo de Sacyr Vallehermoso, después de que su locuacidad y talento deslumbrara, en una especie de mágico flechazo, a un ingeniero de caminos francamente paleto llegado de Murcia y que se había convertido en multimillonario gracias a la obra pública, que es como se hacen ricos en España todos los especialistas en corromper concejales de urbanismo.
Alguien ha calificado de “legendarias” las facturas que el grupo Prisa ha abonado al famoso y polémico abogado –siempre bien visto por el felipismo y la famosa beautiful people; siempre mirado con recelo del mundo por la derecha-, detrás del cual hay un buen despacho liderado por su hermano Luis Javier, que es quien realmente sabe Derecho Mercantil. En efecto, Cortés Abogados facturó en 2010 la friolera de 22,1 millones por asesorar operaciones como la entrada del fondo Liberty en el capital del grupo. La punta del iceberg. Cortés ya se había embolsado 4,3 millones en 2008 y 8,2 millones en 2009. Al margen de sus emolumentos como miembro del Consejo, don Matías, que se sepa por documento público, se metió 34,4 millones “pal cinto” en los citados tres años, ello por “servicios de asesoramiento jurídico y dirección letrada (…) y asesoramiento jurídico-consultivo en asuntos prestados a Prisa y a Prisa Televisión”. Eso es facturar y lo demás son tonterías.

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