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El Buscón

Rajoy repite el gesto más arrojado y populista de su carrera

Mariano Rajoy y Fernando Martínez Maillo en el Parque de la Mota de Benavente, Zamora.

"Volveré", había anunciado Rajoy, como MacArtur, tras ser hostigado, perseguido y acogotado por una manifestación de sindicalistas que reclamaba un hospital en Benavente, Zamora. Corría el año 2006 y Rajoy era el presidente del partido. Se encontraba en Benavente, la segunda localidad de Zamora, donde tradicionalmente vence el PP. Hacía el tradicional recorrido por el centro de la ciudad rumbo al punto previsto para la celebración de un acto con la gente de su partido. Pero un nutrido grupo de manifestantes, en su mayoría sindicalistas de la UGT, salieron al paso del líder popular con la decidida voluntad de reventar el acto. Decían, eso sí, reclamar un hospital, prometido en su día por Aznar y aún por el propio Zapatero, a la sazón presidente del Gobierno. La Guardia Civil intentó contener a los más vehementes en la protesta, que no cedían. 

"El banco de Rajoy", se denomina desde entonces en Benavente a este humilde mueble urbano

Entonces fue cuando Rajoy decidió cortar por lo sano, abreviar su paseo entre el griterío y los empujones, pero, sin dejar de plantarle cara a quienes le increpaban, y con el apoyo de la mayoría de los benaventinos allí congregados, optó por subirse a uno de los bancos del paseo y, desde allí, como un orador de entreguerras, sin micrófono ni papeles, enhebró unas palabras que todavía se recuerdan.

Ha sido el gesto más populista y hasta arrojado de cuantos se le conocen y recuerdan al actual presidente del Gobierno. "El banco de Rajoy", se denomina desde entonces en Benavente a este humilde mueble urbano. Antes de abandonar la zona, Rajoy se lamentó de que "siempre que voy a algún sitio me mandan a los de UGT", porque ya había tenido más problemas con el sindicato socialista y añadió: "Volveré". 

Coraje y determinación

Y ha vuelto. Este martes, con una temperatura gélida y acompañado por su vicesecretario de Organización, Fernando Maíllo, zamorano por más señas, Rajoy cumplió lo prometido. Regresó a Benavente, donde no había puesto el pie en campaña electoral desde entonces, y decidió repetir la misma ceremonia de antaño, es decir, trepar hasta el banco que lleva su nombre en la memoria de los vecinos. Sin el griterío de entonces, pero con un frío gélido, Rajoy agradeció el entusiasmo de los presentes, más de dos mil personas. "Hace frío, pero tengo el calor de Benavente", comentó en su breve parlamento desde lo alto del bancal, junto a Maíllo y el alcalde local. No era MacArtur, pero volver, había vuelto. 

En Benavente, pese a la victoria del PP, gobierna un alcalde socialista con el apoyo de IU. Las municipales y autonómicas no resultaron espléndidas. Ni siquiera en Zamora capital lograron los populares retener la alcaldía, que gobierna Izquierda Unida, único caso en toda España. El gesto populista, audaz y voluntarioso de Rajoy en Benavente hace nueve años, repetido ahora con menos pasión pero más frío, quizás tenga efectos positivos en las urnas. "Determinación y coraje", aconsejó Rajoy a los suyos desde el altillo en el mitin de la tarde de martes bajo cero. "Con vuestra ayuda, afecto, apoyo y calor lo vamos a lograr". No hay constancia de que en esta ocasión pronunciara un "Volveré" antes de dejar las tierras zamoranas. 

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