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El Buscón

El Rey, en Zarzuela, ante la Asociación Atlántica: “¡Viva Putin!”

No, no es un gazapo como el de Trillo cuando gritó “¡Viva Honduras!”. Su Majestad recibió en la Zarzuela, concretamente el pasado 25 de julio, a la Junta Directiva de la Asociación Atlántica Española, con el inefable Eduardo Serra a la cabeza.

Se trata de una entidad con unos fines que merecen la pena ser leídos con detenimiento (a ver si llegan hasta el final), : “apoyar los esfuerzos de la Alianza del Atlántico Norte, encaminados al desarrollo de las relaciones pacíficas internacionales y a la defensa de los principios de Libertad, Democracia y Estado de Derecho, así como a configurar, dentro de la Alianza del Atlántico Norte, una Comunidad Europea, así como aunar esfuerzos con la Alianza del Atlántico Norte, junto con otras entidades o instituciones con similar objeto para la defensa colectiva y el mantenimiento de la paz y la seguridad, según los fundamentos de los artículos 1 y 2 del Tratado del Atlántico Norte”.

 La verdad, no lo he entendido muy bien, aunque nadie duda de que la cosa va del Atlántico Norte, vulgo OTAN, lo cual suena ya algo back to eighties. En el acto, Eduardo Serra realizó un aseado discurso ponderando los valores y la altitud de aspiraciones de dicho tratado, así como de la actividad de la organización. La contestación del Rey dejó totalmente estupefactos a los asistentes: “eso de la OTAN ya está muy pasado de moda, ahora lo que tira es Rusia y Putin. Es la relación que hay que intensificar. ¡Yo soy pro Putin! ¡Viva Putin!...!"

Efectivamente, el monarca había estado pocos días antes en dicho país, en un viaje de “marcado carácter económico”, aunque esperemos no tener a los Lukoil de turno otra vez merodeando por España con fines aviesos. Se entrevistó con Putin en el Kremlin y con el primer ministro Medvedev. El propio Putin dijo que Juan Carlos I es el mejor embajador que tiene España.

En cualquier caso, la contestación dejó de piedra al atildado Serra y ha sido comentada, incluso con ciertas dosis de cachondeo, por algunos de los presentes en la recepción algunos días después. Su Majestad, por lo que se ve, recupera el carácter dicharachero de antaño. Gritarle "¡Viva Putin!" al club de fans de la OTAN no deja de ser digno de análisis. ¿Qué habrá visto o disfrutado en Rusia para haber vuelto con un encandilamiento semejante?

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