Quantcast

El Buscón

Solbes se pone a escribir para justificar su gestión de la crisis durante la etapa Zapatero

Haber participado en los gobiernos que presidió José Luis Rodríguez Zapatero deja huella y también muchas ganas de dar explicaciones. Le pasó al exministro de Defensa José Bono, que amenaza con publicar su segundo tomo de memorias, al propio Zapatero, que da los últimos retoques a un libro con el que pretende justificar su gestión económica de la crisis, y ahora está atacado por la misma fiebre el exvicepresidente Pedro Solbes, quien promete ser valiente a la hora de narrar los problemas que le llevaron a dejar a Elena Salgado, miss ‘brotes verdes’ y, por extensión, al Gobierno de Mariano Rajoy, una herencia tan desastrosa como la que encontraron a finales del año pasado Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, con el país a un pie del barranco.

Solbes, el ministro que de verdad empezó a ser valorado dentro del PSOE cuando ganó con un parche en el ojo el debate televisivo a Manuel Pizarro, tiene muchas cosas que contar porque salió del Ministerio de Economía por la ventana, no por la puerta, después de múltiples encontronazos con Zapatero que él mismo quiso abordar con gran discreción. En los cinco años que estuvo al frente de la Vicepresidencia, vivió el arranque de la crisis y también la ceguera que tuvo el entonces presidente para hacerla frente cuando en épocas electorales tiró la casa por la ventana y regaló desde los famosos cheques-bebés hasta los 400 euros del IRPF, una orgía presupuestaria que más tarde Salgado no acertó a reconducir y que dejó en herencia 24.000 euros de deuda a cada ciudadano y un déficit público que todavía sigue pasando triste factura.

Lenguas viperinas de quienes convivieron en el Gobierno con Zapatero y con Solbes comentan estos días que tendría mucho interés asistir a un duelo dialéctico entre ambos sobre los momentos nada gloriosos que gestionaron, una misión que a todas luces se antoja imposible dado el perfil tan mesurado del exvicepresidente económico y también sus intereses empresariales en grupos como Enel o Barclays. Por ello, habrá que conformarse con los detalles que cada uno aporte por separado en sus relatos, con la esperanza de que no se limiten a una cómoda auto justificación de la ruina que dejaron como legado.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.