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El Buscón

WikiLeaks, la mejor publicidad para el recién estrenado bufete de Garzón

Ya sabíamos que Baltasar Garzón, exjuez de la Audiencia Nacional recientemente inhabilitado, había decidido asumir la defensa de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, que estos días ha invadido la prensa tras recibir el asilo político de Ecuador. Sólo nos faltaba un dato: ¿por cuánto lo hace? ¿Cuál es la jugosa cifra que el australiano de pelo blanco ha puesto sobre la mesa para llevarse de calle al abogado?

Según ha contado Garzón al diario El País, parece ser que cero. Vamos, que Garzón, acostumbrado a una vida de lujos y comodidades y que se levantó sus buenos dineros dando conferencias al otro lado del Atlántico, lo hace por amor al arte o, en este caso, más bien a la justicia. "He asumido su defensa pro bono, sin honorarios de por medio, porque creo en su inocencia y en su causa", revelaba este paladín de las nobles causas al periódico.

Nada tienen que ver en esta decisión – por poner algún ejemplo – lo mediático del caso o la ingente cantidad de páginas y minutos que va a ocupar en periódicos e informativos, citando, por supuesto, al sufrido abogado, que con eso de que acaba de abrir un bufete no le vendrá mal darse a conocer para captar clientela. Qué va, lo hace porque cree en Assange, esa pobre víctima de las dos grandes potencias anglosajonas, Reino Unido y Estados Unidos, que juran y perjuran que sólo quieren que sea juzgado en Suecia por varios delitos sexuales pero en realidad lo que están tramando es echarle el guante y hacerle pagar caras las filtraciones de WikiLeaks cargando contra instituciones norteamericanas.

Pero Garzón no se achanta ante los anglosajones. Si hay que decir que Estados Unidos quiere llevarse al pobre Julian de mala manera, se dice. Si hay que acusar a los británicos de estar planeando un asalto a la embajada ecuatoriana en Londres para sacar al inocente fundador de WikiLeaks y entregárselo a los malvados yanquis, pues también, se les acusa. Y si hay que calificar como "nula" la fiabilidad de un hipotético juicio en Estados Unidos, nación que siempre ha presumido ante el mundo de proporcionar juicios justos (aunque excepciones las hay en todas partes, y más que sonadas, pero ellos siguen estando orgullosísimos de su sistema judicial), también se hace. Claro que sí, qué mejor manera de hacer amigos y de crearse reputación.

Y ya que hablamos, de reputación y notoriedad, este Buscón ha podido comprobar, además, que los medios británicos y sus primos yanquis, con todo el revuelo de si Julian sale de la embajada, Julian no sale de la embajada, se han olvidado de citar a su famosísimo abogado. Ya lo decía aquella serie de los ochenta: la fama cuesta.

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