La sobrina del Rey ficha para La Zarzuela a un familiar del profesor de hípica de la Infanta

Con la Zarzuela real, la que comparte vecinos en El Pardo, todavía revuelta tras el 'affaire Corina' y el safari en Botsuana, en la otra Zarzuela, la caballar, los familiares de la corona también están soltando titulares. Si polémica fue la llegada de Faina Zurita, prima del príncipe Felipe y las infantas, a la presidencia de la sociedad del hipódromo madrileño, no menos empiezan a ser alguna de sus decisiones.

En los ambientes del caballo se lleva criticando desde hace días que la buena de Faina, una licenciada en Ciencias de la Información que llegó al cargo sin currículum en este mundo de jockeys y apuestas, haya apostado por Gerardo Torres, como nuevo director de la Zarzuela (la caballar). El nombramiento se hará efectivo a lo largo del día de hoy.

Este Torres, que nada tiene que ver con Diego, el socio de Urdangarín en el Instituto Noos, sí tiene afinidad, sin embargo, con la cuñada del ex balonmanista. Este Torres, Gerardo, resulta ser el yerno de Fernando Basail, coronel de caballería y, a la par, el primer profesor de equitación de la infanta Elena. Bajo su tutelta, la infanta comenzó a montar a caballo de forma habitual en el Club de Campo de Madrid allá por 1981.

Un año después, con Basail en las gradas, la hija mayor de los Reyes de España debutó como amazona en pruebas oficiales, en el Club Deportivo Militar de la Dehesa. Participó en el premio que lleva el nombre de su hermano el Príncipe de Asturias y que es una de las pruebas más importantes para jinetes de categoría juvenil. La reina Sofía y la infanta Cristina presenciaron la primera actuación pública montando a Gaitán, un caballo de ocho años con el que realizó una excelente actuación y a punto estuvo de pasar a la final.

Con el nombramiento de Torres, Gerardo, la sobrina de los reyes, elegida como máxima responsable de la Zarzuela, la caballar, el pasado mes de febrero, da otro paso a su intención de darle un vuelco total a la gestión del hipódromo madrileño, entre los aplausos de unos y las críticas de los otros.