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El Buscón

Rocío Aguirre dispara con bala en twitter: “Déjanos en paz, Ana Botella”

Rocío Aguirre, la hermana de la presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre.

Rocío Aguirre, hermana y ojito derecho de Esperanza Aguirre, salió ayer domingo de tiendas por Madrid, dispuesta como tantos miles de madrileños a realizar las últimas compras de cara a la noche de los Reyes, y tal lío debió encontrarse por las calles de la capital, tal despliegue de policía municipal incordiando a todo hijo de vecino (¿Alguien se animará un día en el Ayuntamiento capitalino a decirles a estos mozos de uniforme que están para ayudar a los ciudadanos, no para joderles la vida?), tantas las grúas llevándose coches mal aparcados por aquello de las prisas, que la mujer volvió a casa, abrió su cuenta en twitter y disparó:  

https://twitter.com/roaguirregil/statuses/419810736274440192

“Déjanos en paz, Ana Botella”, una frase que, viniendo de quien viene (nada menos que de la hermana de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, ahora clara candidata a encabezar precisamente las listas del PP a su Ayuntamiento cara a las elecciones municipales de mayo de 2015), podría convertirse en un nuevo icono en las redes sociales, un fenómeno viral parecido al ya famoso “relanxing cup in Plaza Mayor” pronunciado por la alcaldesa en su inolvidable discurso en Buenos aires.    

La explosión de rabia en twitter de Rocío Aguirre, una mujer de esa derecha culta muy ligada al mundo de la cultura, en particular al mundo del flamenco –fue socia de la sala Caracol-, es mucho más que una anécdota, en tanto en cuanto pone de manifiesto el infinito hartazgo que cientos de miles de madrileños, muchos de ellos votantes tradicionales del PP a nivel nacional, autonómico y municipal, sienten con esta mujer más que indefinible insufrible o insoportable.

El “Déjanos en paz, Ana Botella” indica a las claras la ruptura de vínculos afectivos que está teniendo lugar en el seno del PP, en la cúpula del PP a todos los niveles. Nada queda de la antigua estrecha amistad que existió entre la propia Botella –y no digamos ya su marido, José María Aznar- y Esperanza Aguirre. Seguramente en esa ruptura de lazos, esa avalancha de reproches, esos odios contenidos, ha tenido mucho que ver el tancredismo de Mariano Rajoy y la dureza de una crisis cuyo saneamiento ha obligado a su Gobierno a tomar decisiones más que polémicas incomprensibles para la militancia popular.     

Ciertamente Rajoy y el PP tienen un serio problema en Madrid y con Madrid, particularmente grave en el caso del Ayuntamiento, que tradicionalmente ha sido el auténtico fortín electoral de la derecha española. Perder Madrid (Ayuntamiento y/o Comunidad) sería un auténtico desastre para el PP, preludio de la pérdida del Gobierno de la nación. Lo que pocos dudan hoy es que la mastaba de la Cibeles estará perdida si don Mariano no se atreve a enviar a su casa a la señora Botella. Esperanza Aguirre es una de las que no lo dudan. Su hermana Rocío lo pone negro sobre blanco: “Déjanos en paz, Ana Botella”.

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