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El Buscón

El Rey, "encantado" con la entrevista de Corinna

El rey Juan Carlos I durante una audiencia.

La especie corrió el martes como la pólvora por los madriles. Hasta dos fuentes distintas, ambas sobradas de crédito, aseguraron a este diario que el rey Juan Carlos conversó por teléfono este domingo con la supuesta “princesa” alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein, tras la segunda entrega de la entrevista aparecida en El Mundo este fin de semana, y que el Rey se manifestó “encantado” ante su amiga con el contenido de la misma, comentando, entre otras cosas, que la había encontrado “muy guapa” en las fotos aparecidas en el diario.

Lo cual no haría más que confirmar el abismo, o abismos, que hoy separan a los miembros de la Familia Real, con una reina Sofía cuyo figura queda más que seriamente tocada tras el público destape de Corinna, y con los propios hijos del Monarca, empezando por el Príncipe Felipe, en situación igualmente poco airosa. Las fuentes consultadas el martes sí convinieron en aclarar una pregunta que figuraba estos días en todas las conversaciones: aunque la Casa del Rey (es decir, Rafael Spottorno y personal a su cargo) no tuvo conocimiento previo de la entrevista, “el Rey lo sabía de sobra”. Lógico, por otro lado.

Se van conociendo algunos detalles del espléndido scoop periodístico logrado por la periodista Ana Romero. Parece que en el principio fue un teléfono que, inadvertidamente, figuraba en los correos entregados al juez Castro, que en Palma instruye el “caso Palma Arena” y su pieza separada, el “caso Nòos”, por Diego Torres, ex socio y amigo de Iñaki Urdangarín, y que apareció publicado en los medios. Inadvertidamente para todo el mundo menos para Ana Romero, que simplemente tomó ese número y lo marcó en su móvil. Un golpe de suerte: al otro lado respondió la voz dulce de la “princesa” Corinna.

La conversación podría haber terminado de forma abrupta cinco segundos después con un clic al otro lado, pero no. Romero habla un inglés espléndido, y eso ayudó a superar el primer envite. Luego, otra circunstancia nada usual: la “especialidad” de la “princesa” son los negocios en los Emiratos Árabes Unidos y alrededores, y Ana estuvo casada en su día con el embajador británico en los Emiratos, antecedentes que ayudaron enseguida a encontrar un tema de conversación capaz de romper el hielo y progresar…

El caso es que Romero se desplazó a Montecarlo, principado de Mónaco, con toda una maleta de incógnitas. Y parece que allí no consiguió ver a la alemana, sino a sus abogados, al punto de que las frases entrecomilladas aparecidas en la primera entrega, domingo 24 de febrero, serían respuestas escritas a un cuestionario previamente remitido a la “princesa”. Las fotos, dignas de un posado en toda regla y con Photoshop a tope, también habrían sido facilitadas por los abogados.

Viaje relámpago a Londres para la segunda parte

A partir de aquí la historia está rodeada de interrogantes que no se despejaran hasta que la propia periodista decida contar los avatares de esta gran exclusiva suya. Algo de información y otro tanto de sentido común dan pie a pensar que en Mónaco fraguó un trato, nada extraño, por otro lado, en este negocio del periodismo: "Yo te concederé un segundo encuentro, notablemente más sabroso, a tenor de cómo me trate mañana tu diario".

El trato fue exquisito, todo hay que decirlo. Fue así como Ana Romero pudo volar a Londres desde el propio Mónaco, donde el mismo domingo día 24 realizó la segunda parte de la entrevista, notablemente más interesante que la primera, y donde la princesa se despacha con alguna revelación que en un país serio sería suficiente para hacer temblar los muros del templo, como eso de haber “prestado servicios” más o menos secretos, desde luego “confidenciales” y en “asuntos clasificados” al Gobierno de España. ¿Qué clase de servicios han sido esos? El Gobierno de España no ha dicho ni “mu”. Tampoco, de momento, la oposición. Sencillamente alucinante.

Lo que sí parece es que el rey Juan Carlos está “enamorado como un niño chico”, al decir de las fuentes arriba citadas, una situación absolutamente respetable desde el punto de vista personal, incluso tierna, pero problemática a más no poder teniendo en cuenta la jerarquía del Rey como jefe del Estado, y la actual situación que atraviesa España. Con el riesgo añadido de que la alemana se aficione a las entrevistas: el martes ya se puso al teléfono a la cadena de televisión Cuatro. Éramos pocos…

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