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Los 1.000€ que da el Estado por comprar coche se quedan en 800€ por el 'efecto IRPF'

Los usuarios que se acojan al llamado Plan PIVE para adquirir un nuevo vehículo recibirán 1.000 euros del fabricante (a modo de descuento) y otros 1.000 euros del Estado. La primera ayuda no tributa, pero la segunda sí. A efectos de Hacienda, esta asignación se considera incremento patrimonial y tributa en la declaración anual de la renta según la base imponible de cada usuario, es decir, en función de los ingresos que genere en este ejercicio.

En líneas generales, estos 1.000 euros se quedarán en unos 806 euros, teniendo en cuenta que los españoles tributan al 19,39% de media, según los últimos datos de Hacienda (declaración de la renta de 2010, presentada en 2011), una vez aplicadas las deducciones. Dicho de otro modo, a cada contribuyente que se beneficie del Plan PIVE le costará una media de 200 euros.

No obstante, esta ayuda podría reducirse aún más, según sean los tramos de cotización de cada usuario. De hecho, todos los usuarios con una base imponible superior a 33.000 euros cotizan de media a un tipo superior a los 19,39% referidos, y por lo tanto, la ayuda del Gobierno a partir de esta base se va reduciendo progresivamente. Los 1.000 euros iniciales se van acortando desde 796 (aplicando un tipo medio de 20,4%, con una base imponible 33.000-36.000) hasta 681 euros (con un tipo medio del 31,9% para tramos entre 192.000-216.000).

Por otro lado, siguiendo el tipo marginal que se aplica en España, que oscila entre el 24,75% y el 56% (este tope máximo se aplica por ejemplo en Cataluña), y sin aplicar ningún tipo de deducción, la ayuda gubernamental del PIVE oscilaría entre 440 euros y 752,5 euros.

75.000 operaciones
Pese al coste de estas ayudas para el consumidor (asignacioens reducidas en un 19,39% de media), el sector espera que el Plan PIVE cumpla el objetivo: vender 75.000 vehículos nuevos en seis meses (del 1 de octubre al 31 de marzo). El Gobierno ha destinado 75 millones de euros para estimular así la demanda interna, y trata de borrar el efecto demoledor de la subida del IVA de septiembre, que dejó el peor mes de la historia en matriculaciones de turismos (con un desplome superior al 36%).

No obstente, las cifras que persigue el plan no salvarán de golpe a la industria, ni van a solucionar el gran problema del automóvil (fábricas trabajando a medio gas, desplome de ventas, caída de las exportaciones, concesionarios en números rojos durante año y medio...). En lo que va de año, se matriculan unos 52.000 turismos mensuales de media (los vehículos con mayor cuota y tirón en ventas) y el plan prevé añadir a la demanda unos 12,500 vehículos adicionales al mes, entre turismos y furgonetas pequeñas, con un coste inferior a 25.000 euros (el Plan deja fuera a los vehículos comerciales).

Más allá de estas cifras, el sector aplaude insistentemente el plan; primero, porque los fabricantes y concesionarios han recibido ayudas cuando el Gobierno está aplicando fuertes recortes en todos los sectores; y segundo, porque estas tiene un efecto dinamizador sobre otras empresas de la industria automovilística (aseguradoras, postventa, talleres, financieras, etc..). Las ayudas se transformarán en 1.500 millones, según los cálculos de Anfac.

De hecho, las cuatro grandes patronales del sector del automóvil (Anfac, Aniacm, Faconauto y Ganvam) confían en que este plan suponga un cambio de confianza en el consumidor, al ser la primera noticia positiva con un posible impacto en el consumo. Aprovechando este marco, las marcas han abierto una gran batalla comercial desde el pasado 1 de octubre y ofrecen vehículos que se ajustan al Plan PIVE con descuentos de hasta 8.000 euros (vehículos eficientes de menos de 25.000 euros). Aún es pronto para analizar si el recorrido del Plan pero las primeras impresiones son positivas.

Según algunos concesionarios, el número de visitas a la tienda se ha incrementado desde el anuncio del plan. Desde este lunes, el plan PIVE arranca en la práctica, ya que los concesionarios contarán con las herramientas necesarias y podrán empezar a solicitar las ayudas del Gobierno para sus clientes. Ahora queda por ver si a las marcas le saldrán o no las cuentas con estos descuentos tan agresivos, hasta ahora nunca vistos. El gran beneficiario, sin duda, será el Estado: de cada euro invertido en la industria del automóvil, recupera tres por el efecto fiscal (IRPF, impuesto de matriculación...).

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