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IA: si los abogados tuvieran que competir con robots, ¿quién ganaría?

IA: si los abogados tuvieran que competir con robots, ¿quién ganaría?

Los robots de hoy no tienen nada que ver con los que salían en las películas de los años 80 y 90. Más que una forma humana, la inteligencia artificial desarrolla cerebros que poco a poco son capaces de discernir entre múltiples posibilidades y aplicar soluciones a los problemas. Poco a poco se van abriendo paso en diferentes ámbitos profesionales, con éxito, por ejemplo, en la Bolsa. Y ahora, le llega el turno a los abogados, que empiezan a sumarse a los profesionales que se preguntan: ¿Será la inteligencia artificial la responsable de que me quede sin trabajo?

La respuesta corta es no. La larga implica más variables, pero es más sencillo verlo con un ejemplo práctico. Unos estudiantes de Derecho de la Universidad de Cambridge han desarrollado una firma, Case Cruncher Alpha, cuyos algoritmos han logrado obtener mejores resultados que algunos de los bufetes más prestigiosos de la capital británica a la hora de predecir los resultados de cientos casos de incumplimientos de pagos.

El experimento reunió por un lado a más de 100 abogados de la ciudad para luchar contra ‘la máquina’. Éstos tenían que estudiar cientos de casos reales y determinar cuáles de ellos tendrían éxito a la hora de reclamar ante la autoridad británica reguladora en estas materias, las Financial Ombudsman. Se trataba de casos que habían sido resueltos anteriormente, por lo que no había problema en demostrar qué predicciones habían tenido éxito y cuáles no.

Los abogados humanos acertaron en el 66,3% de los casos, mientras que el programa Case Cruncher Alpha predijo correctamente el 86,6%

De las 775 predicciones, los abogados humanos acertaron en el 66,3% de los casos, mientras que el programa Case Cruncher Alpha predijo correctamente el 86,6%, una diferencia notable de casi 20 puntos porcentuales.

Los resultados de esta prueba demuestran la utilidad potencial de los sistemas informáticos en el ámbito judicial, algo de lo que ya se han dado cuenta muchas firmas estadounidenses. La encuesta 'Law Firms in Transition Survey', de la consultora legal Altman Weil, desglosa que seis de cada diez despachos estadounidenses apuestan ya por distintas herramientas informáticas específicas para realizar tareas ‘pasivas’, como el ejemplo anterior, y dar más espacio a los abogados para centrarse en tareas que aporten un valor añadido y humano. Además, el 84% de estas firmas legales considera que la implantación de la inteligencia artificial será una de las herramientas que perdurarán en el futuro, no como algo pasajero.

Ross, con la tecnología de IBM

Uno de los robots que se ha hecho más famoso en los últimos meses es el que han construido unos estudiantes de la Universidad de Toronto, Ross Intelligence. Utiliza la herramienta de Inteligencia Artificial IBM Watson (utilizada con éxito en otros ámbitos como el de la sanidad) y está respaldado también por Dentons.

Gracias a sus algoritmos, quien lo utilice podrá realizarle preguntas sobre distintos temas legales y obtener una respuesta. No hace falta ningún código para ello, ya que Ross está programado para entender el lenguaje humano y responder con las leyes y los códigos correspondientes. Además, el sistema Watson le permite retroalimentarse con su actividad e ir adquiriendo más conocimientos y más capacidad de respuesta a medida que va ejerciendo su actividad.

Sin duda, un abogado humano podría llevar a cabo sus consultas de forma manual buscando leyes, libros, archivos o jurisprudencia. Pero con un sistema así, el proceso se agiliza en gran medida.

Sin embargo, Ross no es el único robot. La firma Allen & Overy ha llegado a un acuerdo con Deloitte para desarrollar Margin Matrix, con el que busca reducir los tiempos para revisar documentos de normativa burocráticos de los grandes bancos. Este sistema recoge los requisitos regulatorios correspondientes y es capaz de preparar los nuevos contratos a través de un análisis jurídico y un proceso de redacción automatizados, con lo que cada entidad podrá adaptar a las nuevas normativas la documentación sobre el mantenimiento de garantías.

Algo parecido es lo que hace también Kira Systems, que utiliza algoritmos para analizar contratos a personas y a firmas legales (lo que se conoce como 'due diligence') con todas sus cláusulas en pocos minutos y con menos riesgo de cometer errores.

Robots, por ahora, que no están extendidos por todo el ámbito judicial. Sin embargo, la tendencia a favor de implementar la inteligencia artificial va al alza. Y no, no precisamente para quitar trabajo, sino para facilitar el que los profesionales ya tienen y permitir que se dediquen a cuestiones menos mecánicas y más cualitativas.

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