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'The Party' o cómo la verdad abofetea a una panda de progres

'The Party', la tragicomedia en blanco y negro dirigida por Sally Potter

Nueva York, 1970. Esquina de la calle 72 con Central Park. El periodista Tom Wolfe se cuela en el Edificio Dakota para asistir al "fiestón" que ha organizado el aclamado director de orquesta Leonard Bernstein en su lujoso ático dúplex de 13 habitaciones. El resultado es 'Radical Chic: That Party at Lenny's', una sátira publicada en la revista semanal New York -suplemento de New York Herald Tribune que nació para hacer competencia al popular magazine The New Yorker- donde se desenmascaraba a la "izquierda exquisita", por traducir sus adjetivos de alguna manera.

La hilarante pluma de Wolfe describía como el matrimonio Bernstein y sus amigos progresistas burgueses abrazaban la causa de los Panteras Negras, mientras comían bocaditos de roquefort con vitutas de nuez

La hilarante pluma de Wolfe describía como el matrimonio Bernstein y sus amigos progresistas burgueses abrazaban en aquella cena la causa de los Panteras Negras, los miembros del partido nacionalista negro, socialista y revolucionario. Habían traído a Robert Bay que, tan solo 41 horas después de ser arrestado por un altercado con la policía en Queens, charlaba distendidamente en uno de los salones del apartamento con el pianista Cheray Duchin. Todo para recaudar fondos con los que financiar la organización. ¿De canapés? Bocaditos de roquefort con virutas de nuez y puntitas de espárragos con mayonesa que, de acuerdo al periodista, terminaron "estampados" en la garganta del invitado excepcional.

Las actrices Patricia Clarkson y Kristin Scott en una de las escenas del filme

El disfraz y la convicción

Según Wolfe, una de las distinguidas invitadas estaba emocionada "por conocer a su primer pantera negra" y los Bernstein habían decidido no tener gente de color a su servicio "para no ofender a los activistas invitados", aunque sí mucamas sudamericanas ataviadas con uniformes impolutos. El ensayo sobre aquella izquierda caviar concentrada entre cuatro paredes era el retrato la actividad de las élites sociales, dirigida más a disfrazar una postura de izquierdas que a mostrar una verdadera convicción política.

Casi 50 años después de que Tom Wolfe hablase de los 'radical chic', la cineasta británica Sally Potter presenta en España 'The Party', una tragicomedia en blanco y negro sobre la quiebra del laborismo

Casi 50 años después del nacimiento del concepto radical chic, en plena revolución pijiprogre, la cineasta británica Sally Potter presenta en España su última obra, The Party, una película en blanco y negro de 71 minutos en la que, con un humor más elegante que Wolfe, va revelando la realidad que esconden un grupo de amigos con ideas socialistas, intelectuales y que confían en la democracia y la sanidad pública universal.

The Party, ambientada en el Londres de las elecciones de 2015 -cuando el conservador David Cameron sepultó a su mayor rival, Ed Miliband- es el retrato tragicómico de una serie de personajes, pero también de la quiebra de la clase política británica, sobre todo del laborismo. De hecho, "party" significa "fiesta" en inglés, pero también "partido político".

Timothy Spall es otro de los actores que aparecen en la película de Potter

Un broker, un hippie y una ministra

Janet (Kristin Scott Thomas) acaba de ser nombrada ministra de Sanidad del Gobierno, por lo que decide organizar una cena con sus más allegados. Mientras trata de preparar los aperitivos, todo el mundo la felicita alegremente por teléfono, estado anímico que no parece compartir su marido Bill (Timothy Spall), que bebe vino abatido en el salón. Llega April (Patricia Clarkson), la mejor amiga -y también la más cínica- de la anfitriona, acompañada por su marido Gottfried (Bruno Ganz), un hippie de origen alemán que defiende la medicina no tradicional y que se gana la vida como 'coach' de crecimiento personal.

Me apatecía contar cómo nos relacionamos en la vida cotidiana con todas esas heridas políticas y con humor"

Acto seguido aparecen Martha (Cherry Jones) y Jinny (Emily Mortimer), que aunque no están muy seguras de su relación sentimental se han lanzado a la aventura, una con más ganas que la otra, de ser madres 'in vitro'. El último en llegar es Tom (Cillian Murphy), un atractivo broker que irrumpe en la casa del centro de Londres, nervioso, sin su esposa Marianne.

"Es una historia trágica ambientada dentro de una comedia. A veces, la ruta más directa para tratar un tema puede ser la comedia. Además, todo ocurre en un mismo espacio, casi en tiempo real, tardamos una semana en rodar y está en blanco y negro porque el color tiende a dar demasiada información y a alejarse de lo realmente importante. Vivimos en un mundo donde estamos bombardeados por imágenes, somos consumidores pasivos de muchas cosas", cuenta Potter a altavoz tras la proyección de su película en la Academia de Cine.

Patricia Clarkson y Bruno Ganz interpretan a un matrimonio disparatado

La cultura 'selfie'

"Cuando escribo lo hago en forma de novela y prefiero que los personajes me lleguen a mí primero, luego voy con mucha ilusión a buscar a los actores. Kristin [actriz británica afincada en Francia] llevaba tres años sin hacer una película, pero cuando leyó el guion quiso formar parte del elenco. Trabajo mucho con cada actor de manera individual", revela. "Quería que todos los personajes parecieran distintos y todo se viese desde los distintos puntos de vista porque, así, cuando llegase la conversación, esta sería más rica", añade.

Quería que todos los personajes parecieran distintos y todo se viese desde los distintos puntos de vista porque, así, cuando llegase la conversación, esta sería más rica"

La cineasta cuenta que comenzó a escribir en plenas elecciones generales de 2015, cuando "todos decían que sus partidos eran de centro y mentían con una vehemencia repugnante": "Quería contar cómo nos relacionamos en la vida cotidiana con todas esas heridas políticas y con humor". En aquel momento el fenómeno de las fake news y la cultura selfie no estaba tas extendido, pero los personajes de The Party el abismo que hay entre lo que quieren ser y lo que realmente son, un agujero cada vez más profundo cavado por las redes sociales.

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