Quantcast

Educación

Los padres que hacen los deberes a sus hijos perjudican su rendimiento académico

El estudio demuestra que la confianza mejora los resultados académicos

En toda clase hay perfiles de alumnos que se repiten. También de padres y madres. Si bien los expertos coinciden en que la despreocupación y desinterés de las familias por los deberes y estudios de los menores suelen generar desmotivación, tampoco es bueno preocuparse por exceso. Hacerles los deberes de matemáticas, los de lengua o, incluso, las manualidades, no mejora su rendimiento académico. Lo revela un estudio del Grupo de Investigación en Psicoloxía Educativa (Giped) de la Universidade da Coruña sobre el papel de la familia en la motivación académica de los hijos al que 'Vozpópuli' ha tenido acceso.

La investigación -para la que se han encuestado a casi 900 estudiantes de quinto y sexto de primaria de trece colegios públicos españoles- se refiere en este caso a las matemáticas, pero los modelos explicativos son similares para el rendimiento en otras áreas según sus autores. "La principal desventaja de que los padres controlen directamente los deberes de sus hijos es que los centran en el hecho de llevar los deberes terminados para no ser enjuiciados por los demás. Y, sin quererlo, acaban dirigiendo sus preocupaciones  hacia la propia imagen y las calificaciones en lugar de procurar que los hijos encaren su aprendizaje por interés, con la intención de mejorar sus conocimientos y sus habilidades", dice Susana Rodríguez, responsable de la investigación.

Confianza e interés

Los resultados del trabajo constatan que trasmitir a los hijos confianza en sus posibilidades y mostrar interés por su progreso y trabajo escolar es una actitud que motiva mejor a los hijos. "Los padres que preguntan a sus hijos por lo que están haciendo en el colegio o por las dificultades que están teniendo, y tienen en cuentan y priorizan los deberes y el estudio de sus hijos, estarían trasladando la creencia de que el trabajo escolar es valioso, contribuyendo de este modo a que el estudio se aborde con mayor interés", aclara Rodríguez.

Cuando el niño se encuentra a solas con sus deberes escolares aprende a gestionar su tiempo y esfuerzo y tiene la oportunidad de reflexionar"

¿En qué tipo de adolescentes se convertirán los niños que hoy hacen los deberes con sus madres y padres? De acuerdo a la académica, si queremos conseguir que nuestros adolescentes sean capaces de tomar decisiones y resolver problemas por ellos mismos el aprendizaje que implica asumir progresivamente, la responsabilidad de sus deberes puede convertirse en una herramienta muy útil. 

"Cuando el niño se encuentra a solas con sus deberes escolares aprende a gestionar su tiempo y esfuerzo y tiene la oportunidad de reflexionar sobre las tareas a las que se enfrentan y sobre sí mismo. Esta reflexión individual puede contribuir a que los adolescentes sean más eficaces a la hora de reconocer los pros y los contras de las diferentes situaciones y contextos a los que se tendrán que enfrentar así cómo a un mejor conocimiento de sí mismos, de sus potenciales y limitaciones, de sus preferencias y sus recursos a la hora de resolver problemas", señala.

El rol de las familias

Según el estudio, los padres deben facilitar y supervisar los deberes, ofrecer orientación pero no respuestas, estar disponibles para responder a preguntas sencillas, ofrecer retroalimentación positiva, proporcionar un tiempo y lugar tranquilo y bien iluminado para que sus hijos estudien, garantizar que los materiales necesarios estén disponibles, ayudar con el tiempo y la gestión de la carga de trabajo y ponerse en contacto con el profesor si hay algún problema que no pueden resolver. Por otro lado, mejorar las habilidades de los padres para que puedan ayudar eficazmente con los deberes puede ser también especialmente importante.

A pesar de que el niño no ha llevado los deberes hechos ha aprendido de ese proceso: ha descubierto lo que sabe y no sabe realmente"

"Evidentemente los deberes que son realizados con la supervisión directa de los padres no pueden garantizar en ningún caso que el niño o la niña haya aprendido el contenido o domine el procedimiento que se está trabajando. El papel de los padres cuando los niños no saben hacer los deberes es ayudarles a identificar la dificultad que están teniendo, poner en palabras donde y porque no son capaces de hacerlo", explica Rodríguez. De este modo, insiste, el alumno llegará al aula con una duda bien elaborado, no ha podido hacer tal o cual ejercicio o tarea porque no entiende.

"Es aquí donde el docente puede volver a explicarle esa idea o enseñarle ese paso que no se ha entendido. A pesar de que el niño no ha llevado los deberes hechos ha aprendido de ese proceso: ha descubierto lo que sabe y no sabe realmente, ha tomado la decisión de pedir ayuda para resolver sus dificultades y ha aprendido cómo plantear sus dudas de un modo adaptativo", concluye.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.